Querida
hija:
Cuando
se terminar un ciclo, como el caso del término
de tu especialización de Cirugía, uno se
vuelve más agradecido y reflexivo en la vida.
La
vida nos da muchas cosas de las que debemos estar agradecidos de nuestro Padre
Dios, nos da hijos que nos hacen sentirnos felices por sus logros en sus
propias vidas las que están entrelazadas
a las nuestras.
Recuerdo
cuando te licenciaste de enseñanza
secundaria, te hice una analogía de la vida con un avión, en la que una persona va fortaleciendo “su
motor” que nos da la fuerza (la potencia), y sus “alerones” que nos dan la estabilidad, hasta que se logra volar. Trabajo constante y no exento de sacrificios,
para así emprender el vuelo a nuevos
horizontes y a nuevos desafíos.
No
es menor la valentía de volar, porque como dicen los entendidos en un 80% del
tiempo de vuelo uno anda perdido y sólo se salva cuando se sabe donde se quiere
llegar.
En
ese entonces te decía que en el perfeccionamiento del esquema de volar, no debemos olvidar que no
siempre se va a estar en vuelo y se requerirá donde aterrizar y siempre debe considerar
que una pista disponible es la de nuestro hogar.
Hoy
solo compartir que con el correr del tiempo, que sabemos que pasa rápidamente,
una variable que se hace cada vez más esencial en nuestro viaje de la vida, es la de aprender a ser feliz. Para ellos quizás los
aspectos esenciales, después de definir que se quiere ser feliz, es el de disfrutar
del camino, más que acelerar para pronto llegar, y cultivar relaciones
armoniosas y profundas con nuestros amigos, familiares y seres queridos.
Gracias
Padre Dios por todo lo que nos das.
Gracias hija por tus logros, que nos hacen en nuestro camino disfrutar.
Gracias hija por tus logros, que nos hacen en nuestro camino disfrutar.
Un
Abrazo,
Tu
Papá Terrenal
Víctor
Hugo Ramón Vergara Medina
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