A
continuación extracto del artículo de Carlos Ramirez, sobre la visión del
Filosofo Alemán Arthur Schopenhauer sobre la Felicidad.
La
felicidad, dice Schopenhauer, es individual y egoísta y no por el temor a la
muerte, a cuestiones metafísicas o la adquisición de riquezas materiales,
estaremos en el camino correcto hacia la felicidad, sino todo lo contrario
puesto que la felicidad radica en lo que
es cada individuo.
Schopenhauer dice,
que lo primordial para el hombre y el medio que nos llevara a la felicidad, es
lo que radica en nosotros mismos es decir dentro de los hombres radica su
malestar o su bienaventuranza. Nuestro bienestar
depende de nuestra individualidad, el hombre, no es más que lo es en sí mismo
o lo que representa. El bienestar propio
es donde radica nuestra verdadera
felicidad. Por consiguiente las riquezas materiales son banales puesto que son
riquezas que buscan los imbéciles y el imbécil, dice el filósofo, por más que
posea riquezas siempre será imbécil, mientras que el hombre que cultiva su
intelectualidad siempre será superior, aunque esto lo lleve a la soledad.
Lo que somos es lo
más esencial para la felicidad, puesto que esto a diferencia de lo material no
puede ser robado. En este sentido su valor supera en
absoluto cualquier riqueza material; ahora bien, la riqueza material siempre
llevará a los hombres a querer más, lo que tiene como consecuencia, la ausencia
total de una individualidad es decir de lo que somos y como resultado no
podremos ser felices.
Ya
dicho, que lo que es, contribuye más a la felicidad que lo que se tiene. Lo
principal es siempre lo que un hombre es en su individualidad, pero esta individualidad
viene acompañada de dolor y sufrimiento, puesto que esta soledad acompaña al
hombre en todo lugar y en todo momento.
Hay dos grandes
enemigos de la felicidad humana, el dolor y el fastidio, además mientras nos
alejamos de uno nos acercamos al otro, de modo que comenta el filósofo que
nuestra vida oscila entre ambos. “En efecto,
exteriormente la necesidad y la privación engendran el dolor; en cambio, la
comodidad y la abundancia hacen nacer el fastidio”. Esto nubla la visión de la
felicidad humana, puesto que vemos a las clases más necesitadas luchar
insaciablemente por obtener dinero y a los más privilegiados cayendo en el
aburrimiento y tratando de ocupar su tiempo. Lo que deja ver que en sus
necesidades creen que se encuentra la felicidad. En cambio, el hombre
inteligente aspira ante todo a huir del dolor, buscará una vida tranquila y
modesta, alejada de cualquier problema que se interponga en su reflexión
intelectual.
Todas las fuentes
exteriores de felicidad son inciertas equívocas y figurativas y expuestas a
caducar fácilmente. Schopenhauer ejemplifica con los
hombres de musculatura abundante, estos hombres dice, son capaces de mover
grandes estructuras y están dotados de fuerza extrahumana. Pero con el paso del
tiempo se quedaran sin su gran fortaleza y en cambio recibirán fuertes dolores
por la vida de su juventud; en cambio el hombre sabio es totalmente lo
contrario, puesto que éste en vez de deteriorarse con el paso del tiempo va
adquiriendo más conocimientos y sabiduría.
Así
el hombre con grande dotes intelectuales, será capaz de interesarse en
cualquier cosa por la vía de la razón. En cambio los hombres comunes tienen que
vivir en sociedad puesto que no son capaces de soportar su soledad, ya que se
encuentran vacíos en sí mismos, viven en sociedad entre lujuria y distractores,
que tienen como finalidad llenar el tiempo de sobra puesto que no son capaces
de llevar a cabo una reflexión. El hombre intelectual tendrá la desventaja de
su conocimiento, lo llevará a un abismo solitario, puesto que el hombre común
no comprende las necesidades intelectuales. El conocimiento llevará al hombre
que lo posee a tristezas y dolor, pero en cambio, encontrará la felicidad.
Referencia:
Carlos Ramirez
Valdés, “Schopenhauer – La felicidad, la inteligencia y el
dolor”, 22
Noviembre 2012, http://textosfil.blogspot.com/2012/11/schopenhauer-la-felicidad-la.html#!/2012/11/schopenhauer-la-felicidad-la.html
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