A
continuación, se transcriben algunos extractos de la publicación del Sacerdote Francisco
Rubio Miralles en el sitio www.laverdad.es
:
El
Párroco Francisco Rubio nos dice:
La
felicidad que todos buscamos, y a la que tenemos derecho, con demasiada
frecuencia se ve ensombrecida por mil circunstancias que se entrecruzan en
nuestro camino diario.
El
ser humano es incapaz de darse la felicidad a sí mismo ni encontrarla solo en
las cosas y personas que podamos tener en nuestro entorno.
La
felicidad verdadera de cualquier ser humano necesita remontarse a una fuente
más alta, que está fuera de él, pero no lejos de él. Si tenemos derecho a ser
felices, tenemos la obligación de salir en búsqueda de esa fuente.
Esa
fuente es Dios y el camino que nos conduce a ella es la fe. Es más, Dios no es
solo la fuente de nuestra felicidad, sino su única garantía.
Solo
quienes han puesto en Dios la fuente de su felicidad y han anclado en el amor
de Dios todos los anhelos de su corazón, ha sido capaces incluso de dar su vida
por ese ideal. No sabían de enemigos e incluso morían amando a quienes les
quitaban la vida.
Cuando
la Iglesia nos recuerda que es necesario llevar la fe a todos los rincones de
la tierra, lo que quiere es que nos impliquemos en la apasionante tarea de
llevar a todos la verdadera felicidad. Una felicidad que solo se encuentra en
Dios y que solo se alcanza mediante la fe, que se hace operativa en la práctica
del amor.
Quienes
hemos tenido la suerte de recibir de Dios ese don no podemos ocultarlo ni
vivirlo en un estrecho individualismo. Por el contrario, hemos de colaborar
para compartirlo con quienes no lo han recibido o lo han perdido. Una fe, que
no se propaga, muere necesariamente.
Nunca
me olvido de unas palabras que, en cierta ocasión, dijo Juan Pablo II a una
persona: «¡Qué triste debe ser pasar por la vida sin fe!».
Referencia:
Francisco
Rubio Miralles, “La alegría de la fe”, 21 Octubre 2012, http://www.laverdad.es/murcia/v/20121021/murcia/alegria-20121021.html
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