“Lo que llamamos
felicidad, en el sentido más estricto, proviene de la satisfacción
(preferiblemente repentina) de necesidades que están siendo reprimidas”.
Sigmund Freud
Resumen:
La felicidad ha
evolucionado desde una concepción global dada por la “ciencias antiguas”, que
no tenían la formulación de la “ciencia moderna” que ha ido demostrando
científicamente su validez.
Se presenta el
pensamiento de Sigmund Freud, que indica que la felicidad del ser humano se
orienta únicamente a saciar sus necesidades. Esto nos aboca a experimentar
un bienestar momentáneo y fugaz. Por eso, la felicidad proviene de la
satisfacción de nuestras necesidades ignoradas o no atendidas.
Es por lo anterior que
buscamos la felicidad intentando satisfacer nuestras necesidades, y esto nos
hace caer en comportamientos que, lejos de darnos bienestar, traen el
sufrimiento.
La evolución de la
felicidad
La evolución de la
felicidad es similar a la mayoría de los temas importantes en la vida, en el
que se tiene una concepción global del conocimiento del tema, procedente de las
“ciencias antiguas” que no tenían la formulación de la “ciencia moderna” la que
se rige por el método científico como el esquema base para hacerlas objetivas
y comprobable en su avance a la “verdad”.
Muchos aspectos que ya
se sabían por las “ciencias antiguas” han sido demostrado “científicamente” por
la ciencia moderna.
También se debe
considerar que hay una evolución de la felicidad a medida que se han
incorporado los diferentes planos de coexistencia del ser humano (1), desde el
plano físico o material, pasando por el plano emocional, por el plano mental
hasta el plano espiritual. En este caso, la “ciencia antigua” han planteado una
visión global e integral, que para el caso de la “ciencia moderna” han caminado
desde el plano físico hacia los otros planos de coexistencia del ser humano.
Se entregan a
continuación extractos del artículo de www.lamenteesmaravillosa.com:
“La felicidad según Sigmund Freud”, que plantea el pensamiento del médico
neurólogo austriaco, que está basado esencialmente en el plano físico.
La felicidad según Sigmund Freud
Para Freud, la
felicidad del ser humano se orienta únicamente a saciar sus necesidades. Esto
nos aboca a experimentar un bienestar momentáneo y fugaz.
Lo que explica nuestra insatisfacción continuada.
¿En qué se basa la
felicidad según Freud?
La felicidad,
señalaba Freud, proviene de la satisfacción de nuestras necesidades ignoradas o
no atendidas. A esta conducta la definió como
principio del placer y, si lo pensamos bien, sirve de espejo para muchas de las
conductas que observamos en la actualidad. Buscar la satisfacción y el refuerzo
de dopamina es una constante en buena parte de nuestra población.
El principio del
placer nos invita a experimentar un sentimiento muy breve y puntual de
satisfacción. Somos esa sociedad que no sabe (o no
puede) retrasar o sacrificar su necesidad de gratificación inmediata para poder
obtener recompensas más duraderas a largo plazo. Lo que deseamos lo debemos
lograr aquí y ahora y en caso contrario, surge el malestar.
Tal y como nos indicaba
Freud en su día, debido a ese “apetito” constante por obtener refuerzos a
nuestros instintos, difícilmente alcanzaremos un bienestar real y duradero.
Cabe señalar, como ya podemos intuir, que nuestro célebre psiquiatra
austríaco siempre albergó una visión muy pesimista sobre el concepto de la
felicidad…
El malestar de la
cultura, un libro muy relevante
Para entender qué era
la felicidad para Freud es imprescindible leer El malestar de la cultura (1930)
junto con la Psicología de las masas y el análisis del yo. Son dos textos muy
decisivos de la psicología social e incluso del siglo XX en general. ¿La razón?
En estos trabajos nos explica que, en realidad, el ser humano no puede ser
feliz dentro de la civilización (aunque tampoco puede estar sin ella).
La civilización
y la propia sociedad nos dan seguridad, pero nos reprimen. Esa represión es la
que oprime, silencia y regula nuestros instintos más básicos. De ese modo, solo
cuando podemos liberarlos de vez en cuando, logramos la felicidad.
