Epicuro,
filósofo fundador de una de las escuelas más importantes de pensamiento de la
edad Helenística y Romana.
La
esencia de la filosofía epicúrea, es curar la enfermedad del alma y de enseñar
a las personas a vivir plenamente del placer.
Los hombres son
incapaces de encontrar la felicidad porque no se sienten nunca satisfechos de
aquello que tienen, o porque quieren a toda costa aquello que nunca podrán
tener, o porque pierden el placer que tienen con el constante temor de perderlo.
A
continuación extractos de “Carta sobre la
Felicidad” de Epicuro a Meneceo:
Nunca
se es demasiado joven ni demasiado viejo para conocer la felicidad. A cualquier edad es bonito ocuparse
del bienestar de nuestra alma. Quién va por ahí diciendo que no ha encontrado
el momento para dedicarse a la propia felicidad, o que ya es demasiado tarde,
es como si sostuviera que no es todavía el momento de ser feliz, o que ya ha
pasado la edad para serlo.
Sin embargo es justo
que nosotros, tanto de jóvenes como de mayores, nos dediquemos a conocer la
felicidad; para sentirnos jóvenes cuando tengamos unos años, en virtud del
recuerdo de la felicidad que hemos tenido en el pasado, y de jóvenes sin
embargo, para reforzarnos con esta y prepararnos a no temer al futuro.
Busquemos
entonces de reconocer las cosas que nos dan la felicidad, porque cuando está,
no buscamos nada más, y cuando sin embargo no está, hacemos de todo para
poseerla.
Practica y medita
acerca de las cosas que te he recomendado siempre, porque son los fundamentos
para una vida feliz.
Sobre
Dios:
Primero
de todo considera la naturaleza de Dios como una cosa eterna y feliz, como nos
sugiere la misma idea de divinidad que nos es innata. No atribuyas a la divinidad
nada que sea privada de fuerza y vitalidad o que sea el contrario a todo
aquello que es feliz, pero mírala siempre como una condición de eterna unión
con la felicidad.
….Dependiendo de cómo se piensan que son los Dioses, les podemos hacer resaltar a estos los mayores sufrimientos, así como los bienes más espléndidos. Pero nosotros sabemos que ellos existen con la condición perfecta de felicidad…
Sobre
la muerte:
¡Acostúmbrate
a pensar que la muerte no significa nada!
Reflexiona: el disfrutar
y el sufrir son ambas sensaciones que nosotros advertimos solo viviendo,
mientras la muerte sin embargo, es la abstinencia total del sentir.…
Cuando nosotros estamos en vida, la muerte no está, cuando ella está, no estamos nosotros.
No es nada entonces, ni para los vivos ni para los muertos: para los vivos porque no está, para los muertos sin embargo, porque no son más ellos.
…
El verdadero sabio, así como no le desagrada vivir, no teme ni siquiera no vivir. Para él la vida no es un mal, como no es un mal el no vivir.
…
Sobre
el futuro:
Tengamos presente que
el futuro es solo en parte nuestro. Solo así lo aceptaremos plenamente; sin
esperar que absolutamente tendremos aquello que deseamos y sin desesperarnos en
el caso contrario.
Sobre
los deseos:
Así recordaremos que
en cuanto respecta a nuestro deseos, sólo algunos son realmente naturales,
mientras otros son inútiles, y entre los naturales podemos individualizar
aquellos necesarios. Y entre los necesarios algunos son fundamentales para la
felicidad, otros para el bienestar físico, otros para la vida.
Un
conocimiento pleno de los deseos permite reconducir cada decisión al bienestar
del cuerpo y a la perfecta serenidad del alma; es este el logro de un estado, el
resultado de una vida feliz.
Cada acción debe
alejarse de los sufrimientos y del ansia.
Una vez logrado esta
condición, cada tormenta interna cesará, porque nosotros mismos no tendremos
más necesidad de ninguna cosa, y ninguna cosa más deberemos buscar para el bien
del alma y del cuerpo.
