He
tratado de mejorar el entendimiento de lo expresado por Mahatma Gandhi, el gran
estadista y líder pacifista hindú, que mencionó:
“La felicidad es
cuando lo que piensas, lo que dices y lo que haces está en armonía”.
En
una línea de interpretación, lo dicho por Mahatma Gandhi, nos indica que para
ser feliz debemos alinear (armonizar) nuestros sentidos (plano material), con
nuestro sentir (plano emocional), con nuestro pensar (plano mental) y con nuestro
ser y creer (plano espiritual).
En
ese contexto, el médico y escritor hindú Deepak Chopra nos expresa que cada día
las investigaciones dan de manifiesto esa gran interrelación que existe entre
los diferentes planos de la vida y desde luego cómo se pueden aprovechar para el
logro de la felicidad.
Deepak
Chopra nos indica (Referencia):
Ni el cerebro ni los
genes son estructuras estáticas; cambian y evolucionan a cada minuto. Nuestros
genes reciben constantemente la influencia de nuevas experiencias. Cada una de
nuestras elecciones envía señales químicas que atraviesan el cerebro, incluida
la elección de ser feliz, y cada señal moldea el cerebro año tras año.
Las investigaciones
muestran que, en términos generales, la predisposición del cerebro puede
modificarse mediante:
Plano Físico
Medicamentos para
levantar el ánimo; funcionan solo a corto plazo y tienen efectos secundarios.
Plano Emocional
Terapia cognitiva,
que transforma el cerebro mediante la modificación de creencias limitadoras.
Todos nos decimos a nosotros mismos palabras que provocan infelicidad. La
repetición constante de una creencia negativa desarrolla vías nerviosas que
refuerzan la negatividad, ya que se convierte en una manera habitual de pensar.
Dichas creencias pueden reemplazarse con otras, no solo más positivas sino más
acordes con la realidad
Los psicólogos han
descubierto que la alteración de creencias fundamentales es tan eficaz como los
medicamentos para modificar la química cerebral.
Plano Mental:
La meditación que
produce en el cerebro numerosas alteraciones positivas. Los efectos físicos de
permanecer quietos y volcarse hacia el interior son inconmensurables.
Hoy sabemos que
activa la corteza prefrontal, sede del pensamiento elevado, y que fomenta la
liberación de neurotransmisores como la dopamina, la serotonina, la oxitocina y
los opiáceos cerebrales. Cada uno de estos químicos naturales del cerebro se
relaciona con distintos aspectos de la felicidad. La dopamina es un
antidepresivo; la serotonina aumenta la autoestima; la oxitocina es conocida
como la hormona del placer (su niveles aumentan durante la excitación sexual);
los opiáceos actúan como analgésicos y son responsables de la euforia que sigue
al ejercicio físico. Queda claro que la meditación, por producir niveles
elevados de estos neurotransmisores, es una manera más que eficaz para
modificar la predisposición del cerebro. Además, ningún medicamento puede
coordinar por sí sólo la liberación de todas estas sustancias.
Indudablemente
se queda sorprendido de las interrelaciones existentes, y desde luego se abre
nuestra imaginación de los efectos maravillosos que se pueden lograr si uno actúa
en el plano espiritual.
Para
en algo aterrizar, y claro está en el contexto de los creyentes, en el plano
espiritual podemos esperar:
"Felices los que
escuchan la palabra de Dios y la cumplen"
Evangelio
San Lucas, 11, 28.
Referencia:
-
Deepak Chopra, “la Receta de la
Felicidad – Las siete claves de la felicidad y la iluminación”, Random House
Mondadori, S.A., España, 2011, pp13.
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