A
continuación un extracto del artículo del Padre Hugo Cisneros, reflexionando sobre
la felicidad y la enseñanza de Jesús apara ser feliz, principalmente el ser pobre
de espíritu, de la pureza del corazón, y la dicha y alegría de dar la vida por
los hermanos.
Nos
dice:
A
lo largo de mi vida no he encontrado una sola persona humana que no quiera ser
feliz, pero si he encontrado muchas personas que hacen todo lo posible para ser
"infelices" y para impedir que los otros “sean felices”.
En
estos días en reflexiones juveniles hemos buscado de definir lo que es la
felicidad y nos hemos preguntado que caminos propone Dios y Jesucristo para
llegar a la dicha y la felicidad. Ante todo descubrirnos que la felicidad es un “estado de vida”, de
satisfacción y gusto por lo que somos y por lo que hacemos.
Nunca
la felicidad viene por el camino del tener. No porque uno tiene riquezas es
feliz, no porque uno tiene prestigio, dinero, placeres es feliz. Descubrimos
que la felicidad se inscribe en la linera del ser, por ello lo del estado de
vida. La dicha y la felicidad es algo
innato del hombre, uno nace para ser dichoso y feliz, por ello todo esfuerzo
que hace es para sentirse y ser dichoso de verdad. Nada de lo que hace el
hombre sería comprensible si no se lo hace en función de su dicha y de su
felicidad.
Los
caminos que Cristo propone, especialmente en el sermón de la montaña los
podemos reducir a los siguientes: quien
quiera ser dichoso y feliz ante todo tiene que revestirse de una pobreza de
espíritu. Los sobrados, los autosuficientes, los que se hacen valer por el
poder del dinero; del placer y el prestigio; nunca serán felices. El pobre de
espíritu es simple: lleno de esperanza, alegría, sin poder, confiado, abierto y
por lo tanto tiene todo los elementos para construir, su ser de felicidad.
La
segunda pista que Cristo propone para ser dichoso es la de la pureza del corazón. Un corazón mal intencionado, un corazón con
dobleces, un corazón lleno de impurezas y prejuicios no es garantía de dicha y
felicidad.
El corazón puro nos
capacita para descubrir en el otro lo mejor que tiene y que es porque refleja a
Dios.
Claro que el discurso que estamos haciendo para muchos es un discurso religioso
y cristiano y tienen razón, pero es la comprobación que la dicha y la felicidad
no pueden estar lejos de Dios, cuyo signo humano y externo es el corazón puro.
Pero hay algo que completa y da razón a la dicha y a la felicidad del hombre.
Nunca
la dicha y felicidad será completa sino se la compromete en la lucha para que
el otro, los semejantes, el otro que pueden ser los pueblos y naciones alcancen
un estado de Paz y un estado de justicia y de solidaridad plena cumpliendo así
lo que Cristo proclamó con su vida: “No
hay mejor dicha y alegría que dar la vida por los hermanos”.
Referencias:
-
Citado en: P. Hugo Cisneros C, “La felicidad : un
derecho y una dificultad”, http://www.elheraldo.com.ec/index.php?fecha=2016-02-20&seccion=Editoriales¬icia=66029, 20 Febrero 2016.
-
Imagen obtenida de: http://www.risasinmas.com/el-camino-de-la-felicidad/,
05 Marzo 2016.
No hay comentarios:
Publicar un comentario