Nuestra naturaleza de hecho, nos empuja a buscar
placeres cuando sufrimos por falta de eso. Sin embargo si no sufrimos,
significa que no tenemos necesidad.
Sobre
los placeres:
Por
eso nosotros retenemos el placer, fuente y fin de la vida feliz, porque lo
hemos reconocido como el bien más importante que nos han concedido. Y en el placer debemos fundar
nuestras decisiones, desde el momento que logramos cada decisión de aceptación
o de rechazo, en base al sentimiento del placer o del dolor.
No siempre decidimos
escoger el placer. A veces es más oportuno dejar algunos, porque podrían traer
más mal que bien, mientras en otras situaciones es más oportuno escoger un
sufrimiento respecto al placer, porque si es soportada, a la larga, llevará más
adelante un mayor placer.
Así pues cada placer es un bien por su propia natura, pero no siempre lo escogeremos. De mismo modo cada dolor es un mal, pero no por eso siempre escaparemos. Debemos tener en cuenta placer y dolor según el caso específico, en base a los beneficios y daños inmediatos y futuros, que nos puede recaer. Algunas veces pasará que el bien será un mal, y el mal un bien.
Sobre
las necesidades:
Otra
cosa muy importante para nuestra felicidad es la independencia de las
necesidades.
Y no porque debamos conformarnos con poco, sino porque dejando de sentir
siempre nuevas necesidades, lograremos disfrutar también de lo poco, si nos
encontrásemos improvisadamente a no tener mucho; la abundancia de hecho, se
disfruta con más dulzura cuando menos de ella dependemos.
En el fondo aquello
que verdaderamente sirve es simple de encontrar, es lo útil en lugar de ser
difícil.
Los sabores simples
dan el mismo placer de los refinados; un vaso de agua y un trozo de pan, son los placeres más grandes
para quienes no tienen comida.
Saber vivir con poco,
no solo lleva salud también nos libera de las preocupaciones por las
necesidades de la vida, también, cuando nos llega el poder vivir en la riqueza,
apreciamos mejor esta condición, y nos hace indiferentes ante las bromas de la
suerte.
…
Sobre
la inteligencia:
… es la lúcida reflexión
que precede cada decisión, que hace posible reconocer y rechazar los falsos
acondicionamientos, causa de inmensos sufrimientos para nuestra alma.
Principio y bien
supremo de todo es la inteligencia de las cosas, y tal género de inteligencia
es también preferible a la misma filosofía: es la madre de todas las virtudes.
Es
la que nos ayuda a entender que no se puede tener una vida feliz sin que sea
inteligente, hermosa y justa, del mismo modo una vida inteligente, hermosa y justa
desprovista de felicidad, porque las virtudes son inherentes a la felicidad y
de esta invisibles.
…
Sobre
la suerte:
… las cosas suceden o
por necesidad, o por voluntad de la fortuna o por nuestra voluntad.
La
necesidad es sin responsabilidad, la suerte es cambiable, sin embargo nuestra
voluntad es libre, y puede merecerse culpa o alabanza.
Antes
de ser esclavos de nuestro destino, según los físicos, es mejor creer en las
fábulas de los dioses, que al menos ellos pueden ser apaciguados con
oraciones., en lugar de la implacable e inflexible necesidad.…
El sabio no cree, que la fortuna puede dar a los hombres algún bien o mal determinante para una vida feliz, pero sabe, que puede empujarse hacia grandes bienes o grandes males.
Pero es mejor no tener fortuna, pero
si sabiduría…
Referencias:
-
Citado
en: Epicuro, “Carta sobre la Felicidad”, Good Mood, 2015.
-
Imagen
obtenida de: http://www.fundacionunam.org.mx/humanidades/como-alcanzar-la-felicidad-segun-epicuro/,
26Julio 2015.
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