Empecemos entonces por decir que ser feliz es, sobre todo, una decisión personal.
Bien decía Abraham Lincoln que cada persona es tan feliz como se propone serlo. Cada día, cada mañana al levantarte, tienes la oportunidad de escoger entre ser feliz o infeliz, entre hacer de ese, un día memorable o simplemente un día más.
Ser feliz es una actitud. Cada vez que encaras una nueva empresa, cada vez que afrontas cualquiera de las situaciones que la vida te presenta, cada situación imprevista que encuentres a lo largo del camino te da la oportunidad de responder positivamente o de reaccionar negativamente, y es precisamente esta respuesta la que determina el grado de felicidad o infelicidad que experimentemos como resultado de este evento.
Ser feliz es no permitir que el tráfico, o la lluvia, o el calor, o el frío, o el tener que esperar en fila a ser atendido, determine tu estado de ánimo. Ser feliz es hacer lo que amamos y amar lo que hacemos, es tener grandes expectativas de nuestra vida, y esperar siempre lo mejor de las demás personas.
Pero, sobre todo, ser feliz es experimentar un balance en nuestras vidas. Es poseer metas que respondan a todas y cada una de las facetas de nuestra vida y asegurarnos que día a día caminemos hacia la realización de dichas metas. Es poseer metas personales, profesionales y familiares, y hacerlas parte de un plan de acción que nos ayude así a mantener un balance en nuestras vidas.
Referencia:
Resumen de “Ser Feliz”, Dr. Camilo Cruz, www.elexito.com, 02 septiembre de 2011.
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