“Hablar de la
felicidad es abrirnos a un misterio que abarca al hombre, le interpela, le
mueve a buscar respuestas a sus interrogantes más profundos”. Milko
Torres
Resumen:
Vivimos en un mundo con
días y noches, con altos y bajos, con colores blancos y negros, con emociones
desde la alegría a la tristeza, con experiencias positivas y negativas, etc.,
que componen un todo de nuestra vida y que son necesarias para nuestro existir.
En palabras del Papa
Francisco:
“Ser feliz, no es
tener un cielo sin tempestades, camino sin accidentes, trabajos sin cansancio,
relaciones sin decepciones. Es encontrar fuerza en el perdón, esperanza en las
batallas, seguridad en el palco del miedo, amor en los desencuentros. Reconocer
que vale la pena vivir la vida, a pesar de todos los desafíos, incomprensiones,
y períodos de crisis.”
Vivimos en un mundo de
diversidad.
En la publicación “Siempre
se puede ser Feliz” (1), hemos citado la analogía de la vida con el examen de
electrocardiograma:
…
Si quisiéramos tener una vida plana, el electrocardiograma mostraría una línea,
pero un médico nos indicaría que cuando el examen entrega una línea, es que la
persona ha pasado a otra dimensión y ya no está en la tierra.
En
cambio, un examen normal de electrocardiograma presenta fluctuaciones hacia
arriba y hacia abajo, en relación con una línea central. Y este diagnóstico
significa que la persona está viva.
Se entregan a
continuación extractos del artículo de Milko Torres: “La felicidad del hombre”
(2), que nos proporciona antecedentes que profundizan estas características de
nuestras vidas.
La felicidad del
hombre (2)
Hablar de la
felicidad es abrirnos a un misterio que abarca al hombre, le interpela, le
mueve a buscar respuestas a sus interrogantes más profundos. Aristóteles
enseñaba que todos los hombres perseguían la felicidad. Muchos son felices
ganando dinero, viajando, cada uno cree que posee el secreto de su propia
felicidad.
Una clave
importante es el conocimiento interno que cada uno tiene de sí mismo, y saber
lo que quiere en la vida.
Según Platón
son felices los que poseen bondad y belleza.
Para Epicuro
el placer es el bien y la función de las virtudes es proporcionar los medios
para ese fin.
Para Sócrates
la felicidad es el último bien del hombre y se logra con la práctica de la
virtud. La virtud es serena y estable, proviene de la contemplación de la
verdad que se logra con la práctica de la virtud. Este breve recorrido en las
páginas de la filosofía griega sienta las bases para reflexiones que tienen
plena vigencia.
Me permito citar a
Alejandro Simón Partal con su ensayo “Las virtudes de lo ausente: fe y
felicidad en la poesía española contemporánea”, para quien la felicidad es “esa
alegría sencilla que uno rasca algunas horas. La felicidad tiene que ver con
los instantes puntuales. El devoto del placer acaba convirtiéndose en el
esclavo del consumo, que le llevará a la insatisfacción permanente solo
aliviada por instantes de euforia que nada tendrán que ver con la felicidad”.
La felicidad está simplemente en la vida misma.
En el Nuevo
Testamento nos encontramos con el texto programático más importante en la
historia de la humanidad: las bienaventuranzas. “Bienaventurados los que
tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia” (Mt.
5, 1-3). Es la fe cristiana centrada en Dios. El fin último del hombre es
vivir en paz consigo mismo para que el mundo se llene de felicidad.
El Papa Francisco
sella nuestra reflexión de esta manera: “Ser feliz, no es tener un cielo sin
tempestades, camino sin accidentes, trabajos sin cansancio, relaciones sin
decepciones. Es encontrar fuerza en el perdón, esperanza en las batallas,
seguridad en el palco del miedo, amor en los desencuentros. Reconocer que vale
la pena vivir la vida, a pesar de todos los desafíos, incomprensiones, y
períodos de crisis.”
Particularidades de
nuestras vidas
Vivimos en un mundo con
días y noches, con altos y bajos, con colores blancos y negros, con emociones
desde la alegría a la tristeza, con experiencias positivas y negativas, etc.,
que componen un todo de nuestra vida y que son necesarias para nuestro existir.
Por eso, Milko Torres
nos indica que;
“Hablar de la
felicidad es abrirnos a un misterio que abarca al hombre, le interpela, le
mueve a buscar respuestas a sus interrogantes más profundos”.
Y desde la perspectiva
cristiana:
“El fin último
del hombre es vivir en paz consigo mismo para que el mundo se llene de
felicidad”.
Y en palabras del Papa
Francisco:
“Ser feliz, no es
tener un cielo sin tempestades, camino sin accidentes, trabajos sin cansancio,
relaciones sin decepciones. Es encontrar fuerza en el perdón, esperanza en las
batallas, seguridad en el palco del miedo, amor en los desencuentros. Reconocer
que vale la pena vivir la vida, a pesar de todos los desafíos, incomprensiones,
y períodos de crisis.”
Un abrazo,
Referencias:
(1) Citado
en: Víctor Hugo Ramón Vergara Medina, “Siempre se puede ser Feliz”, https://prisma101-1.blogspot.com/2021/12/siempre-se-puede-ser-feliz.html,
9 diciembre 2021.
(2) Citado
en: Milko Torres, “La felicidad del hombre”, https://cronica.com.ec/2022/05/21/la-felicidad-del-hombre/,
21 mayo 2022.
(3) Imagen
obtenida de: https://www.facebook.com/ReflexionesAA/photos/felicidadgeneralmente-cuando-pensamos-en-felicidad-vemos-sus-efectos-pero-pocas-/1056393337787667/,
consultado 3 noviembre 2022.
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