En
el tema de la felicidad, hay cosas que la ciencia ya ha comprobado, otras que están
en procesos de investigación, pero no por eso no son ciertas… sobre todos para
un creyente.
Hay
una máxima, que dice que mientras más inmaterial… más invisible… más
intangible… es más poderoso. La aplicación a la felicidad es que mientras más alto sea el plano en que actúes… más
permanente es tu felicidad:
Una
aplicación práctica de lo indicado es:
Si
quieres Ser Feliz:
Un
momento… come chocolate…
Un
día… siente la emoción de ayudar a
alguien…
Un
mes… piensa y define ser feliz…
Toda
la vida… disfruta la ley del amor de Dios.
En
el contexto del plano de espíritu, se reproduce el artículo del Padre Efraín
Aldana S.J., publicado en el sitio www.eluniversal.com.co:
La
felicidad es asunto del espíritu. La clave para ser feliz mora en el interior
de cada uno, según Buda; y es un hábito
o de acumulación de varios hábitos, según Aristóteles. Es una responsabilidad
moral, una búsqueda de un estado permanente que produce satisfacción plena de
los anhelos más exigentes del hombre.
Para
el pueblo judío y para la Reforma
Calvinista tener felicidad y dinero era
sinónimo de estar bien con Dios. Tenemos el ejemplo de José en Egipto, a quien
le fue bien porque Dios estaba con él. El interrogante que se presentaba era el
siguiente: ¿Cómo un hombre impío podría ser feliz? La respuesta más fácil es
decir que todo entraba en el plan de Dios.
Sin
embargo es Jesús quien aclara para siempre este problema con su testimonio. Con
la predicación del Reino va a dejar sentado para siempre que su Padre, Dios, no
quiere que nadie sufra. El mismo Jesús de Nazaret fue colgado de un madero por
causa de fidelidad a su Padre, porque amó hasta el extremo.
La
felicidad es compromiso, lucha, reto, distención, abrazos, incluso aunque
parezca paradójico, dolor. Es como un
ungüento que nos penetra el alma y suaviza nuestros ardores interiores. Se
llega a ser feliz solo cuando se alcanzan
las metas. El gozo es otro factor importante, que más que una alegría, es
felicidad: pensar positivamente, reírse, relajarse, escuchar una buena música,
el buen humor, la contemplación de las bellezas naturales y sobre todo la
oración, como amor y poder de la comunicación con Dios.
Ser
feliz no es tener un cielo sin tempestades, un camino sin accidentes, un
trabajo sin descanso. Ser feliz es encontrar fuerza en el perdón, esperanza en
las batallas, seguridad en el pánico del mundo, amor en los desencuentros. Es
aprender las lecciones de los fracasos. No se trata solamente de tener alegría
con los aplausos, sino encontrar alegría en el anonimato.
Ser
feliz es saber viajar dentro de sí mismo. Es atravesar desiertos y ser capaz de
encontrar un oasis en lo recóndito del alma. Es agradecer a Dios cada mañana
por el milagro de la vida. Ser feliz es no tener miedo de los propios
sentimientos. Es saber hablar de sí mismo. Es tener momentos poéticos con los
amigos, aunque a veces nos hieran. Es tener madurez para decir “me equivoqué”.
Es tener osadía para poder perdonar. Es tener sensibilidad para decir: te
necesito. Es tener capacidad de decir: te amo.
Ser
feliz es saber aprovechar las oportunidades. Que en las primaveras seamos
amantes de la alegría y en los inviernos amigos de la “sabiduría”. Así seremos
cada vez más apasionados por la vida.
Referencia:
-
Efraín Aldana S.J., “Felicidad”, http://www.eluniversal.com.co/opinion/columna/la-felicidad,
30 mayo 2013.- efraldana@yahoo.com
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