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martes, 31 de octubre de 2017

Los ladrones de la Felicidad


Para ser más feliz hay que ser buenas personas.

Resumen:
La receta básica para ser feliz es: para ser más feliz hay que ser buenas personas.  Pero… existen “ladrones de la felicidad” que no desvían del camino que nos llevan a ser buenas personas.

Se entregan antecedentes del libro “Los cinco ladrones de la felicidad” de John Izzo, que nos indica que para ser mejores personas debemos aceptar la vida tal como es (evitando el control), siendo humilde (evitar el ego), no quererlo todo (evitar la codicia), viajando ligero de equipaje (evitar el consumismo) y perseguir nuestro sentido de la vida (evitando la comodidad).

La receta base de la felicidad
Si existiera una receta breve para ser más feliz, esta sería: para ser más feliz hay que ser buenas personas. Y si pensamos así, tiene mucho sentido la analogía de que existen ladrones de la felicidad que son aquellos comportamientos, aquellos actos, aquellos sentimientos, aquellas creencias que no desvían del camino para ser buenas personas.

En relación a lo indicado, es muy interesante lo planteado por John Izzo, que es el autor del libro de la Editorial Urano, “Los cinco ladrones de la felicidad” y que he accedido por el extracto del libro realizado por Clarin.com (1).

¿Qué plantea John Izzo?
El autor propone que aquello que nos resta felicidad no está por fuera de nosotros, sino en nuestro interior. No podemos culpar a nadie, pero sí podemos trabajar estos cinco patrones básicos y muy naturalizados en nuestra sociedad.

¿Por qué utilizar la metáfora de los ladrones?
Por definición, un ladrón es aquel que te arrebata algo que te pertenece. Y en el caso de la felicidad, los ladrones son los patrones mentales y filtros internos a través de los cuales contemplamos el mundo de una manera distorsionada. Nublan nuestra visión de lo que es cierto y natural.

En las diferentes tradiciones espirituales y mentales se indican que existen visiones distorsionadas del mundo que se debe evitar. Y que en esencia, todas las tradiciones enseñan que por naturaleza somos felices y estamos en armonía si conseguimos dominar esas fuerzas que tenemos en nuestro interior.

Los cinco obstáculos en el budismo:
-      El deseo sensorial,
-      La mala voluntad,
-      La pereza,
-      La inquietud y
-      La duda.

Los siete pecados capitales de la tradición monástica cristiana:
-      El orgullo,
-      La envidia,
-      La gula,
-      La lujuria,
-      La ira,
-      La avaricia y
-      La pereza.

Los cinco ladrones del sentido común del sijismo:
-      La lujuria,
-      La avaricia,
-      El apego,
-      La rabia y
-      La arrogancia.

¿Cuáles son los cinco ladrones de la felicidad?
John Izzo nos dice que: “No podemos culpar a nadie, pero sí podemos trabajar estos cinco patrones básicos y muy naturalizados en nuestra sociedad”.

El primer ladrón: el control

-      Este ladrón quiere hacernos creer que podemos controlar la vida, en lugar de aceptarla tal como es.
-      Tener metas en la vida o incluso desear algo que queremos que pase en una determinada situación, no afecta en lo que respecta a nuestra felicidad. El problema se produce cuando nos apegamos a controlar el resultado y el ladrón empieza a robarnos.
-      El robo de nuestra felicidad rara vez se debe a nuestras intenciones, sino a la tensión que sentimos cuando nos apegamos a los resultados de las cosas.
-      El ladrón también se presenta en nuestras relaciones cotidianas. Por ejemplo, pasamos mucho tiempo intentando controlar a los demás y esto nos provoca un sufrimiento interno interminable.
-      Acepta en todo momento las cosas tal como son. Influye en lo que puedas, a la vez que elige aceptar lo que sucede en cada momento.

El segundo ladrón: la arrogancia (ego)

-      Sobrevalorar tu importancia personal, creer que estás separado de los demás y que sólo puedes encontrar la felicidad destacando del resto.
-      Siempre que te des cuenta de que te obsesionas con la historia de tu vida, recuerda que formas parte de una historia mucho más importante. El ladrón quiere que te sientes a mirar tu reflejo, pero en ello no vas a encontrar la felicidad.
-      Recuerda que la felicidad es un subproducto de ser parte de algo más grande que uno mismo: una causa, el trabajo de tu vida o el servicio a la naturaleza o a las personas. Concéntrate en servir, en lugar de en recibir.

