“La felicidad es
como una mariposa. Cuanto más la persigues, más huye. Pero si vuelves la
atención hacia otras cosas, ella viene y suavemente se posa en tu hombro…”.
Victor Frankl
Resumen:
Qué mágicas son las
palabras expresadas por las personas, especialmente a través de las “citas”,
las que entregan un mensaje que nos proporcionan información y conocimientos
sobre temas de nuestro interés.
Se presenta un mayor
detalle de la paradoja de “buscar la felicidad”, partiendo de la cita de Victor
Frankl:
“La
felicidad es como una mariposa. Cuanto más la persigues, más huye…”.
Se proporciona un mayor
detalle del significado de esta paradoja, entregado por Ernesto Rodríguez:
…Cuando una persona se
concentra en el objetivo de ‘ser feliz’ entonces es muy difícil que lo logre, o
lo logra de manera deficiente. En contraste, cuando no busca directamente ‘ser
feliz’ sino que se concentra en actividades que contribuyen a la felicidad, entonces
de una manera colateral, indirecta, puede ocurrir que logre ser más feliz.
Las paradojas de la
felicidad
Si consultamos la
Wikipedia (1) podemos obtener que:
…Se
considera paradoja a una proposición en apariencia falsa o que
infringe el sentido común, pero no conlleva una contradicción lógica…
…Las
paradojas son estímulo para la reflexión y a menudo los filósofos se sirven de
ellas para revelar la complejidad de la realidad…
Para la felicidad
existen una variedad de paradojas, las que nos permiten mejorar nuestro nivel
de entendimiento de la felicidad.
Una de las paradojas
clásicas es la paradoja de “buscar la felicidad”, la que se puede
expresar a través de una cita atribuida a Victor Frankl:
“La
felicidad es como una mariposa. Cuanto más la persigues, más huye. Pero si
vuelves la atención hacia otras cosas, ella viene y suavemente se posa en tu
hombro. La felicidad no es una posada en el camino, sino una forma de
caminar por la vida”. (2)
Que mágicas son las
palabras expresadas por las personas, especialmente a través de las “citas”,
las que entregan un mensaje que nos proporcionan información y conocimientos
sobre temas de nuestro interés.
Se entregan a
continuación extractos del artículo de Ernesto Rodríguez: “La paradoja de
buscar la felicidad” (3), que nos da mayores antecedentes de esta paradoja.
La paradoja de
buscar la felicidad (3)
Diversos autores han
planteado que cuando una persona se concentra en el objetivo de ‘ser feliz’
entonces es muy difícil que lo logre, o lo logra de manera deficiente. En
contraste, cuando no busca directamente ‘ser feliz’ sino que se concentra en
actividades que contribuyen a la felicidad, entonces de una manera colateral,
indirecta, puede ocurrir que logre ser más feliz. Eso ha sido denominado ‘La
Paradoja de la Felicidad’. Pero antes de ver las apreciaciones de varios
autores, consideremos un ejemplo para ilustrar tan sorprendente paradoja.
Imaginemos un atleta obsesionado con ‘ser feliz’ al ganar en una competencia y
obtener el ansiado trofeo. Entonces puede suceder que por esa obsesión no se
concentre adecuadamente en su actuación durante la competencia y no gane.
Viktor Frankl
(1905-1997) fue un neurólogo y psiquiatra austríaco judío que sobrevivió desde
1942 hasta 1945 en los terribles campos de concentración nazis de Auschwitz y
Dachau. Luego fundó la disciplina conocida como ‘Logoterapia’ y en el año 1946
publicó su conocida obra: ‘El Hombre en Busca de Sentido’. En el presente
artículo no hablaremos sobre la Logoterapia y solamente citaremos un fragmento
de su obra que ilustra muy bien la mencionada ‘paradoja de la felicidad’,
aunque él no fue el primero en plantearla formalmente. Citemos: “De manera
suficientemente irónica, del mismo modo que el temor ocasiona que ocurra eso
que tememos, similarmente una intención forzada hace imposible lo que uno desea
con fuerza. Esta intención excesiva o ‘hiper intención’, como yo la llamo,
se puede observar particularmente en casos de neurosis sexual. Cuanto más trata
un hombre de demostrar su potencia sexual o una mujer trata de demostrar su
capacidad de experimentar orgasmo, menos son capaces de lograrlo. El placer
es, y debe permanecer siendo, un efecto colateral o un efecto secundario, y es
destruido o dañado en el grado en el cual se convierta en un objetivo en sí
mismo”.
