A
continuación recomendaciones proporcionadas por un equipo multidisciplinario de
expertos y que fueron plasmadas en la «Guía práctica del buen trato al niño».
La autora del artículo resume
en:
Dar afecto y apoyo, dedicar
tiempo a los hijos, hablar con ellos, establecer normas... Son las pautas del
buen trato a los niños… Son los pilares de la crianza, educación y felicidad de
nuestros hijos. Los principios que los padres nunca deben olvidar para que los
niños desarrollen su personalidad, en equilibrio y armonía, y tengan un futuro.
A
su vez, indica los cimientos que la familia debe ofrecer a diario
para hacer feliz a sus hijos:
1.
Proporcionarles
afecto y apoyo.
«Nuestros hijos quieren abrazos, caricias... que
empaticemos con ellos. Así les damos seguridad», comenta Jesús García Pérez,
coordinador de este trabajo y jefe de la Unidad de Pediatría Social del
Hospital Niño Jesús de Madrid. Mantener una actitud amable y cariñosa, a la vez
que firme y consciente, ayuda a establecer una relación de confianza y amor
entre padres e hijos. Y eso proporciona a los niños (futuros adultos)
autoestima, alegría, les ayuda a tolerar mejor las frustraciones, afrontan
mejor las situaciones difíciles... Para ello se puede empezar jugando con los
niños, intentando comprender lo que quieren decir, agradeciendo su ayuda y
esfuerzo, compartiendo con ellos sentimientos y opiniones...
2.
Dedicar
tiempo para interaccionar con los hijos.
Los
expertos aconsejan estar tranquilos cuando estemos con los hijos, ya sea en el
coche o andando de camino al colegio, cuando les llevemos al pediatra, haciendo
la compra o las tareas domésticas... Se trata de disfrutar de la compañía en
cualquier circunstancia ya sea ordenando un armario, poniendo la mesa o jugando
con los peluches o los videojuegos, o viendo juntos la televisión...
3.
Comprender
las características evolutivas del comportamiento de los hijos a cada edad determinada.
Es
la mejor forma de entender las reacciones que tienen los niños y adolescentes.
Hay comportamientos que son propios de una edad, conocerlos nos ayudará a saber
reaccionar sin necesidad de enfadarnos, reñirles o castigarles. Por ejemplo, a
los tres años es típico que se nieguen a colaborar con los padres: esto indica
que están empezando a construir su propia personalidad.
4. Comunicarse abiertamente con los niños,
escuchar y respetar sus puntos de vista y promover su participación en la toma
de decisiones y en las dinámicas familiares. Y en esto también puede ayudar
mucho valorar sus capacidades y su potencial con frases como: «Veo que has
avanzado mucho en esta tarea» o «Es estupendo que hayas llegado a la hora que
acordamos».
5. Establecer límites y normas según la edad para
orientar el adecuado comportamiento de los hijos. Y eso empieza desde la más
tierna infancia. Cuando exploran o experimentan se les pueden olvidar las
normas. Muchas veces no están retando ni tienen intención de molestar, y otras
sí. Pero reaccionar con gritos, riñas y amenazas solo puede conllevar que los
niños también reproduzcan estos comportamientos. Cuando crecen incluso conviene
comentar y decidir con ellos cuáles son las normas y las consecuencias que
conlleva su incumplimiento.
Citado
en:
M. J. PÉREZ-BARCO, “Cómo hacer felices a
nuestros hijos”, 13 septiembre 2012, http://www.abc.es/20120913/familia-padres-hijos/abci-guia-buen-trato-201209131315.html
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