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domingo, 24 de abril de 2016

Para no confundir: placer, deseo, Felicidad


A continuación un extracto del artículo del jurista y profesor universitario Enrique Santín, que aclara los términos de placer, deseo y felicidad:

Nos dice:

Placer y Felicidad

El placer es una sensación agradable, fugaz y pasajera, que produce satisfacción: la felicidad, en cambio, es un estado de ánimo por el que una persona se siente satisfecha consigo misma y con el entorno y ambiente que disfruta y le rodea.

La felicidad es, pues, un “estado anímico” y no un “suceso” o “episodio”. Por eso, de una persona puede decirse que “es feliz” cuando su vida se desarrolla conforme a sus deseos y círculo vital. La expresión “ser feliz” no es aplicable al placer, pues éste es un goce más o menos ­transitorio.

“El placer tiene un breve efecto momentáneo, pues se consume en sí mismo”; “la felicidad produce un bienestar más profundo que se instala en lo más íntimo de la persona”, según el teólogo Aurelio Fernández Fernández. El placer se agota o extingue con el goce que produce; la felicidad, en cambio, es una situación que perdura y se mantiene.

“Ser feliz” es atribuir a una persona la conformidad de su vida y actividad con sus deseos y preferencias; “tener placer” es la sensación de goce o agrado que puede experimentar la persona aunque no sea feliz. No debe confundirse, por consiguiente, la felicidad con el deseo.

Deseo y Felicidad

El ansia o deseo de felicidad es común a todo ser humano; pero no todo deseo proporciona la felicidad, ni todas las personas sienten, para ser felices, el mismo deseo, ni éste colma siempre, plenamente, su felicidad. El deseo es un impulso que produce ansiedad e incluso angustia, mientras no se consigue. La felicidad comporta serenidad y equilibrio en quien la tiene y disfruta.

Lo anterior pone de manifiesto que la felicidad es una opción personal y, por lo tanto, difícil de objetivar como pretenden filósofos y teólogos que identifican la felicidad con el bien. Feliz no es el que más tiene, ni tampoco el que menos desea; feliz es, precisamente, el que “tiene lo que desea”.

Que la felicidad sea “el objetivo de la vida” o, como dice Aristóteles, San Agustín y otros autores, “el supremo bien del hombre”, no prejuzga que, invariable y necesariamente, todos los humanos tengan la misma idea del bien o de lo bueno. La sabiduría popular identifica el bien con lo deseable; por eso a una mala conducta la califica de “indeseable”.

Referencias:
-      Citado en: Enrique Santín, “Placer, deseo, felicidad”, http://www.elcorreogallego.es/opinion/ecg/enrique-santin-placer-deseo-felicidad/idEdicion-2016-04-14/idNoticia-991351/, 14 Abril 2016.
-      Imagen obtenida de: http://www.dbien.org/felicidad/mitos-e-ideas-erroneas-sobre-la-felicidad/, 24 Abril 2016.

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