Resumen:
Cuando se habla de los
pobres en las bienaventuranzas, se puede indicar que se refiere a la
gente humilde de corazón, aunque no sea humilde materialmente… La virtud de la
pobreza es el testimonio de quienes han elegido el amor de Dios como único
tesoro y riqueza, que buscan el Reino de Dios como única heredad.
Debemos entender que la
felicidad no es un producto, sino un proceso. No es un objeto que se puede comprar,
sino un trabajo que requiere un esfuerzo espiritual. La felicidad no es un
premio, sino una consecuencia.
La primera
bienaventuranza es clave para entender el resto: "Felices los pobres,
porque a ellos les pertenece el Reino de los cielos". La sabiduría
consiste no en poder satisfacer todas las necesidades, sino en tener cada vez
menos necesidades que satisfacer.
Las bienaventuranzas y
la pobreza
Quizás uno de los
aspectos difícil de entender en La Biblia es lo indicado en las
bienaventuranzas en la que se menciona: Felices los pobres. Y desde luego lo que
significa el ser pobre.
Un punto de partida
puede ser el siguiente (1):
En
la Biblia las bienaventuranzas se presentan en dos versiones, una de Mateo y
una de Lucas, que parecen opuestas en algunos aspectos esenciales. Principalmente
interesa examinar cómo ambas comprenden la promesa o el anuncio de felicidad
para los pobres. La versión de Lucas dice: “Felices los pobres porque de
ustedes es el reino de Dios” (Lc 6,21), mientras que la de Mateo señala:
“Felices los que tienen el espíritu del pobre porque de ellos es el reino de
los cielos”, o “pobres en espíritu”, o “pobres de espíritu” (Mt 5,3). Ambos
evangelios coinciden en que el reino y la felicidad son para los pobres, pero
parecen discrepar sobre quién debe ser considerado tal
(1).
Específicamente, el
significado de los “pobres de espíritu” (2):
Es
una persona que reconoce su miseria espiritual en la presencia de Dios.
Un pobre en espíritu es quien sabe que esta arruinado espiritualmente cuando
estamos sin Dios. Es quien que está desprovisto de toda virtud y reconoce
su pobreza total ante el Señor (2).
Las diferencias de
ambos evangelios respecto a los pobres, lo podemos revisar en (3):
Si
en Lucas se dice que los pobres reales son felices, es porque Dios ya está
trabajando por y para ellos. Esa es su misión.
Lo que la versión de Mateo estaría añadiendo es que los pobres espirituales o
discípulos, están llamados a colaborar con esa misión: la liberación de los
pobres reales (3).
Se debe tener presente
a modo de aclaración (4):
… los pobres no son
felices porque son pobres, sino porque van a recibir el Reino… La fe
cristiana no justifica ni enaltece la pobreza, sin embargo, nos invita a vivir
una vida despojada de aquello que entorpece una vida de seguimiento pleno a
Jesús (4).
En términos generales,
se puede mencionar que cuando se habla de los pobres (5):
Se
refiere a la gente humilde de corazón, aunque no sea humilde materialmente
y poniéndola por obra. La virtud de la pobreza es el testimonio de
quienes han elegido el amor de Dios como único tesoro y riqueza, que buscan el
Reino de Dios como única heredad (5).
Se entrega a
continuación mayores antecedentes del tema de la pobreza que es referida en las
bienaventuranzas y la felicidad, transcribiendo extractos del artículo del Pbro.
José Manuel Fernández: “Mendigo de felicidad” (6).
Mendigo de
felicidad (6).
Jesús, levantando los
ojos hacia sus discípulos, dijo:
"¡Felices ustedes,
los pobres, porque el Reino de Dios les pertenece!
¡Felices ustedes, los
que ahora tienen hambre, porque serán saciados!
¡Felices ustedes, los
que ahora lloran, porque reirán!
¡Felices ustedes,
cuando los hombres los odien, los excluyan, los insulten y los proscriban,
considerándolos infames a causa del Hijo del hombre!
¡Alégrense y
llénense de gozo en ese día, porque la recompensa de ustedes será grande en el
cielo! ¡De la misma manera los padres de ellos
trataban a los profetas!
Pero ¡ay de ustedes los
ricos, porque ya tienen su consuelo!¡
Ay de ustedes, los que
ahora están satisfechos, ¡porque tendrán hambre!
¡Ay de ustedes, los que
ahora ríen, porque conocerán la aflicción y las lágrimas!
¡Ay de ustedes cuando
todos los elogien!” (Lc 6,20-26).
Las
Bienaventuranzas son la biografía de Jesús: él fue pobre, tuvo hambre, lloró,
lo odiaron, excluyeron, insultaron, lo proscribieron. Son un camino ascético, teniendo
en cuenta que esta significa esencialmente, ejercitarse en la libertad
interior.
"Ascesis"
significa ejercicio, adiestramiento. Nos adiestramos en las actitudes que Jesús
nos muestra en las bienaventuranzas.
Mientras que el
evangelista Mateo presenta nueve bienaventuranzas, Lucas indica cuatro. El
evangelio de este día comienza afirmando que "Jesús, levantando la
mirada hacia sus discípulos", les proclamó las bienaventuranzas.
