A continuación un
enfoque de José M. Burgos sobre la felicidad, en relación a su temporalidad y de
la importancia del amor:
Todos
anhelamos ser felices y erróneamente creemos que el poder y
la riqueza son los mejores medios para lograr la dicha. Pero en realidad, la felicidad no siempre se consigue a través del
poder y la riqueza porque sin salud y sin amor, es imposible.
La
felicidad es un estado de ánimo que produce una gran satisfacción. La persona
que está feliz se siente en paz, contenta y complacida.
No obstante, su concepto es subjetivo y relativo. No existe un índice de
felicidad o una escala que pueda medir el grado de dicha de un individuo.
Por lo general, el
ser humano siente una felicidad temporal cuando logra un objetivo o cuando
consigue solucionar algún problema que lo intranquiliza. La sensación de paz
que nos proporciona un deber cumplido y una conciencia limpia se puede traducir
como una especie de felicidad.
Hay gente que busca
la felicidad en un futuro que va más allá de la muerte. Es decir, personas que
creen que la alcanzarán a través de una interesada fe inculcada por la familia
o por algún predicador que promete que lograrán la dicha eterna en un edén que
ellos mismos no conocen.
La mayoría de los
seres humanos prefieren aparentar una felicidad inexistente y ser admirados,
que infelices y ser compadecidos.
Referencia:
José M. Burgos S., “La
felicidad”, http://www.elnuevoherald.com/2013/04/09/1450119/la-felicidad.html,
04 Abril 2013.
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