El primer autor que
planteó de manera formal tal paradoja fue el filósofo inglés Henry Sidgwick
(1838-1900) en su obra: ‘Los Métodos de la Ética’ (1874), aunque él la
denominó: ‘La Paradoja Fundamental del Hedonismo’ donde el término ‘hedonismo’
proviene del griego ‘hedone’: ‘placer’. Citemos sus palabras: “Consideremos
el caso de un hombre dedicado a conseguir algún objetivo, que mantiene su
principal meta consciente fijada de manera perpetua en el placer que espera
lograr cuando la alcance. Él no captará todo el espíritu de la búsqueda; su
obsesión nunca obtendrá justamente la agudeza de filo que da al placer de la búsqueda
su mayor deleite. Esto nos lleva a lo que podemos llamar la paradoja
fundamental del hedonismo: si el impulso hacia el placer es demasiado
predominante entonces derrotará su propia meta”. Sidgwick plantea que hay
que tratar de disfrutar la ‘búsqueda’ de un objetivo sin obsesionarse con el
placer que se espera al conseguir ese objetivo.
Veamos ahora la
apreciación del filósofo y economista inglés John Stuart Mill (1806-1873)
que al final de su vida publicó en 1873 su ‘Autobiografía’. En esta obra no propuso
formalmente tal paradoja, pero sí la describió, y algunos autores consideran
que la propuso un año antes que Sidgwick y fue el primero en hacerlo.
Citemos sus propias
palabras: “Yo nunca, en realidad, cambié mi convicción de que la felicidad
es el fundamento de todas las reglas de conducta y el objetivo de la vida. Pero
yo pensaba que este objetivo sólo se alcanza cuando no se convierte en el
objetivo directo. Solamente son felices esos (yo pensaba) que tienen sus
mentes fijadas en algún objeto distinto a su propia felicidad; fijadas en la
felicidad de otros, en el mejoramiento de la humanidad, inclusive en algún arte
u objetivo, buscado no como un medio, sino buscado en sí mismo como un objetivo
ideal. Al tener sus mentes dirigidas hacia algo distinto, ellos encuentran
felicidad en el camino. Los disfrutes de la vida (así era entonces mi teoría)
son suficientes para hacer que una cosa sea placentera, cuando ellas son
tomadas ‘en passant’, sin que sean un objeto principal. En cuanto se hacen como
algo principal, de inmediato se sienten como insuficientes. Ellas no aguantan
un escrutinio examinador. Pregúntese si usted es feliz y usted dejará de serlo.
La única posibilidad es tratar, no la felicidad, sino algún fin externo a ella,
como el propósito de la vida” (Capítulo V). Hay que aclarar que ‘en passant’ en
francés es “capturar de paso un peón en ajedrez”. Vemos que John Stuart Mill
plantea que la felicidad se puede alcanzar como algo colateral cuando una
persona se dedica a realizar objetivos loables.
Veamos ahora la
apreciación del filósofo alemán Friedrich Nietzsche (1844-1900). En su
colección de anotaciones escritas entre 1883 y 1888, y publicadas de manera
póstuma como ‘La Voluntad de Poder’ Nietzsche dice: “…es notablemente
ilustrativo colocar ‘poder’ en lugar de ‘felicidad’ individual (…) ‘Hay un
esfuerzo por lograr poder, por un incremento del poder’; — el placer solamente
es un síntoma del sentimiento de poder alcanzado, una conciencia de la
diferencia (– no hay un esfuerzo para lograr placer: pero el placer sobreviene
cuando se ha alcanzado eso por lo cual se ha hecho un esfuerzo: el placer es un
acompañamiento, el placer no es el motivo –)”.
El filósofo francés Luc
Ferry (nac. 1951) señala que según Nietzsche: “La voluntad de poder no es la
voluntad de conquistar, de tener dinero e influencias, sino un profundo deseo
para una máxima intensidad de vida, para una vida que ya no esté empobrecida y
escindida por auto-divisiones sino por el contrario vivida al máximo”.
