A
continuación se reproduce el artículo de Gustavo Adolfo Guacaneme González, que
nos comenta de las “cadenas” que debemos romper para ser feliz en nuestro peregrinar
en la vida terrenal.
Nos
dice:
Nunca
me cansaré de decir que al ser humano no
le gusta ser feliz porque considera que
nos es merecedor de ese estado de felicidad y armonía y hace todo lo posible
para que así suceda haciendo que su vida se convierta en dolor y sufrimiento.
Y es que estos dos lamentables estados han estado unidos a la humanidad desde
que está sobre la faz de la tierra y están tan arraigados que si no los tiene,
considera que su vida no tiene razón de ser.
Cuando
un individuo se encuentra en un estado de plenitud y equilibrio en su vida
interior en incluso al interior de su
familia no ve la forma de cargarse el sufrimiento de otros, pareciera que fuera un estado de
masoquismo espiritual que hace sea el que contribuye a ese desequilibrio
energético del individuo.
Lo
peor del asunto es que en nuestra sociedad, la felicidad tiene el concepto más
equivocado del mundo pues se piensa que este supuesto estado es simplemente
tener un buen automóvil, una gran casa, un excelente empleo, unas buenas
vacaciones, unos excelentes colegios para los hijos, etc y la verdad es que al
interior de estos núcleos familiares lo
que más frecuente vemos es infelicidad, incertidumbre e insatisfacción porque
recordemos que el ser humano nunca está contento con lo que tiene sino que
quiere más. Y no es que me oponga a que se viva en buenas condiciones
económicas o materiales sino que la
buena asimilación en la consecución de todos estos logros materiales se haga
con algo que se llama el despertar de la
consciencia que nos va permitir conocernos a nosotros mismos, a nuestro entorno logrando una
felicidad interior y permitiendo
disfrutar todas estas adquisiciones.
No
siempre el tener más es signo de felicidad e incluso en muchas ocasiones
termina siendo todo lo contrario haciendo de la vida de las personas un
infierno en donde no se quisiera tener nada a cambio de la propia felicidad y
que el ideal sería que este sentimiento
este asociado a una paz interior haciendo que nuestra existencia tenga un
verdadera razón de ser. Actualmente vivimos en un mundo donde nos
importa más como nos perciben los demás
que como realmente nos percibimos nosotros mismos como si del qué dirán
viviéramos, comiéramos y demás y aunque suena ilógico esa es la realidad,
vuelvo y repito pareciera una tarea a lo largo de toda la vida dedicada a ser
infelices, que lástima que nuestra verdadera esencia se encuentra tan
deteriorada y debilitada en donde hasta la menor observación nos hace sentir mal y culpables de todo.
La felicidad se lleva
en nuestro espíritu pero lo más importante se cultiva y se hace crecer
compartiéndola con todo nuestro entorno
y a esto no hay que meterle conceptos religiosos, políticos, culturales u
otros, lo que realmente si es importante
es que debe ser el común denominador de todas nuestras acciones en esta corta aventura que se llama
vida y que tan solo es un instante y en cualquier momento se esfuma. A
muchas personas se les proporcionan todos los medios para que sean felices pero
así y todo no les gusta por eso viejo
dicho popular que dice “lo gordo cansa y
lo flaco amansa” nunca dejara de tener
vigencia al parecer nuestra naturaleza es así y es como que la lleváramos
incrustada en nuestro ADN y eso si no tiene vuelta atrás. Por eso todo los días en la mañana cuando abra sus ojos al despertar recuerde
que la felicidad es lo único que la vida le pide a cambio así que hágala una
realidad y disfrútela.
Referencias:
-
Citado en: Gustavo Adolfo Guacaneme
González, “Ser feliz, el único precio que la vida nos pide a cambio”, http://www.eldiario.com.co/seccion/OPINION/ser-feliz-el-nico-precio-que-la-vida-nos-pide-a-cambio1604.html,
12 Abril 2016.
-
Imagen obtenida de: http://necesitodetodos.org/2012/08/liberarnos-de-las-cadenas/,
22 Abril 2016.
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