Los malos momentos son parte de la felicidad y nos ayudan a dar
sentido a la vida
Resumen:
Así como el día completo considera el día y la noche, esta
dualidad se da también en la felicidad ya que en la vida tenemos
momentos de alegría y también períodos de tristezas.
Se presentan antecedentes de cómo encontrar sentido a los malos
momentos y se proporcionan los pasos y recursos que se pueden utilizar para
salir de ellos.
Se
hace énfasis en buscar, seleccionar y aplicar los recursos partiendo desde el
plano base a los superiores. Así al igual que escalar una montaña, iremos
ejercitándonos y fortaleciéndonos para avanzar hacia la cumbre.
Las
dualidades de la vida:
Para que un día sea completo, debe existir el día y la noche.
Ambos períodos del día son necesarios, aunque alguno de estos períodos no nos guste
tanto. Sin mayores análisis sabemos que ambos aportan beneficios a nuestras
vidas.
Pasa igual con nuestra vida, que está matizada de días y noches,
de alegrías y tristezas, de optimismo y pensamientos negativos, de
desesperanzas y de fe de días mejores.
La dualidad siempre esta presente y complementa el todo de
nuestras vidas.
Para la felicidad es igual, no sólo se considera aspectos de alegría
y gozo, sino que también de momentos de sinsabores.
Se presenta a continuación extracto del artículo de Pilar Jericò,
“¿Cómo encontrar sentido a los malos momentos?”, que entrega antecedentes de
los períodos de infelicidad, proporcionando cinco pasos para salir de ellos.
Pilar Jericò nos dice:
Tenemos
una imagen de la felicidad que no existe. Hay que reivindicar el derecho para
atravesar los malos momentos.
¿Cómo encontrar sentido a los malos
momentos? (1)
Seguro que alguna
vez has atravesado un momento difícil: porque no te saliera algo como
esperabas, porque no te encontrabas bien o porque perdiste a algún ser querido.
Lo que sea. En esos instantes no brotan emociones positivas necesariamente, ni
te apetece estar alegre como unas castañuelas. Te pueden decir que veas la
botella medio llena, que te animes, pero te sirve de poco. Estás mal y punto; y
lo peor que puedes hacer es, además, sentirte culpable por ello. Tendríamos que reivindicar el derecho para
atravesar malos momentos, porque son necesarios, porque tienen un motivo y
porque quizá tengamos una imagen de la felicidad que no existe.
En Oriente, por ejemplo, uno de
los monjes tibetanos más reconocidos, Kenchen
Konchog Gyaltshen Rinpoche, reconoce las ventajas de pasarlo mal: nos aporta
sabiduría, nos entrena en resistencia, nos ayuda a ser más compasivos y nos
lleva a respetar de un modo profundo la realidad. Por tanto, los malos momentos
nos ayudan, y todos los héroes, incluso los de las culturas más ancestrales,
viven sus propios desiertos, es decir, sus instantes de bajón emocional. Es
más, incluso si queremos renovarnos, seguramente tendremos que atravesar algún
desierto más o menos árido.
El hecho de que pasarlo mal tenga un
sentido y nos ayude a crecer como personas tampoco significa montar una tienda de campaña en esos
momentos. La idea es salir de ello lo
antes posible y con el máximo aprendizaje posible.
¿Qué podemos hacer si lo estamos pasando mal?
1.
El primer punto que necesitamos es aceptarlo.
No vale de nada negarlo, decir que estás bien cuando por dentro
no estás en tu mejor momento. Has de
comenzar a reconocértelo a ti mismo.
2.
Segundo, es bueno hablarlo para no
convertirlo en un gigante. Los silencios y
nuestras noches deforman la realidad. Por eso, verbalizarlo con alguien de
confianza nos ayuda a contemplarlo desde fuera. Equivaldría a quitarle la
sábana al fantasma y a ver que no es para tanto.
3.
Tercero, identifica el aprendizaje.
Cuando somos capaces de entender qué nos aporta, podemos dar
pequeños pasos para salir de él. Cada
aprendizaje es un peldaño hacia su salida.
4.
Cuarto, busca recursos mentales,
emocionales o físicos.
En lo mental, nos ayuda relativizarlo, enmarcarlo en su justa
medida o el sentido del humor. Buscar a ese amigo que sea capaz de hacerte reír
de lo que te duele. En el plano emocional, nos viene bien cuidarnos, recogernos
en sensaciones amables. Huir de discusiones que aportan bien poco. Y en el
terreno físico, el deporte o simplemente un baño o un masaje nos permiten ir
separándonos un poquito más de ese mal momento. Por supuesto, no se olvida ni desaparece, pero al menos,
nos permite tomar algo más de distancia. Y,
5. Quinto, confía.
Prácticamente el cien por cien de los desiertos se superan. A veces es una cuestión de tiempo.
Pero en la medida en que se confíe, se tiene más energía para continuar
adelante.
Todos vivimos malos momentos. Algunos se superan rápido y otros nos pueden llevar varios meses. Ambos
forman parte de la aventura de vivir. No tenemos que ir a buscarlos ni
regocijarnos en ellos, pero sí aprovecharlos
como maestros para conocernos más a nosotros mismos, para aprender y para
renovarnos como personas.
La
felicidad eterna está en el cielo:
De nuestra formación cristina, siempre hemos escuchado que la
felicidad completa está en el cielo. Y mientras estemos en la tierra, siempre
serán espacios de tiempos, y de acuerdo a los planos de la vida que se esté
interactuando, serán más prolongados, pero hasta llegar al cielo siempre serán
finitos. El amor y la felicidad eterna están en el cielo.
