Para ser más feliz hay
que ser buenas personas.
Resumen:
La
receta básica para ser feliz es: para
ser más feliz hay que ser buenas personas. Pero… existen “ladrones de la felicidad” que
no desvían del camino que nos llevan a ser buenas personas.
Se
entregan antecedentes del libro “Los cinco ladrones de la felicidad” de John
Izzo, que nos indica que para ser mejores personas debemos aceptar la vida tal
como es (evitando el control), siendo humilde (evitar el ego), no quererlo todo
(evitar la codicia), viajando ligero de equipaje (evitar el consumismo) y
perseguir nuestro sentido de la vida (evitando la comodidad).
La
receta base de la felicidad
Si
existiera una receta breve para ser más feliz, esta sería: para ser más feliz hay que ser buenas personas. Y si pensamos así,
tiene mucho sentido la analogía de que existen ladrones de la felicidad que son
aquellos comportamientos, aquellos actos, aquellos sentimientos, aquellas
creencias que no desvían del camino para ser buenas personas.
En
relación a lo indicado, es muy interesante lo planteado por John Izzo, que es
el autor del libro de la Editorial Urano, “Los cinco ladrones de la felicidad” y
que he accedido por el extracto del libro realizado por Clarin.com (1).
¿Qué
plantea John Izzo?
El autor propone que aquello que nos resta felicidad no está por
fuera de nosotros, sino en nuestro interior. No podemos culpar a nadie, pero sí podemos trabajar estos cinco
patrones básicos y muy naturalizados en nuestra sociedad.
¿Por
qué utilizar la metáfora de los ladrones?
Por
definición, un ladrón es aquel que te arrebata algo que te pertenece. Y en el
caso de la felicidad, los ladrones son los patrones mentales y filtros internos
a través de los cuales contemplamos el mundo de una manera distorsionada.
Nublan nuestra visión de lo que es cierto y natural.
En las diferentes
tradiciones espirituales y mentales se indican que existen visiones
distorsionadas del mundo que se debe evitar. Y que en esencia, todas las tradiciones enseñan que por
naturaleza somos felices y estamos en armonía si conseguimos dominar esas
fuerzas que tenemos en nuestro interior.
Los
cinco obstáculos en el budismo:
-
El
deseo sensorial,
-
La
mala voluntad,
-
La
pereza,
-
La
inquietud y
-
La
duda.
Los
siete pecados capitales de la tradición monástica cristiana:
-
El
orgullo,
-
La
envidia,
-
La
gula,
-
La
lujuria,
-
La
ira,
-
La
avaricia y
-
La
pereza.
Los
cinco ladrones del sentido común del sijismo:
-
La lujuria,
-
La avaricia,
-
El apego,
-
La rabia y
-
La arrogancia.
¿Cuáles
son los cinco ladrones de la felicidad?
John
Izzo nos dice que: “No podemos culpar a
nadie, pero sí podemos trabajar estos cinco patrones básicos y muy
naturalizados en nuestra sociedad”.
El
primer ladrón: el control
-
Este ladrón quiere hacernos creer
que podemos controlar la vida, en lugar de aceptarla tal como es.
-
Tener
metas en la vida o incluso desear algo que queremos que pase en una determinada
situación, no afecta en lo que respecta a nuestra felicidad. El problema se
produce cuando nos apegamos a controlar el resultado y el ladrón empieza a robarnos.
-
El
robo de nuestra felicidad rara vez se debe a nuestras intenciones, sino a la
tensión que sentimos cuando nos apegamos a los resultados de las cosas.
-
El ladrón también se presenta en
nuestras relaciones cotidianas. Por
ejemplo, pasamos mucho tiempo intentando controlar a los demás y esto nos
provoca un sufrimiento interno interminable.
-
Acepta en todo momento las cosas
tal como son. Influye en lo que puedas, a la vez que elige aceptar lo que
sucede en cada momento.
El
segundo ladrón: la arrogancia (ego)
-
Sobrevalorar tu importancia
personal, creer que estás separado de los demás y que sólo puedes encontrar la
felicidad destacando del resto.
-
Siempre
que te des cuenta de que te obsesionas con la historia de tu vida, recuerda que
formas parte de una historia mucho más importante. El ladrón quiere que te sientes a mirar tu reflejo, pero en ello no
vas a encontrar la felicidad.