El tercer ladrón: la codicia

-      La codicia no es un deseo cualquiera, es esa parte de nosotros que mira hacia afuera y se fija en lo que tienen los demás, o en algo que no tenemos, y vuelve a nosotros en forma de envidia.
-      Cuando nos damos cuenta de que la codicia es tanto lo que sentimos en nuestro interior como el objeto de nuestro deseo externo, es fácil ver cómo puede robarnos la felicidad.
-      Pensemos en todas las cosas que codiciamos y que no tenemos: más dinero, mejor posición social, tener otros dones naturales diferentes a los que poseemos, otras parejas, un cabello con otra textura, ser más altos o más bajos, más jóvenes o mayores, y la lista sigue. El ladrón siempre nos está diciendo que deberíamos estar en un estado de carencia, decepción y envidia.
-      Pregúntate: “¿Soy la mejor versión de mí mismo?” Cuando uses las redes sociales, concéntrate en dar más valor a tus interacciones con los demás, involúcrate con ellos y demuestra tu alegría por lo que les sucede.
El cuarto ladrón: el consumismo

-      Nos dice que allí fuera hay algo que necesitamos para ser felices y que intenta ocultarnos la verdad de que en cualquier momento somos libres para elegir.
-      Este ladrón es como una persona sedienta que tiene una gran botella de agua fresca, pero un agujero en la garganta.
-      Hagámonos esta pregunta más profunda: ¿cómo podemos crear un sistema que permita la vida humana sin esclavizarnos a los objetos y al consumismo incesante que causa estragos en el planeta? Elige empezar a caminar con menos peso en tu mochila. Comparte cosas, compra menos y regala aquellas que restan valor.
-      Plántate frente al consumista que hay en ti. Siempre que sientas la tentación de comprar algo, pregúntate si te aportará verdadera felicidad. El problema no está en el objeto en sí, sino en creer que te hará feliz.
El quinto ladrón: la comodidad

-      Este ladrón es como una persona apática sentada en un sofá con el mando a distancia de la televisión en la mano. Quiere que veas siempre el mismo canal, en la misma posición cómoda, estancado en una rutina que no alienta la vida. No le preocupan las consecuencias de esta rutina, aunque el canal que estás viendo ya no te interese o ya no te sea útil para satisfacer otras necesidades más importantes.

-      La evidencia de que la comodidad es un ladrón nos la facilita el hecho de que a nuestro cerebro le gusta el cambio; gran parte de nuestra felicidad se debe a tener experiencias nuevas, a enfrentarnos y a superar nuevos retos, y a aprender nuevas habilidades. La rutina es letal para el ser humano.
-      Comprométete a intentar una o dos cosas nuevas cada semana. Cambia tus rutinas, desde ir por otro camino a tu trabajo hasta tener una cita diferente con tu pareja. Proponte aprender cosas nuevas: es bueno para tu salud mental y física.

Para ser mejores personas:
Debemos ser mejores personas aceptando la vida tal como es (evitando el control), siendo humilde (evitar el ego), no quererlo todo (evitar la codicia), viajando ligero de equipaje (evitar el consumismo) y perseguir nuestro sentido de la vida (evitando la comodidad).

Me gusta la adaptación del humor tradicional sobre el “consumismo”, porque nos aclara algunos aspectos para orientarnos en ser mejores personas.

El verdadero consumismo es “con su mismo”:
-      Con su mismo auto… con su mismo vestuario… con su mismo zapato…
Nos ayuda a evitar el control, ego, codicia y consumismo:

-      Con su mismo ideal de lograr el sentido de la vida y de ser feliz.
Nos ayuda a evitar la comodidad:  

Un abrazo,








Referencias
(1)  Citado en: Clarin.com, “Los 5 ladrones de la felicidad”, https://www.clarin.com/entremujeres/bienestar/ladrones-felicidad_0_SkG8p_wT-.html, 20 octubre 2017.

(2)  Imagen obtenida de: https://www.popularlibros.com/imagenes_grandes/9788479/978847953968.JPG, consulta 30 octubre 2017.

jueves, 26 de octubre de 2017

Trabajo versus Felicidad

Resumen:
Todos conocemos el dilema: “trabajamos para vivir o vivimos para trabajar”.
 