Si
recurrimos al Modelo MIFE – Modelo Integrado de la Felicidad (2), podemos
encontrar dos aspectos relevantes:
1)
La duración de los momentos crece a
medida que se pasa de los planos base (físico) hacia los planos como el
emocional, mental y espiritual (3).
2)
Se debe considerar los planos base
como impulso y estímulo para avanzar hacia los planos superiores (4).
Así,
para salir de nuestros momentos de infelicidad podemos considerar:
-
Aceptarlos. Reconocértelo en uno
mismo.
- Hablarlos
con alguien de confianza.
- Identifica
el aprendizaje respectivo.
-
Busca los recursos espirituales,
mentales, emocionales o físicos.
En
el último punto, es recomendable buscar, seleccionar y aplicar los recursos partiendo
desde el plano base a los superiores, esto es desde el plano físico, pasando
por el emocional y mental y terminado en el plano espiritual. Así al igual que
escalar una montaña, iremos ejercitándonos y fortaleciéndonos para avanzar
hacia la cumbre.
Algunos
de los recursos a considerar en cada plano, son los siguientes:
Plano
físico
-
Hacer ejercicio físico.
- Consumir alimentos que mejoren
nuestros niveles de felicidad (clásico es el comer chocolate)
-
Disfrutar de los placeres de la vida.
Plano
emocional
-
Tener buena relaciones familiares y de amigos.
- Tener una actitud positiva
-
Lograr hacer las cosas por pasión.
Plano
mental
-
Tener desafíos en la vida
- Cultivar los pensamientos
positivos
-
Meditar para lograr que nuestra mente este el aquí y en el ahora.
Plano
espiritual:
-
Ser bondadoso.
- Practicar la gratitud.
-
Practicar el perdón.
Para aclarar todo, que mejor
considerar un extracto del mensaje “Ser Feliz”, que es atribuible al Papa
Francisco (5):
… Me gustaría que recordaras que ser feliz, no es tener un cielo
sin tempestades, camino sin accidentes, trabajos sin cansancio, relaciones sin
decepciones.
Ser feliz es encontrar fuerza en el perdón, esperanza en las batallas,
seguridad en el palco del miedo, amor en los desencuentros.
Ser feliz no es solo valorizar
la sonrisa, sino también reflexionar sobre la tristeza. No es apenas conmemorar
el éxito, sino aprender lecciones en los fracasos. No es apenas tener alegría con los aplausos, sino tener alegría en el
anonimato.
Ser feliz es reconocer que vale
la pena vivir la vida, a pesar de todos los desafíos, incomprensiones, y
periodos de crisis…
Un
abrazo,
Referencias:
(1) Citado
en: Pilar Jericò, “¿Cómo encontrar sentido a los malos momentos?”, https://elpais.com/elpais/2018/02/22/laboratorio_de_felicidad/1519321651_460938.html,
23 febrero 2018.
(2)
Citado en: Víctor Hugo Ramón Vergara Medina, “Formulas de la
Felicidad”, http://prisma101-1.blogspot.cl/2017/05/formulas-de-la-felicidad.html, 24 mayo 2017.
(3)
Citado en: Víctor Hugo Ramón Vergara Medina, “Aporte de las
Culturas a la Felicidad”, http://prisma101-1.blogspot.cl/2018/02/aporte-de-las-culturas-la-felicidad.html, 15 febrero 2018.
(4)
Citado en: Víctor Hugo Ramón Vergara Medina, “Las inquietudes y la
Felicidad”, http://prisma101-1.blogspot.cl/2017/11/las-inquietudes-y-la-felicidad.html, 30 noviembre 2017.
(5)
Citado en: https://www.aciprensa.com/noticias/ser-feliz-nuevo-bulo-atribuido-al-papa-francisco-47992,
14 septiembre 2017.
(6) Imagen obtenida de: https://es.dreamstime.com/foto-de-archivo-persona-que-oculta-su-cara-detr%C3%A1s-de-smiley-felices-e-infelices-image45953449, consultado 10 junio 2018.
Amigo Víctor: muy interesante tu artículo, sin embargo tengo una confusión ya que hasta ahora hacía el distingo entre felicidad y alegría. La felicidad es una actitud permanente que se debe mejorar día a día. La alegría es algo pasajero al igual que la tristeza, el miedo, el desasociego. Me confunde el artículo cuando se habla de momentos de infelicidad: Como lo dice el Papa
ResponderEliminarSer Feliz es reconocer que vale la pena vivir la vida, a pesar de ...momentos de trisrezas. etc. El concepto de felicidad ens más amplio.
Saludos
Gracias por comentarios Amigo Luis:
ResponderEliminarEs interesante la distinción entre la felicidad y la alegría.
La alegría, como lo mencionas, al igual que la tristeza, el miedo, son emociones que actúan en el plano emocional, y desde luego son pasajeras y no permanentes. Si se debe tener presente que normalmente las emociones son más permanente que los placeres que son les plano físico y son momentos más fugaces.
La felicidad es algo más transversal a los planos físico, emocional, mental y espiritual.
Normalmente, la felicidad se confunde con los placeres del plano físico, la alegría del plano emocional, el fluir del plano mental o la plenitud del plano espiritual. Podemos decir que la felicidad considera todos los aspectos señalados, de acuerdo a los planos en que estemos ínteractuando.
En relación a la dualidad felicidad e infelicidad, es reconocer la realidad que no siempre disfrutamos de los placeres, las alegrías, el fluir o la plenitud. Lo importante es saber que existe el dolor, la tristeza, el pensamiento negativo o los pesares. Y desde luego tener las “herramientas” como las señaladas en el artículo para salir lo más pronto posible y así disfrutar de los placeres, alegrías, el fluir y la plenitud.
Un abrazo,