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sábado, 28 de julio de 2012

El hacer de nuestros hijos seres Felices.

Wayne Dyer, nos propone las siguientes estrategias para que nuestros hijos aprendan a ser felices:
·         Esfuércese por reducir el comportamiento quejumbroso de los niños. Un niño que se queja está diciéndote en realidad: “No me gusta quién soy ni dónde estoy en este momento”. Una persona con elevada autoestima piensa demasiado bien de sí misma como para ir quejándose de todo. Esas personas son realizadoras más que críticos de su entorno.
No haga caso de las quejas y los lamentos. Si los hijos se quejan delante de usted con regularidad, es porque quieren que reaccione y les preste atención por su comportamiento molesto.
Enséñeles que no recompensará el comportamiento molesto prestándoles atención y así los ayudará a que se desenvuelvan con eficacia en su mundo, en vez de quejarse de él.
·         Concentre siempre sus críticas en el comportamiento de un niño, y no en su valor como ser humano. La simple afirmación “¡Eres malo!” constituye un ataque al valor del niño. La frase más exacta “Te has portado mal” llama la atención sobre el comportamiento, que se puede corregir.
Trate de mostrar su desaprobación del comportamiento de sus hijos cuando haya cosas que necesiten ser corregidas. Sin embargo, afirmaciones como: “Eres un estúpido”, “Eres perezosa”, “Tú no eres bueno para nada”, o “Es que eres un torpe”, son afirmaciones que reducen el amor propio del niño.
Sustitutos sencillos que ponen énfasis en un comportamiento inadecuado serían: “Te has portado de manera estúpida”, “Hoy estás perezosa”, o “Ese tipo de comportamiento no lo toleraré”, “Ibas corriendo distraída y por eso te caíste”. Los niños no deben creer nunca que son intrínsecamente malos.
·         Estimule a los niños para que se interesen por todo en la vida, y eviten siempre caer en la rutina del “Estoy aburrido”. Los niños que están genuinamente aburridos tienen poco amor propio. Aquí quiero hacer énfasis en la palabra “genuinamente”, porque casi siempre que se dice “Estoy aburrido”, el mensaje es: “Quiero que tú hagas algo por mí”.
Cuando se emplea esta artimaña, el niño ha aprendido que no puede ser lo bastante creativo como para saber usar su tiempo en forma interesante, y entonces la responsabilidad es de papá o mamá.
Siempre que un niño se sienta aburrido y utilice ese recurso para tratar que los demás se sientan culpables, usted reducirá su amor propio si se muestra complaciente. Éste es el momento de enseñarles. Yo solía decirle a mi hija, cuando me manifestaba que estaba aburrida: “Te daré una lista de veinte cosas que podrías hacer en este momento, en vez de decidir que estás aburrida.
·         Estimule a los niños para que escojan la independencia en vez de la dependencia. Un niño a quien un padre sobreprotector no lo incite a ser independiente, tendrá hábitos que revelen escaso amor propio. Todos los niños del mundo han dicho: “Quiero hacerlo yo solito”.
En efecto, desean sentirse independientes para tener un arraigado sentido de la autoestima, y usted puede fomentársela si reduce toda pretensión de propiedad sobre su hijo y le da aliento para que piense con independencia. La independencia da origen al amor propio, mientras que la dependencia provoca una reducción de la dignidad.
Citado en:
27 de Julio 2012

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