Una dimensión especial es el referente al equilibrio del tiempo que dedicamos al trabajo cuando los fines son sólo materiales.
 
Se plantea que el recurso más crítico de nuestra existencia es el tiempo, por lo que debemos también destinar tiempo para disfrutar y así evitar postergar ser feliz para un futuro que a veces nunca llega.
 
Se recomienda empezar definiendo el querer ser felices en nuestras vidas, lo que permitirá iniciar una vida más armoniosa y más feliz.
 
El dilema de la vida y del trabajo:
Existe una pregunta frecuente que flota en nuestras mentes: ¿cuánto es el tiempo adecuado que debe dedicarse al trabajo?.  Esto es debido a que siempre está presente el dilema: “trabajamos para vivir o vivimos para trabajar”.
 
El trabajo es muy importante en nuestras vidas y es algo que siempre se ha manifestado y podemos constatarlo con citas de grandes personajes de la historia:
 
No puedo parar de trabajar. Tendré toda la eternidad para descansar”. Madre Teresa de Calcuta (1910 - 1997) - Misionera Yugoslava - Nacionalizada India (1).
 
El placer que acompaña al trabajo pone en olvido a la fatiga. Quinto Horacio Flaco (65 a.de C.- 8 a.de C.) - Poeta Lírico y Satírico Romano (2).
 
“No son las riquezas ni el esplendor, sino la tranquilidad y el trabajo, los que proporcionan la felicidad. Thomas Jefferson (1743 - 1826) - 3er. Presidente de los Estados Unidos de América (3).
 
O también en el humor, como los siguientes grafiti (4), que han plasmado prismas diferentes sobre el trabajo:
 
“Trabajar nunca mató a nadie, pero, ¿para qué arriesgarse?”.
 
“Si el trabajo da salud, que trabajen los enfermos”.
 
Hay una dimensión más clara del dilema que siempre debemos estar alerta, que es el equilibrio del tiempo dedicado al trabajo cuando los fines son sólo materiales.
 
A continuación se presenta una de las tantas versiones de un fantástico cuento que refleja lo mencionado:
 
Cuento “Secretos para ser feliz” (5)
Un rico industrial del norte se horrorizó cuando vio a un pescador del sur tranquilamente recostado contra su barca y fumando una pipa.
-      ¿Por qué no has salido a pescar?, le preguntó el industrial.
-      Porque ya he pescado bastante por hoy, respondió el pescador.
-      ¿Y por qué no pescas más de lo que necesitas?, insistió el industrial.
-      ¿Y qué iba a hacer con ello?, preguntó a su vez el pescador.
-      Ganarías más dinero", fue la respuesta. De ese modo podrías poner un motor a tu barca. Entonces podrías ir a aguas más profundas y pescar más peces. Entonces ganarías lo suficiente para comprarte unas redes de nylon, con las que obtendrías más peces y más dinero. Pronto ganarías para tener dos barcas... y hasta una verdadera flota. Entonces serías rico, como yo.
-      ¿Y qué haría entonces?, preguntó de nuevo el pescador.
-      Podrías sentarte y disfrutar de la vida, respondió el industrial.
-      ¿Y qué crees que estoy haciendo en este preciso momento?, respondió el satisfecho pescador.
 
Nuestro aprendizaje:
Al leer el cuento por más de un vez, aparecen variadas implicancias que tienen que ver con nuestra calidad de vida en nuestro planeta tierra. Pero si simplificamos y nos centramos en el tema del tiempo y del trabajo, podemos advertir que no siempre es bueno dedicar más tiempo al trabajo para lograr mayores niveles de riquezas materiales porque sacrificamos tiempo escaso que es necesario destinar a disfrutar y ser más feliz en nuestra vida.
 
Debemos sensibilizarnos que el recurso más crítico de nuestra existencia es el tiempo, y que este recurso no se puede ahorrar ni recuperar (lo que si ocurre con el dinero).
 
Es relevante mantenernos equilibrados en nuestra vida y que destinemos también tiempo a disfrutar y así evitar lo que sucede con más frecuencia de lo que nos imaginamos, que postergamos ser feliz para un futuro que nunca llega.
 
Empecemos definiendo el querer ser felices en nuestras vidas, y veremos que con esta declaración y decisión iniciaremos una vida más armoniosa y más feliz.
 