Les enseña que levantando la mirada podemos descubrir la felicidad auténtica.
Con ojos nuevos se puede descubrir la novedad de Dios. Y también hay que
mirar hacia dentro. Por eso el filósofo danés Sören Kierkegaard (1813-1855)
advertía que:
"La
puerta de la felicidad se abre hacia dentro, hay que retirarse un poco para
abrirla: si uno la empuja, la cierra cada vez más".
El hombre es un mendigo
de felicidad. Todos la deseamos, aunque no muchos la descubren.
El Maestro
habla, y comienza así: "Felices ustedes". La primera palabra es una
garantía: "he venido a traerles la alegría".
La religión es
para que la persona humana encuentre el gozo. Evangelio significa "buena
noticia". Con lo cual, la tristeza, la melancolía, el miedo, y el
pesimismo están en contra del evangelio.
Gilbert Chesterton ha
escrito:
"Un
cristiano triste es un cristiano fracasado".
La Madre Teresa de
Calcuta recomendaba a sus monjas:
"Lleven
siempre la alegría. El bien hay que hacerlo con alegría: si están tristes, no
pueden anunciar a Dios a nadie, porque Dios es feliz".
Y san Juan XXIII llegó
a decir:
"¿Saben
por qué siempre estoy contento? Porque no encuentro ningún motivo para estar
triste".
¡Cuánta razón tenía! La
serenidad y la paz del corazón son irrenunciables para un verdadero creyente si
es que quiere ser creíble. Habría que comprender que la felicidad no es un
producto, sino un proceso. No es un objeto que puedo adquirir en la
góndola de un supermercado, sino un trabajo ascético que requiere un esfuerzo
espiritual. La felicidad no es un premio, sino una consecuencia. En esta línea
puede suceder que también en las tinieblas de un campo de concentración nazi,
puedan florecer las bienaventuranzas en el alma.
No hay que confundir
estar feliz con estar divertido o satisfecho. Es verdad que una cosa es la
satisfacción, el estar contento y, otra, el intento de alcanzar la felicidad.
"Estar contento" es sinónimo, al menos etimológicamente, no en el uso
actual, de "estar contenido", es decir ubicado dentro de los propios
límites y sin querer sobrepasarlos.
La primera
bienaventuranza es clave para entender el resto: "Felices los pobres,
porque a ellos les pertenece el Reino de los cielos". En este aspecto,
la sabiduría consiste no en poder satisfacer todas las necesidades, sino en
tener cada vez menos necesidades que satisfacer. Como dice el poeta chileno
Pablo Neruda (1904-1973):
"La
felicidad no es exterior sino interior; por lo tanto, no depende de lo que
tenemos sino de lo que somos".
La felicidad de las
bienaventuranzas
El Pbro. José Manuel
Fernández nos enseña que:
Habría que comprender
que la felicidad no es un producto, sino un proceso. No es un objeto que
puedo adquirir…, sino un trabajo que requiere un esfuerzo espiritual. La
felicidad no es un premio, sino una consecuencia.
No hay que confundir
estar feliz con estar divertido o satisfecho. Es verdad que una cosa es la
satisfacción, el estar contento y, otra, el intento de alcanzar la felicidad.
La primera
bienaventuranza es clave para entender el resto: "Felices los pobres,
porque a ellos les pertenece el Reino de los cielos". En este aspecto,
la sabiduría consiste no en poder satisfacer todas las necesidades, sino en
tener cada vez menos necesidades que satisfacer.
Un abrazo,
Referencias:
(1) “¿Felices
los pobres (Mt 5,3)? Evidencia empírica para confrontar una promesa evangélica”,
https://www.redalyc.org/journal/2911/291166073010/html/,
24 septiembre 2020.
(2) Citado
en: Diana Paz, “Devocional: ¿Quién es un pobre en espíritu?”, https://web.ucenm.net/2020/02/10/devocional-quien-es-un-pobre-en-espiritu/,
10 febrero 2020.
(3) “¿Felices
los pobres (Mt 5,3)? Evidencia empírica para confrontar una promesa evangélica”,
https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-92732020000300231#:~:text=Si%20en%20Lucas%20se%20dice,liberaci%C3%B3n%20de%20los%20pobres%20reales.,
diciembre 2020.
(4) Citado
en: “Lucas 6, 20-26: ¡Felices Ustedes, Los Pobres, ¡Porque El Reino De Dios Les
Pertenece!”, https://boosco.org/www/2019/09/10/lucas-6-20-26-felices-ustedes-los-pobres-porque-el-reino-de-dios-les-pertenece/,
11 septiembre 2019.
(5) “¿Qué
significa pobre en la Biblia?”, https://aleph.org.mx/que-significa-pobre-en-la-biblia,
20 marzo 2021.
(6) Citado
en: Pbro. José Manuel Fernández, “Mendigo de felicidad”, https://www.diariodecuyo.com.ar/columnasdeopinion/Mendigo-de-felicidad-20220212-0044.html,
14 febrero 2022.
(7) Imagen
obtenida de: https://slideplayer.es/slide/1131609/,
consultado 4 mayo 2022.
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