Las personas
felices ven la parte buena de las cosas e interpretan los eventos de la vida y
las situaciones cotidianas en forma más positiva.
Resumen:
Se ha dado cuenta que
el color de las cosas está de acuerdo con los “lentes que se mire”. Si los cristales
son verdes, veremos todo en tonalidades de verde. Y si ese es nuestro color
favorito, veremos todas las cosas de maravilla. En el caso contrario, que no
nos guste el verde, no estaremos tan contento.
Podemos aprender a ver
la parte buena de las cosas, lo que es relevante porque influye en nuestro
nivel de felicidad. Y la felicidad tiene un impacto significativo en la
percepción de la realidad. De esta manera se generan círculos virtuosos que
mejorar la realidad.
Se entregan
antecedentes de las investigaciones sobre el tema, de la connotada especialista
Dra. Sonja Lyubomirsky.
¿Cómo vemos el mundo?
La prueba psicológica
del “vaso medio lleno o medio vacío”, es una de las pruebas clásicas para
conocer la forma como ven el mundo las personas. Se coloca un vaso “medio
lleno” frente al observador (persona a la que se aplica la prueba), y se le
pide que indique que es lo que ve.
Desde luego que una de
las preguntas que se nos vienen a la cabeza es: ¿porque las personas ven cosas diferentes?
Existe mucha investigación al respecto.
Una de las
investigadoras en este tema es la Dra. Sonja Lyubomirsky, que es profesora del
Departamento de Psicología de la Universidad de California. Ella se graduó
summa cum laude por la Universidad de Harvard y se doctoró en Psicología social
y de la personalidad por la Universidad de Stanford.
Se entrega a
continuación un extracto del artículo de José Luis Zunni, “La felicidad
contribuye a una sociedad mejor, más sana y más fuerte” (Sonja Lyubomirsky)”
(1), que proporciona antecedentes del porque las personas felices interpretan
los eventos de la vida muy diferentes a las personas infelices.
“La felicidad
contribuye a una sociedad mejor, más sana y más fuerte” (1):
Lyubomirsky dice que “siempre
me ha impresionado la capacidad de algunas personas para ser notablemente
felices, incluso ante el estrés, el trauma o la adversidad”.
Entonces, centró su investigación
en entender por qué algunas personas son más felices que otras, para lo cual
exploró los procesos cognitivos y motivacionales que distinguen a las personas
que muestran niveles excepcionalmente altos y bajos de felicidad. O sea, el
método es sencillo: qué diferencia a una persona muy feliz de una que no lo
es tanto.
Lyubomirsky analizó lo
que se llama comparación social, o sea la persona que se estudia en su relación
con compañeros y amigos. También lo que se conoce como “la reducción de la disonancia”
(cómo las personas justifican las elecciones triviales e importantes en sus
vidas). Otros factores fueron la autoevaluación (cómo las personas se juzgan a
sí mismas) y la percepción de las personas (cómo las personas piensan sobre los
demás).
¿Cuál fue su
descubrimiento?
Que las personas
verdaderamente felices interpretan los eventos de la vida y las situaciones
cotidianas de una forma en la que parecen mantener su felicidad, mientras que
las personas infelices interpretan las experiencias de manera que parecen
reforzar la infelicidad.
O sea, que
cuando nuestro ánimo está siendo invadido por sentimientos de infelicidad es
que nuestra percepción de las cosas, la vida cotidiana y todo lo que nos rodea
es ampliamente negativa, una visión escéptica y negacionista por naturaleza. Lo
que no quiere decir que sea así realmente (para un observador externo de las
mismos actos, cosas y circunstancias).
En cierto
sentido, la felicidad y el sentimiento tan importante de sentirnos felices,
tiene un impacto definitivo en la percepción de la realidad que nos rodea, que
puede convertirse en más buena o adversa, en más flexible o más rígida, en más
empática la relación con otras personas o más distante y que alimenta la
desconfianza.
Es una fuerza
centrípeta que condiciona no sólo nuestro ánimo y estado emocional en un
momento puntal. ¡No! Va mucho más lejos aún: determina nuestra personalidad.
Por eso, cuando nos
referimos a la personalidad de un familiar, amigo, compañero de profesión,
jefe, etc., llegamos a decir con frecuencia eso de que “tiene una fuerte
personalidad” o “es cambiante como el tiempo”, porque no marca su actitud la
conducta de un solo día, sino su esencia como persona más o menos feliz.
Además, esta felicidad o su carencia, también la transmite a su entorno,
generalmente las personas que están siendo más afectadas por dicho
comportamiento.
En cuanto a los
beneficios de la felicidad
Sonja Lyubomirsky se
pregunta si “¿es la felicidad algo bueno? ¿O simplemente se siente
bien?”. Pero en realidad va mucho más allá del sentimiento (ese sentirse
bien) y pasa al ámbito de la salud física y mental y la influencia, así como
contagio que tiene en los subgrupos familiares, de amigos, compañeros de
trabajo, etc.
La felicidad y la
realidad:
La felicidad tiene un
impacto significativo en la percepción de la realidad. La que puede convertirse
en más buena o adversa, según el nivel de felicidad de las personas. De acuerdo
con los “lentes que se mire” si el nivel de felicidad es alto, se generarán
círculos virtuosos que mejoran la realidad, y viceversa.
Nuestro desafío es
aprender a ver la parte buena en todas las cosas que miramos y así iniciar los círculos
virtuosos.
Un abrazo,
Referencias:
(1) Citado
en: José Luis Zunni, ““La felicidad contribuye a una sociedad mejor, más sana y
más fuerte” (Sonja Lyubomirsky), https://www.media-tics.com/noticia/9232/prefiero-entender-un-por-que/la-felicidad-contribuye-a-una-sociedad-mejor-mas-sana-y-mas-fuerte-sonja-lyubomirsky.html,
3 diciembre 2019.
(2) Imagen
obtenida de: https://cuidateplus.marca.com/bienestar/2018/03/01/senales-necesitas-gafas-161814.html,
consultado 05 febrero 2020.
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