-
Recuerda que la felicidad es un
subproducto de ser parte de algo más grande que uno mismo: una causa, el
trabajo de tu vida o el servicio a la naturaleza o a las personas. Concéntrate
en servir, en lugar de en recibir.
El
tercer ladrón: la codicia
-
La codicia no es un deseo
cualquiera, es esa parte de nosotros que mira hacia afuera y se fija en lo que
tienen los demás, o en algo que no tenemos, y vuelve a nosotros en forma de
envidia.
-
Cuando
nos damos cuenta de que la codicia es tanto lo que sentimos en nuestro interior
como el objeto de nuestro deseo externo, es fácil ver cómo puede robarnos la
felicidad.
-
Pensemos
en todas las cosas que codiciamos y que no tenemos: más dinero, mejor posición
social, tener otros dones naturales diferentes a los que poseemos, otras
parejas, un cabello con otra textura, ser más altos o más bajos, más jóvenes o
mayores, y la lista sigue. El ladrón
siempre nos está diciendo que deberíamos estar en un estado de carencia,
decepción y envidia.
-
Pregúntate:
“¿Soy la mejor versión de mí mismo?” Cuando uses las redes sociales, concéntrate en dar más valor a tus
interacciones con los demás, involúcrate con ellos y demuestra tu alegría
por lo que les sucede.
El
cuarto ladrón: el consumismo
-
Nos dice que allí fuera hay algo
que necesitamos para ser felices y que intenta ocultarnos la verdad de que en
cualquier momento somos libres para elegir.
-
Este
ladrón es como una persona sedienta que tiene una gran botella de agua fresca,
pero un agujero en la garganta.
-
Hagámonos
esta pregunta más profunda: ¿cómo podemos crear un sistema que permita la vida
humana sin esclavizarnos a los objetos y al consumismo incesante que causa
estragos en el planeta? Elige empezar a
caminar con menos peso en tu mochila. Comparte cosas, compra menos y regala
aquellas que restan valor.
-
Plántate
frente al consumista que hay en ti.
Siempre que sientas la tentación de comprar algo, pregúntate si te aportará
verdadera felicidad. El problema no está en el objeto en sí, sino en creer que
te hará feliz.
El
quinto ladrón: la comodidad
-
Este
ladrón es como una persona apática sentada en un sofá con el mando a distancia
de la televisión en la mano. Quiere que veas siempre el mismo canal, en la
misma posición cómoda, estancado en una rutina que no alienta la vida. No le
preocupan las consecuencias de esta rutina, aunque el canal que estás viendo ya
no te interese o ya no te sea útil para satisfacer otras necesidades más
importantes.
-
La
evidencia de que la comodidad es un ladrón nos la facilita el hecho de que a
nuestro cerebro le gusta el cambio; gran
parte de nuestra felicidad se debe a tener experiencias nuevas, a enfrentarnos
y a superar nuevos retos, y a aprender nuevas habilidades. La rutina es letal
para el ser humano.
-
Comprométete a intentar una o dos
cosas nuevas cada semana. Cambia tus rutinas, desde ir por otro camino a tu
trabajo hasta tener una cita diferente con tu pareja. Proponte aprender cosas
nuevas: es bueno para tu salud mental y física.
Para
ser mejores personas:
Debemos
ser mejores personas aceptando la vida tal como es (evitando el control),
siendo humilde (evitar el ego), no quererlo todo (evitar la codicia), viajando
ligero de equipaje (evitar el consumismo) y perseguir nuestro sentido de la
vida (evitando la comodidad).
Me
gusta la adaptación del humor tradicional sobre el “consumismo”, porque nos aclara
algunos aspectos para orientarnos en ser mejores personas.
El
verdadero consumismo es “con su mismo”:
-
Con su mismo auto… con su mismo
vestuario… con su mismo zapato…
Nos
ayuda a evitar el control, ego, codicia y consumismo:
-
Con su mismo ideal de lograr el sentido
de la vida y de ser feliz.
Nos
ayuda a evitar la comodidad:
Un
abrazo,
Referencias
(1) Citado
en: Clarin.com, “Los 5 ladrones de la felicidad”, https://www.clarin.com/entremujeres/bienestar/ladrones-felicidad_0_SkG8p_wT-.html,
20 octubre 2017.
(2) Imagen
obtenida de: https://www.popularlibros.com/imagenes_grandes/9788479/978847953968.JPG,
consulta 30 octubre 2017.
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