Por ejemplo, el sexo era una forma evidente de felicidad para Sigmund Freud.
Las personas
únicamente buscan dos cosas: evitar el sufrimiento y buscar a toda costa alguna
manera de obtener placer. Esto, que nos puede
parecer rudimentario y elemental, define una parte amplia de las conductas de
las personas. Pensemos que el placer lo conseguimos con cosas tan simples como
al saciar el hambre, al atender nuestras necesidades de filiación o al obtener
determinados recursos materiales.
La felicidad según
Sigmund Freud es algo que siempre buscaremos
La felicidad
según Sigmund Freud es algo que siempre intentamos alcanzar y que nunca
logramos prolongar. Es como buscar luciérnagas en la
noche. Nos cautivan por su luz, nos hechizan, pero cuando las cogemos su
destello se apaga muy pronto. La verdad es que el padre del psicoanálisis
asumía que el ser humano no tenía precisamente fácil alcanzar ese bienestar
permanente y enriquecedor.
Tal y como nos explicó
en El malestar en la cultura, hay 3 factores que median en esa dificultad
para lograr la felicidad. La primera es por nuestro cuerpo y nuestra
psique. Somos seres cuyo cuerpo enferma y envejece, y somos vulnerables
ante las adversidades.
El segundo
factor es el mundo exterior, la civilización,
un escenario difícil, contradictorio y a menudo destructivo. Y la tercera
variable que orquesta en nuestra dificultad para ser felices son las relaciones
humanas.
Crítica a la visión de
Freud: satisfacción y felicidad no son lo mismo
Hay un hecho innegable.
La felicidad según Freud ejemplifica buena parte de nuestra conducta presente. Buscamos
la felicidad intentando satisfacer nuestras necesidades, y esto nos hace caer
en comportamientos que, lejos de darnos bienestar, traen el sufrimiento.
¿Cuál es la solución,
entonces? Vale la pena recordar aquí lo que nos dijo el psicólogo cognitivo
Daniel Kahneman, Premio Nobel de Economía en 2002. Según él, es necesario
diferenciar entre satisfacer las necesidades y la felicidad; porque no son la
misma cosa.
Nuestras necesidades
siempre estarán ahí, pidiéndonos atención. Satisfacerlas solo nos dará una
sensación de recompensa puntual. Y al poco, volverá el hambre, el deseo, la
necesidad…
La auténtica
felicidad requiere dar forma a otro tipo de satisfacción, esa en la que
invertimos en metas a largo plazo y no en recompensas inmediatas.
Saber aplazar las gratificaciones, y esforzarnos en alcanzar propósitos más
elevados, puede conducirnos a una sensación de bienestar más perdurable.
La felicidad de Freud
Para Freud, la
felicidad del ser humano se orienta únicamente a saciar sus necesidades. Esto
nos aboca a experimentar un bienestar momentáneo y fugaz. Por eso, la felicidad
proviene de la satisfacción de nuestras necesidades ignoradas o no atendidas.
Las personas únicamente
buscan dos cosas: evitar el sufrimiento y buscar a toda costa alguna manera de
obtener placer. Esto hace que la felicidad es algo
que siempre intentamos alcanzar y que nunca logramos prolongar.
Es por lo anterior, que
buscamos la felicidad intentando satisfacer nuestras necesidades, y esto nos
hace caer en comportamientos que, lejos de darnos bienestar, traen el
sufrimiento.
Un abrazo,
Referencias:
(1) Citado
en: Victor Hugo Ramón Vergara Medina, “La Felicidad en la Pirámide y en la
Montaña”, https://prisma101-1.blogspot.com/2018/03/la-felicidad-en-la-piramide-y-en-la.html,
23 marzo 2018.
(2) Citado
en: “La felicidad según Sigmund Freud”, https://lamenteesmaravillosa.com/felicidad-segun-sigmund-freud/, 25 mayo 2022.
(3) Imagen obtenida de: https://es-la.facebook.com/LiteraturaYPsicoanalisis/photos/a.421813421187044/1383309268370783/?type=3, consultado 22 junio 2022.
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