David Hernández, ha escrito para “La Prensa”:
La felicidad es el balance que crea
uno entre el estado espiritual y físico. No es
necesariamente la realización material, el amor de otro, o la felicidad de los
demás.
Lo que nos da esa permanencia de felicidad, es la aceptación de
lo que nos corresponde obtener materialmente, el aceptar lo que los demás nos
ofrecen, y dejar vivir a los demás sus propias lecciones, lo que nos permite
ser felices en este plano.
El verdadero secreto de la felicidad consiste en exigir mucho de
sí mismo y muy poco de los otros.
Si aceptamos que la felicidad es
corporal-espiritual, cualquier acto que la produzca deberá satisfacer ambos
elementos, diferenciando entre un acto agradable y uno feliz.
Las sensaciones que captan nuestros
sentidos corporales no necesariamente perciben las espirituales y, para ser
feliz, deben de vincularse las unas con las otras. Una manera de ejemplarizar este punto sería, imagínate
disfrutando de un paisaje, viviendo la experiencia de cómo se manifiesta la
naturaleza en todas sus dimensiones que eres capaz de observar. Esta sensación
indudablemente producirá agrado a nivel físico y emocional e inclusive una
felicidad espiritual al reconocer la grandeza de nuestro Creador.
Citado en:
19 de Julio 2012
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