A continuación reproducción
del artículo de Miguel Ayuso, publicado en el sitio www.elconfidencial.com,
sobre el libro “Los tres pilares de la felicidad” de la autora Mónica Esgueva.
Al igual que muchas
de las personas del mundo del coaching, la filosofía oriental y la programación
neurolingüística, la escritora madrileña Mónica Esgueva procede del
aparentemente alejado mundo de los negocios. Tras estudiar Ciencias Económicas
y un máster en Comercio Exterior, estuvo dando clases en una Escuela de
Negocios en París, hasta que se dio cuenta de que no pintaba nada en ese
trabajo: “No era mi vocación. Tenía un trabajo y un sueldo con el que vivir y
pagar las facturas, pero no hacía lo que me gustaba. De forma paralela siempre
me gustó la psicología, la filosofía y la espiritualidad. Di el paso y abandoné
el trabajo para dedicarme de lleno a escribir, dar conferencias y trabajar como
coach sin saber si iba a funcionar. Pero ha funcionado. Al final, si crees en
lo que haces, las cosas acaban saliendo bien tarde o temprano”.
Ayer Esgueva presentó
su tercer libro, Los tres pilares de la felicidad (Oniro), que más que hablar
de la felicidad, habla de la mente. Para
Esgueva, la mente (que, asegura, no es lo mismo que el cerebro) es la llave de
nuestra felicidad, y entender cómo funciona y cómo podemos entrenarla, nos
puede ayudar a alcanzar el bienestar que tanto anhelamos. Pero todo esto
requiere un gran cambio que no todo el mundo está dispuesto a afrontar. “En mis
consultas de coaching lo veo muchísimo”, cuenta Esgueva a El Confidencial. “La
gente viene buscando un cambio cuando ha tenido una crisis, cuando no le
quedaba más remedio. Solemos esperar a que venga alguien a solucionarnos la
vida, o a que las cosas cambien por si solas, pero son muy pocos los que toman
las riendas de su vida. Nos cuesta mucho salir de nuestros patrones. Cambiar es
complicado, es más fácil esperar a que las cosas cambien”.
Una nueva
espiritualidad
En el libro, Esgueva profundiza en los tres pilares que,
en su opinión, deberíamos trabajar para que nuestra mente nos otorgue la
felicidad: el inconsciente, el enfoque filosófico oriental y los
descubrimientos de la neurociencia. En su opinión, aunque la ciencia ha avanzado
enormemente en el conocimiento del cerebro, siempre habrá una parcela que no
pueda investigar: “No se ha demostrado científicamente que cerebro y mente sean
lo mismo. La conciencia no es algo material. Hay ciertas cosas que no se pueden
reproducir en laboratorio: el amor, la compasión, la ira… Hay cosas que existen
y no podemos comprobar. La filosofía oriental siempre ha visto la mente desde
una óptica interna y la occidental desde una visión externa. Son visiones
complementarias, pero la neurociencia, de momento, no lo acepta”.
Debemos buscar una
conexión directa con la trascendencia, con el más allá, sin necesitar a nadie
que nos diga cómo hacerlo. Según la escritora, para alcanzar esta trascendencia
que considera necesaria debemos diferenciar la espiritualidad de la religión.
En su opinión las religiones están en decadencia porque son demasiado
dogmáticas, y cada vez menos personas encuentran respuestas en ellas. La
espiritualidad, asegura, es algo distinto, y está creciendo. “La gente”,
explica, “busca una conexión directa con la trascendencia, con el más allá, sin
necesitar a nadie que le diga cómo debe hacerlo. La religión ofrece un camino
marcado hacia la trascendencia, pero somos nosotros mismos los que debemos
tomar ese camino, esa dirección, y no hay por qué usar un método concreto.
Podemos encontrar la trascendencia ayudando a los demás, meditando, entrando en
contacto con la naturaleza… Lo importante es entrar en relación con la
trascendencia, liberándonos del ego”.
La meditación, una
herramienta poderosa
Para
Esgueva la mejor herramienta que tenemos para entrenar nuestra mente y, a
través de ella, ser más felices, es la meditación.
Para la escritora es casi una cuestión de salud pública: “Es fundamental.
Debería enseñarse en el colegio. Si enseñáramos meditación e inteligencia
emocional a los niños serían capaces de solucionar sus problemas de
concentración, de agresividad, y de relación con sus compañeros, sin medicación
ni frustración”. La educación, asegura Esgueva, está errando a la hora de
ofrecer a los niños las herramientas que realmente van a necesitar en su vida: “En las aulas se enseña a repetir y
memorizar, muy poco a pensar, y nada a vivir. Hace falta que los individuos
tomemos conciencia de esto y apostemos por un cambio educativo”.
La
felicidad no depende de los demás, está en uno mismo.
Esgueva ha estudiado en profundidad el budismo tibetano. Todos los años pasa
grandes temporadas en la India, Nepal y el Tíbet, donde estudia el desarrollo
de la mente con los lamas. Si hay algo que tiene claro de todo lo que ha
aprendido es que el ser humano es una unidad formada por mente, cuerpo y
espíritu, y “todo afecta”. En las circunstancias en que vivimos, explica, no es
de extrañar que el 80% de las consultas médicas estén relacionadas directa o
indirectamente con el estrés. “Si entramos en una espiral negativa es muy
difícil que no nos afecte”, asegura. Pero tal como ha aprendido del budismo,
“la felicidad no depende de los demás, está en uno mismo”.
En su opinión, con la
que está cayendo muchas personas han entrado en una espiral de lucha interna,
de repudio de la realidad, que hace mucho daño. La única manera de salir
adelante, explica, es encontrar un equilibrio interno. “Si estás bajo un estado
emocional negativo”, cuenta Esgueva, “tomarás decisiones inadecuadas, caminos
que no quieres tomar y que te llevarán a un lugar al que no querías ir”.
Hacia un cambio de
mentalidad
“Hace
falta menos lucha y más aceptación”, asegura Esgueva.
Resulta una afirmación un tanto conformista para los tiempos que corren, pero
la escritora asegura que no lo es en absoluto: “Yo no creo en la pasividad, pero hay que tomar distancia de lo que nos
ocurra. Si nos metemos en el ojo del huracán éste va a arrastrarnos. Hay que
marcar distancia y tomar decisiones con templanza. Creo que los sueños se
pueden convertir en realidad, pero hay que conocer el momento de actuar y el de
parar. No demos resignarnos, debemos aceptar desde la paz que algo está
ocurriendo y buscar soluciones”.
En opinión de
Esgueva, hay algo de moda en la explosión de todo lo relacionado con la
filosofía oriental, el bienestar y la psicología positiva, pero también,
asegura, estamos viendo un cambio de mentalidad: “Están cayendo los edificios
que habíamos construido y vemos que aquello que nos daba seguridad, como una
casa, un seguro o un trabajo, desaparece. Todo pierde fuerza. Las bases sobre
las que habíamos asentado nuestra vida se está derrumbando. La gente se está
planteando otras soluciones. Saber que el poder reside en ti mismo es muy liberador”.
Referencia:Miguel Ayuso, “Cómo poner en pie los tres pilares de la felicidad (con la fuerza de tu mente)”, http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2013/03/08/como-poner-en-pie-los-tres-pilares-de-la-felicidad-con-la-fuerza-de-tu-mente-116410/, 08 Marzo 2013
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