Se presenta un
extracto de artículo de Félix González Moreno, quien nos dice:
Muchos eminentes
pensadores sostienen que todo lo que hace el ser humano lo hace buscando la
felicidad. Dicen que la felicidad es el objetivo de nuestra existencia.
El mundo entiende por
felicidad el estado de euforia que procede de la abundancia de bienes
terrenales y de la ausencia de todo dolor y conflicto.
No, nuestra felicidad
no puede descansar en las circunstancias de la vida. Si nosotros sólo esperamos
la felicidad de las circunstancias, nunca seremos felices, porque siempre
viviremos con el temor de perderla. Pues, un accidente, y ¡adios a la salud!;
un revés en los negocios, y ¡nos vemos en la más negra bancarrota!; un despido
de la fábrica, y ¡el paro consume nuestra dicha!; una muerte en la familia, y
¡la más negra desgracia viene a hacernos compañía!
Nosotros tenemos que
ser bienaventurados en este mundo, si es que queremos serlo en el venidero. Y
si no conseguimos la felicidad en esta vida, tampoco la conseguiremos en la
vida eterna.
Dios quiere que seamos felices y dichosos ya
aquí en la tierra.
Y lo maravilloso
ahora es que Dios no quiere su felicidad para sí solo. Él quiere compartirla
con nosotros. Quiere que seamos felices, como él es feliz. ¿Cómo podremos alcanzar la felicidad?
Para esto es
necesario, en primer lugar, remover de nuestra vida lo que nos impide ser
felices. Y esto es el pecado. Mientras que el pecado nos domine no gozaremos de
verdadera paz, ni de auténtica felicidad. No podemos pecar deliberadamente y
ser dichosos. El pecado produce invariablemente muerte, y la muerte no es bella
ni agradable. No, la muerte no hace feliz. Sólo cuando el pecado ha sido
removido de nuestra vida comienza la felicidad
Nuestra felicidad
tiene un nombre: Cristo. Gracias a Dios que existe semejante felicidad para
esta vida.
Referencia:
Félix González Moreno, “Jesús y la felicidad
posible”, 27 Octubre 2012, http://www.protestantedigital.com/ES/Magacin/articulo/5081/Jesus-y-la-felicidad-posible
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