Según Ferry, podríamos interpretar lo que dice Nietzsche de la siguiente
manera: Cuando una persona logra superar escisiones en su personalidad que la
debilitan adquiere más ‘poder’ para vivir con más intensidad y eso de manera
colateral proporciona placer.
Entonces quizá podríamos
pensar que sumergirnos plenamente en una actividad placentera sin angustiarnos
por las metas, nos proporciona una dicha más profunda y duradera. Por
supuesto, ambas cosas no son incompatibles y se pueden combinar, pero lo
importante es no dar más importancia de la debida a alcanzar las metas.
Buscar la felicidad
Para el caso de la paradoja
de “buscar la felicidad”, hay dos citas que nos ayudan a descifrar lo que
significa:
Guillaume Apollinaire
(1880-1918) - Poeta y Novelista Francés, indicó:
“De
vez en cuando es bueno hacer una pausa en nuestra búsqueda de la felicidad y
simplemente ser felices” (4)
La cita indicada
anteriormente y expresada por Victor Frankl:
“La
felicidad es como una mariposa. Cuanto más la persigues, más huye. Pero si
vuelves la atención hacia otras cosas, ella viene y suavemente se posa en tu
hombro…”
Y desde luego, el mayor
detalle del significado nos entrega Ernesto Rodríguez, en el artículo
referenciado: “La paradoja de buscar la felicidad”:
…Cuando una persona se
concentra en el objetivo de ‘ser feliz’ entonces es muy difícil que lo logre, o
lo logra de manera deficiente. En contraste, cuando no busca directamente ‘ser
feliz’ sino que se concentra en actividades que contribuyen a la felicidad, entonces
de una manera colateral, indirecta, puede ocurrir que logre ser más feliz.
Expresado en palabras
de Victor Frankl:
“De manera
suficientemente irónica, del mismo modo que el temor ocasiona que ocurra eso
que tememos, similarmente una intención forzada hace imposible lo que uno desea
con fuerza… El placer es, y debe permanecer siendo, un efecto colateral o un
efecto secundario, y es destruido o dañado en el grado en el cual se convierta
en un objetivo en sí mismo”.
En palabras de Henry
Sidgwick (1838-1900) – Filósofo inglés, que fue el primer autor de esta
paradoja:
“… si el impulso hacia
el placer es demasiado predominante entonces derrotará su propia meta”.
Ernesto Rodríguez
indica que Sidgwick plantea que hay que tratar de disfrutar la ‘búsqueda’ de
un objetivo sin obsesionarse con el placer que se espera al conseguir ese
objetivo.
Para John Stuart
Mill (1806-1873) – Filósofo y economista inglés:
“… la felicidad es
el fundamento de todas las reglas de conducta y el objetivo de la vida. Pero yo
pensaba que este objetivo sólo se alcanza cuando no se convierte en el objetivo
directo. Solamente son felices esos (yo pensaba) que tienen sus mentes
fijadas en algún objeto distinto a su propia felicidad…”
“… sumergirnos
plenamente en una actividad placentera sin angustiarnos por las metas, nos
proporciona una dicha más profunda y duradera…”.
Un abrazo,
Referencias:
(1) Citado
en: https://es.wikipedia.org/wiki/Paradoja,
consultado 9 octubre 2022.
(2) Citado
en: Víctor Hugo Ramón Vergara Medina, “Las enseñanzas de las paradojas de la
Felicidad”, https://prisma101-1.blogspot.com/2022/02/las-ensenanzas-de-las-paradojas-de-la.html,
11 febrero 2022.
(3) Citado
en: Ernesto Rodríguez, “La paradoja de buscar la felicidad”, https://diariodelosandes.com/site/la-paradoja-de-buscar-la-felicidad-ernesto-rodriguez/,
29 abril 2022.
(4) Citado
en: David Fischman, "Cuaderno de Felicidad On Line", Semana 08, Día
1, 18-FEB-2011.
(5) Imagen
obtenida de: https://www.facebook.com/1425684167507372/photos/la-felicidad-es-como-una-mariposa-cuanto-m%C3%A1s-la-persigues-m%C3%A1s-huye-pero-si-vuelv/1864086060333845/,
consultado 12 octubre 2022.
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