A
continuación un extracto del artículo de Gabriela Vargas, que cita al doctor
Eric R. Braverman, director de PATH Medical Centers en Nueva York, que indica
que la felicidad no depende del todo de nuestra voluntad y que existe la sustancia
denominada serotonina que responsable de darnos ese estado mental, una especie
de llave para sentirnos felices. Sin la serotonina no podemos lograr ni
estabilidad ni calma.
Nos
dice:
Cuando durante el día
tienes altos los niveles de serotonina, tu humor es maravilloso, te sientes
bien, con ánimo y energía; y durante la noche, duermes como bebé.
En
cambio, cuando los niveles de serotonina son bajos, te sientes deprimido, no
duermes bien y tu mente se llena de miedos y fobias extrañas. El doctor Braverman
afirma que la mayoría de nosotros navega en medio de los dos extremos.
La
serotonina controla los mensajes bioquímicos que salen del cerebro, crea la
electricidad para el descanso y equilibra las urgencias por comer
compulsivamente.
Si al cerebro le
falta esta sustancia, el lado derecho -que es el creativo- y el izquierdo -que
es el racional-, se desconectan. Cuando esto pasa,
simplemente no podemos pensar claramente, nos sentimos cansados, inestables,
irritables, sin energía, emocionalmente fuera de control.
Aunque
en casos extremos la ausencia o descenso de serotonina es algo que un médico
debe atender, también hay muchas formas
para recuperar el balance de manera natural y sin efectos secundarios.
Lo
irónico es pensar que el origen del problema está en la falta de una simple
sustancia que se fabrica en nuestro cerebro a partir de unos aminoácidos como
es el tryptophan, precursor de la serotonina, el cual podemos aumentar a través
de lo que comemos y de suplementos alimenticios.
De
hecho, dormir ocho horas también es una forma de restaurar nuestra mente y
cuerpo. Los niveles de serotonina no
sólo controlan nuestro sueño, sino que ayudan a lograr que éste sea profundo.
Por
el contrario, si no descansamos bien, el cerebro se queda sin pilas, no se
sincroniza y acaba desencadenando una cascada de achaques que no alcanzaría
este espacio para enumerar.
Los alimentos como el
pavo, la avena, las moras, el plátano, el salmón, los huevos, el queso cottage
y la fruta fresca son algunos de los que contribuyen a elevar los niveles de
tryptophan, por lo que son antidepresivos naturales.
Nuestros
pensamientos, emociones y actitud hacia la vida influyen en tu perfil
bioquímico, por lo que está en nuestras manos crear un mundo interior sano.
Podemos
concluir, entonces, que la felicidad comienza en el cerebro. Lo demás depende
de nuestra actitud ante la vida y de cómo decidamos vivirla.
Si tenemos una
actitud positiva, disfrutamos lo que hacemos, lo que tenemos, lo que somos y
damos gracias por ello, entonces podremos decir que habremos encontrado la
felicidad.
Referencias:
-
Citado en: Gabriela Vargas, “La
felicidad no depende de la voluntad”, http://www.elvigia.net/columnas/mirada-mujer/2016/9/17/felicidad-depende-voluntad-248995.html, 17 Septiembre 2016.
- Imagen obtenida de: https://www.infotopo.com/asesoramiento/informacion/cual-es-la-hormona-de-la-felicidad-como-generarla,
22 Septiembre 2016.
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