Un
relato de Martin E.P. Selígman que es el fundador de la corriente científica de
la Psicología Positiva, que comenta como
su hija Nikki lo ayudo a descubrir su misión de dedicarse a la Psicología
Positiva.
El
Doctor Selígman nos cuenta.
Descubrí
mi misión mientras limpiaba de hojas el jardín junto con mi hija de cinco años.
Nikki. Debo confesar que aunque he escrito un libro y muchos artículos sobre
los niños, no se me dan demasiado bien. Soy una persona orientada hacia
objetivos y un tanto obsesionado por el tiempo, y cuando limpio el jardín, limpio
el jardín. Sin embargo, Nikki iba lanzando las hojas al aíre y cantaba y
bailaba. Como me estaba distrayendo, le grite y ella se marchó. Volvió al cabo
de uno minutos y dijo:
-
Papá, quiero hablar contigo
-
¿Si, Nikki?
-
Papá, ¿te acuerdas de antes de que
cumpliera cinco años? Desde los tres a los cinco era una llorona. Lloraba todos
los días. El día que cumplí cinco años, decidí que no lloraría más. Es lo más
difícil que he hecho en mi vida. Y si yo puedo dejar de lloriquear, tú puedes
dejar de ser un cascarrabias.
Aquello
fue una revelación para mí. Nikki había dado en el clavo con respecto a mi
propia vida. Era un cascarrabias. Había pasado cincuenta años soportando un
clima más bien grisáceo en mi alma y los últimos diez como un nimbo en un hogar
en el que brillaba luz del sol. Probablemente toda la suerte que había tenido
no se debía al hecho de ser cascarrabias, sino que la había tenido a pesar de
ello. En aquel instante decidí cambiar.
Había algo todavía
más importante: advertí que educar a Nikki no consistía en corregir sus
defectos. Lo podía hacer ella sola. Mi objetivo, por el contrario, sería desarrollar aquella fortaleza
precoz que había mostrado, que yo llamo examinar el alma, aunque la denominación
formal sea “inteligencia social”, y ayudarla a modelar su vida en torno a ella.
Dicha fortaleza, bien desarrollada, actuaría de barrera contra sus flaquezas y
contra los avatares de la vida a los que sin lugar a dudas tendría que
enfrentarse. Entonces caí en la cuenta
de que educar a los hijos era mucho más que evitar que vayan por el camino
equivocado. Consistía en reconocer y desarrollar sus fortalezas y virtudes, y
ayudarlos a encontrar el espacio en el puedan expresar de forma plena tales
rasgos positivos.
Pero
si situar a las personas en los lugares en que mejor pueden emplear sus fortalezas
proporciona ventajas sociales, ello tiene también implicaciones importantes
para la psicología.
¿Puede
haber una ciencia psicológica que se centre en lo mejor de la vida? ¿Puede
existir una clasificación de las fortalezas y virtudes que haga que valga la
pena vivir?
¿Pueden
los padres y los profesores emplear dicha ciencia para educar hijos fuertes y
con una buena capacidad de recuperación, dispuestos a ocupar su lugar en un
mundo que les ofrece más oportunidades para realizarse?
¿Pueden
los adultos a enseñarse a sí mismos mejores formas para alcanzar la felicidad y
realizarse?
Una
psicología más apropiada para los niños de todo el mundo considerará que las motivaciones positivas –la amabilidad
afectuosa, la capacidad, la libertad de elección y el respeto por la vida- son
tan auténticas como los motivos más oscuros. Se interesará por sentimientos
positivos como la satisfacción, la felicidad y la esperanza. Se planteará cómo
los niños adquieren las fortalezas y las virtudes cuya puesta en práctica
conduce a tales sentimientos positivos. Se planteará cuáles son las
instituciones positivas –familias unidas, democracia, un círculo moral amplio- que fomentan
tales fortalezas y virtudes. No guiará por vías mejores que conducen a la buena
vida.
Así
mi hija Nikki me ayudó a descubrir mi misión de dedicarme a la Psicología
Positiva.
Referencia:
Martin
E.P. Seligman, "La Autentica Felicidad", Ediciones B.S.A., 2011,
Buenos Aíre, Argentina, Marzo 2012, pp54.
Querido hermano Victor Hugo, me ha gustado mucho lo leído, y desde ahora me va a encantar que puedas compartirnos material que tanto nos sirve. Nunca es tarde para comenzar a empezar y sobre todo te agradezco porque ahora tengo la herramienta para acceder a esta información. Mis hijos para mi cumpleaños me han regalado el notebook con el que recibo este correo.
ResponderEliminarCon cariño Carmen Gloria Vergara Medina de Coña