Hoy podemos pensar en ser felices, a diferencia del periodo cavernario que se pensaba sólo en sobrevivir
Resumen:
En nuestro mundo actual existe una pregunta que está en nuestra mente: ¿Por qué se nos hace difícil aceptar que podemos ser felices?
Se entrega una línea de respuesta basada en la evolución del ser humano, que nos dice que estamos más preparados para la supervivencia que para la felicidad. A su vez, en la lentitud de los cambios debido al miedo que tenemos para enfrentarlos.
También, se proporcionan cuatro claves para enfrentar los cambios.
La realidad de los cambios:
Percibimos que en la época cavernaria difícilmente se hablaba de felicidad, porque el pensamiento más recurrente era el de la supervivencia. Y como son más los años que hemos vivido en cavernas que en ciudades, estamos aun “programados” para actuar como cavernícolas.
Nuestra evolución ha sido lenta, pero desde luego se han generado cambios que nos permiten hoy vivir más civilizadamente.
Lentitud de los cambios:
Los cambios han sido lentos porque como lo mencionó en forma muy directa William Edwards Deming (1900 – 1993) – Estadístico, profesor y consultor estadounidense (1):
No es necesario cambiar. La supervivencia no es obligatoria.
No percibimos del todo la realidad de los cambios, los que si ocurren y que en cada instante somos diferentes.
El miedo a los cambios:
Otra causa de la lentitud de los cambios es que nos da miedo enfrentarlos. Ya lo dijo Phil Crosby (1926 - 2001) – Empresario y autor estadounidense (1):
La lentitud en el cambio significa normalmente, miedo a lo nuevo.
La vida no enseña que en cada momento ocurren los “cambios” y que debemos tener consciencia de ellos. Para sensibilizarnos podemos recurrir a lo expresado por grandes personajes de nuestra historia:
Maya Angelou (1928 – 2014) – Escritora, poeta y cantante estadounidense (1).
Nos deleitamos con la belleza de la mariposa, pero raramente admitimos los cambios por los que ha pasado para conseguir esa belleza.
Lao Tzu (601 a. de C. – Siglo VI a. de C.) – Filósofo y escritor chino (1):
La vida es una serie de cambios naturales y espontáneos. No los resistas. Deja que la realidad sea la realidad. Deja que las cosas fluyan naturalmente de la forma que son.
Desde luego debemos entender que los cambios ocurren, y seguirán ocurriendo, lo que podemos darnos cuenta por lo expresado claramente por los siguientes autores:
Heráclito ( ) – Filósofo griego (1):
No hay nada permanente, excepto el cambio.
Benjamin Disraeli (1804 - 1881) – Escritor y político británico (1):
El cambio es inevitable. El cambio es constante.
Es importante que en nuestros tiempos en que podemos preocuparnos de la felicidad, debemos enfrentar los cambios, porque como lo dice Mignon McLaughlin (1913 – 1983) – Periodista y autora estadounidense (1):
La gente más infeliz es la que teme el cambio.
En los contextos señalados, se presenta un extracto del artículo de Pilar Jericó: “Cómo afrontar el miedo al cambio” (2), en la que se entregan cuatro claves para enfrentarlos.
Cómo afrontar el miedo al cambio (2):
La vida es cambio, pero el cambio nos asusta. El origen de este malestar hay que buscarlo en la biología. Según Eudald Carbonell, codirector de las excavaciones de Atapuerca, nuestro cerebro es el resultado de dos millones y medio de años de evolución. Llevamos mucho tiempo viviendo en cavernas y muy poco en ciudades.Esto significa que tenemos “codificadas” respuestas automáticas para responder con éxito a las amenazas de aquel entonces. Si ahora vemos un león suelto paseando por una calle, nuestro cerebro no se pondrá a elucubrar de qué raza es; sencillamente, nos dirá que salgamos corriendo para ser más rápidos, no que el felino, sino que el que tenemos al lado (también está la otra alternativa de quedarnos congelados, para que no nos vea). Sin embargo, estos circuitos tan maravillosos que nos han permitido llegar hasta aquí como especie, no están preparados para afrontar amenazas más sutiles, como la digitalización, los cambios de regulación de un sector o la posibilidad de quedarnos sin empleo. Estos miedos son nuevos, evolutivamente hablando, y no siempre nos apañamos bien con la transformación. Recordemos una máxima importante: nuestro cerebro está pensado para la supervivencia, no para la felicidad. Así pues, ante el cambio tenemos que ingeniárnosla para navegar por él, entenderlo como oportunidad y aprender de sus posibilidades. Y esto no es tan automático como salir corriendo ante una amenaza, requiere esfuerzo, entrenamiento y salirnos de los miedos que nos atenazan.
Pero la buena noticia es que nuestro cerebro, aunque provenga de la época de las cavernas, tiene una enorme plasticidad que le ha permitido llegar hasta aquí y construir toda la tecnología que está revolucionando el mundo. De manera que, tenemos margen de maniobra. Veamos cómo podemos comenzar cualquiera de nosotros con claves muy sencillas.
Primero, es urgente entrenar diariamente nuestra mente.
Igual que hay gimnasios para nuestro cuerpo, hemos de poner en forma el músculo del cerebro. Todos los días, todos, hacer algo diferente. Leer fuentes de información distintas, ir al trabajo por otro camino, probar un sabor exótico… lo que quieras. Pero rétate a diario con algo nuevo. El aprendizaje es el mejor antídoto ante el miedo.
Segundo, hay que relativizar lo que nos ocurre.
Un buen método es, paradójicamente, leer historia. Necesitamos darnos cuenta de que, aunque vivimos en el tsunami del cambio, precisamente todos esos avances nos han permitido incrementar nuestra esperanza de vida, no sufrir por posibles epidemias o por guerras mundiales. En la medida que tomemos perspectiva, podemos entender la parte amable.
Tercero, aplicarse dietas para desdigitalizarnos.
Por mucha velocidad que nos rodea, necesitamos encontrar la conexión con nosotros mismos y con los que nos rodean. Si vivimos siempre expuestos a los impactos de internet, no tendremos tiempo para integrar el aprendizaje y para encontrar los oasis necesarios de una cierta tranquilidad. Por ejemplo, un fin de semana se puede dejar el móvil o ponerlo en modo avión.
Y cuarto, confiar.
Al final, de todo se sale, mejor o peor, pero se sale. Lo que nos agobiaba hace años, como los exámenes, enfrentarnos a un conflicto difícil… ahora lo miramos de una manera más amable. Si hemos sido capaces de sortear situaciones difíciles, ¿por qué no vamos a poder hacerlo con lo que tenemos entre manos?
Por ello, en la medida en que confiemos, mantengamos la curiosidad y el aprendizaje, sepamos relativizar y creemos espacios de paz, podremos encontrar recursos para contemplar el cambio de una manera más positiva y constructiva.
El mundo seguirá cambiando:
Debemos aceptar y concientizarnos que el cambio es continuo y que debemos aprender de estos y considerarlos como oportunidades y posibilidades de mejorar nuestros niveles de felicidad.
Un abrazo,
Referencias:
(1) Citado en: Alberto Rubín Martín, “Las 100 Mejores Frases de Cambio”, https://www.lifeder.com/frases-cambio-vida/, consultado 23 abril 2019.
(2) Citado en: Pilar Jericó, “Cómo afrontar el miedo al cambio”, https://elpais.com/elpais/2019/01/27/laboratorio_de_felicidad/1548618819_579161.html, 28 enero 2019.
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