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jueves, 6 de febrero de 2020

El ver la parte buena de las cosas nos hace más Felices


Las personas felices ven la parte buena de las cosas e interpretan los eventos de la vida y las situaciones cotidianas en forma más positiva.

Resumen:
Se ha dado cuenta que el color de las cosas está de acuerdo con los “lentes que se mire”. Si los cristales son verdes, veremos todo en tonalidades de verde. Y si ese es nuestro color favorito, veremos todas las cosas de maravilla. En el caso contrario, que no nos guste el verde, no estaremos tan contento.
Podemos aprender a ver la parte buena de las cosas, lo que es relevante porque influye en nuestro nivel de felicidad. Y la felicidad tiene un impacto significativo en la percepción de la realidad. De esta manera se generan círculos virtuosos que mejorar la realidad.
Se entregan antecedentes de las investigaciones sobre el tema, de la connotada especialista Dra. Sonja Lyubomirsky.

¿Cómo vemos el mundo?
La prueba psicológica del “vaso medio lleno o medio vacío”, es una de las pruebas clásicas para conocer la forma como ven el mundo las personas. Se coloca un vaso “medio lleno” frente al observador (persona a la que se aplica la prueba), y se le pide que indique que es lo que ve.
Desde luego que una de las preguntas que se nos vienen a la cabeza es: ¿porque las personas ven cosas diferentes? Existe mucha investigación al respecto.
Una de las investigadoras en este tema es la Dra. Sonja Lyubomirsky, que es profesora del Departamento de Psicología de la Universidad de California. Ella se graduó summa cum laude por la Universidad de Harvard y se doctoró en Psicología social y de la personalidad por la Universidad de Stanford.
Se entrega a continuación un extracto del artículo de José Luis Zunni, “La felicidad contribuye a una sociedad mejor, más sana y más fuerte” (Sonja Lyubomirsky)” (1), que proporciona antecedentes del porque las personas felices interpretan los eventos de la vida muy diferentes a las personas infelices.

“La felicidad contribuye a una sociedad mejor, más sana y más fuerte” (1):
Lyubomirsky dice que “siempre me ha impresionado la capacidad de algunas personas para ser notablemente felices, incluso ante el estrés, el trauma o la adversidad”.
Entonces, centró su investigación en entender por qué algunas personas son más felices que otras, para lo cual exploró los procesos cognitivos y motivacionales que distinguen a las personas que muestran niveles excepcionalmente altos y bajos de felicidad. O sea, el método es sencillo: qué diferencia a una persona muy feliz de una que no lo es tanto.
Lyubomirsky analizó lo que se llama comparación social, o sea la persona que se estudia en su relación con compañeros y amigos. También lo que se conoce como “la reducción de la disonancia” (cómo las personas justifican las elecciones triviales e importantes en sus vidas). Otros factores fueron la autoevaluación (cómo las personas se juzgan a sí mismas) y la percepción de las personas (cómo las personas piensan sobre los demás).

¿Cuál fue su descubrimiento?
Que las personas verdaderamente felices interpretan los eventos de la vida y las situaciones cotidianas de una forma en la que parecen mantener su felicidad, mientras que las personas infelices interpretan las experiencias de manera que parecen reforzar la infelicidad.
O sea, que cuando nuestro ánimo está siendo invadido por sentimientos de infelicidad es que nuestra percepción de las cosas, la vida cotidiana y todo lo que nos rodea es ampliamente negativa, una visión escéptica y negacionista por naturaleza. Lo que no quiere decir que sea así realmente (para un observador externo de las mismos actos, cosas y circunstancias).
En cierto sentido, la felicidad y el sentimiento tan importante de sentirnos felices, tiene un impacto definitivo en la percepción de la realidad que nos rodea, que puede convertirse en más buena o adversa, en más flexible o más rígida, en más empática la relación con otras personas o más distante y que alimenta la desconfianza.
Es una fuerza centrípeta que condiciona no sólo nuestro ánimo y estado emocional en un momento puntal. ¡No! Va mucho más lejos aún: determina nuestra personalidad.
Por eso, cuando nos referimos a la personalidad de un familiar, amigo, compañero de profesión, jefe, etc., llegamos a decir con frecuencia eso de que “tiene una fuerte personalidad” o “es cambiante como el tiempo”, porque no marca su actitud la conducta de un solo día, sino su esencia como persona más o menos feliz. Además, esta felicidad o su carencia, también la transmite a su entorno, generalmente las personas que están siendo más afectadas por dicho comportamiento.

En cuanto a los beneficios de la felicidad
Sonja Lyubomirsky se pregunta si “¿es la felicidad algo bueno? ¿O simplemente se siente bien?”. Pero en realidad va mucho más allá del sentimiento (ese sentirse bien) y pasa al ámbito de la salud física y mental y la influencia, así como contagio que tiene en los subgrupos familiares, de amigos, compañeros de trabajo, etc.

La felicidad y la realidad:
La felicidad tiene un impacto significativo en la percepción de la realidad. La que puede convertirse en más buena o adversa, según el nivel de felicidad de las personas. De acuerdo con los “lentes que se mire” si el nivel de felicidad es alto, se generarán círculos virtuosos que mejoran la realidad, y viceversa.
Nuestro desafío es aprender a ver la parte buena en todas las cosas que miramos y así iniciar los círculos virtuosos.

Un abrazo,










Referencias:
(1)  Citado en: José Luis Zunni, ““La felicidad contribuye a una sociedad mejor, más sana y más fuerte” (Sonja Lyubomirsky), https://www.media-tics.com/noticia/9232/prefiero-entender-un-por-que/la-felicidad-contribuye-a-una-sociedad-mejor-mas-sana-y-mas-fuerte-sonja-lyubomirsky.html, 3 diciembre 2019.
 


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