Un abrazo,
 
 
 
 
 
 
Referencias:
(2)  Citado en: Sabidurías.com / http://www.sabidurias.com/result.php?lang=es&buscarid=223, Consultado el 1 de Mayo de 2010.
(3)  Citado en: Sabidurías.com / http://www.sabidurias.com/result.php?lang=es&buscarid=223, Consultado el 1 de Mayo de 2010.
(4)  Citado en: “Chistes.com" <chistes@emls3.wwz.com>, Enviado:  Wed, 6 Dec 2006.
(5)  Citado en: Boletín No 64, ENBUENASMANOS, 30-ABR-2008.

miércoles, 18 de octubre de 2017

Receta para la Felicidad

Resumen:
Independiente de qué tipo de receta, la realidad indica que vamos acumulando estas fórmulas para todo. Sabemos que son particulares para cada persona y que las vamos perfeccionado con nuestra experiencia, lo que nos va marcando la forma en que vivimos.
 
Se entrega una receta para la felicidad denominada “Viva disfrutando”. Si logramos aplicarla como se menciona en uno de sus pasos: “Mezcle cada día, una parte de coraje, una de trabajo, una de constancia y una de paciencia”, nuestras vidas se llenarán de felicidad.
 
La magia de las recetas:
Cuando se habla de recetas lo primero que se nos viene a la mente son aquellas preparaciones de comidas que realizaban nuestras abuelas o nuestra madre. Siempre nos parecían algo de arte, de magia, en que el mezclar ingredientes, que nos siempre nos parecían agradables, se convertían en un resultados fantásticos que nos hacían disfrutar de la preparación. Nos hacían felices. Y cuando se agradecía y se le pedía la receta, siempre se nos indicaba que lo principal es que se hacían con mucho amor.
 
¿Qué pasaría si encontráramos una receta de la felicidad?
 
La gran cantidad de recetas:
Si se hace una consulta sobre recetas de la felicidad en internet, se encontrará con la sorpresa que hay una enormidad, hay millones. De hecho la consulta al buscador google responde con el número de 1 240 000.  Y deben ser muchas más, porque de la revisión realizada no encontré la siguiente que recibí por correo electrónico de un amigo:
 
Receta de la Felicidad “Viva disfrutando”
De un año cualquiera, tome unos cuantos meses enteros, límpielos de amargura, de rumores, de odios y de celos hasta dejarlos lo mejor posible.
-      Corte cada mes en 28, 30 o 31 partes, según corresponda.
-      No intente cocinar toda la jornada del año de una vez prepare sólo una porción a la vez.
-      Mezcle cada día, una parte de coraje, una de trabajo, una de constancia y una de paciencia.
-      Agregue partes iguales de esperanza, solidaridad, bondad y fidelidad.
-      Aromatice con una parte de oración, una meditación y algunas buenas acciones.
-      Sazone la mezcla con bastante humor, un chorrito de inconsciencia y un toque de locura.
-      Viértalo en un gran recipiente untado de amor y cocínelo con entusiasmo.
-      Decórelo con alguna sonrisa y sírvalo con calma, generosidad y alegría.
 
¡Listo, a disfrutar el manjar!
 
¿Se imaginan como cambiarían nuestras vidas si lográramos aplicar la receta y disfrutar de la maravillosa preparación?.
 
Algunos énfasis de la receta:
Me encanta lo que la receta indica: “No intente cocinar toda la jornada del año de una vez prepare sólo una porción a la vez”, porque nos obliga a consumirla también día a día, a medida que se va preparando.
 
Cuantas veces nos encontramos viviendo días, semanas, meses y a veces años en forma adelantado. Esto nos genera niveles de ansiedad que sabemos que no es saludable, y nos olvidamos que el mejor antídoto para estos es vivir el aquí y el ahora. Como indicaba mi abuela: “hay que vivir cada día con su afán y no con el afán de otros días”.
 
La invitación está hecha y la receta conocida, sólo falta que: “Mezcle cada día, una parte de coraje, una de trabajo, una de constancia y una de paciencia”, y su vida se llenará de felicidad.
 
Atrévase y se sorprenderá…
 
Un abrazo,
 

 
 
 
 
 
 
Referencia:
-      Imagen obtenida de: http://psicocode.com/psicologia/la-receta-de-la-felicidad/, 19 junio 2015.