Dice Dios:
“Quiero la
Felicidad de los hombres”
“Cuando veo a los hombres felices, he alcanzado mi objetivo”“Ése es el sentido de mi Creación: la felicidad de los hombres”
“Y necesito personas felices, para que hagan felices a los demás”
Mi anhelo más profundo es hacer felices a los
hombres.
Pero sé bien, y lo he vivido lo suficiente, que si me estanco es mis cosas y
si me dejo acosar por preocupaciones,
también se me apagan a mí todas las luces,
no puedo ayudar absolutamente a nadie.
Las puertas se cierran.
Se hace oscuro, se hace de noche.
No queda ninguna luz en el horizonte.
Y me encuentro igual de desanimado, de decepcionado
entre la multitud de quienes vagan sin encontrar la salida.
Las manos dejan de encontrar otras manos.
Los corazones dejan de encontrar otros corazones.
Quiero ser feliz, para hacer feliz a otros.
Yo quiero ser feliz de manera muy sencilla
porque la felicidad la componen muchos pedazos, y un pedazo siempre es pequeño.
La felicidad que me falta es la felicidad de los otros.
Pero una cosa se corresponde con la otra.
Cuanto más hago por los demás, y cuanto más me doy a mí mismo,
tanto más libre y feliz me siento.
Cuando me olvido de mí mismo, de mis penas,
y cuando las penas del otro me devuelven
de nuevo a mis penas, éstas se han vuelto
tanto más pequeñas e insignificantes.
Referencia:
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Citado en:
Phil Bosmans, “Dios, ¡Eres Increíble!”, Ediciones 29, Barcelona, España, 1era.
Edición de Octubre 1996, pp 186.
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