A continuación un
extracto del artículo del Padre Jesús Álvarez, publicado en www.elporvenir.com.mx.
El Padre Álvarez nos
dice:
Jesús, con su
nacimiento, vida, muerte y resurrección, tuvo un único objetivo: enseñarnos que
Dios nos ama y enseñarnos a corresponderle amándolo a él y amándonos unos a
otros.
Es más: él superó y
nos pide que superemos el mandamiento antiguo de “amar al prójimo como a sí
mismo”, cambiándolo por el suyo: “Ámense los unos a los otros como yo los amo”.
Él nos reveló su
forma de amar: “Nadie tiene un amor más grande que el que da la vida por los
que ama”.
El
verdadero amor a Dios y al prójimo es la única fuente de la felicidad
y de la libertad en el tiempo y en la eternidad.
Pero la mayoría
pretenden beber el agua de la felicidad sin conectarse a su fuente, y buscan
todos los charcos contaminados de los placeres: drogas, alcohol, orgías,
sensualidad, lujos, poder…, incluso a costa del sufrimiento y de la infelicidad
del prójimo.
Lo cual sucede
también entre gente que se tiene por “muy religiosa”. Se hace pasar por amor lo
que es puro egoísmo, y por felicidad lo que es sólo cosquillas superficiales
del sistema nervioso.
Son muchas las cosas
que gustan, pero que no llenan, porque no son justas, y terminan por llevar a
la total infelicidad.
Amar como Cristo
Jesús ama, es nuestra vocación, realización, libertad y felicidad en el tiempo
y en la eternidad.
El amor es fuego
encendido por el Espíritu Santo en el corazón humano, que está hecho a imagen
del corazón de Dios-Amor-Cariño-Ternura al infinito.
“Si me falta el amor,
de nada me sirve…”. El mandamiento del amor no es pesado, sino que da alas a
toda la vida.
Citado en:
Jesús Álvarez, “El
mandamiento del amor y la felicidad“,04 de Noviembre de 2012, http://www.elporvenir.com.mx/notas.asp?nota_id=624651
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