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jueves, 25 de abril de 2019

Aprovechar los cambios para ser más felices


Hoy podemos pensar en ser felices, a diferencia del periodo cavernario que se pensaba sólo en sobrevivir


Resumen:
En nuestro mundo actual existe una pregunta que está en nuestra mente: ¿Por qué se nos hace difícil aceptar que podemos ser felices?

Se entrega una línea de respuesta basada en la evolución del ser humano, que nos dice que estamos más preparados para la supervivencia que para la felicidad. A su vez, en la lentitud de los cambios debido al miedo que tenemos para enfrentarlos. 

También, se proporcionan cuatro claves para enfrentar los cambios.

La realidad de los cambios:
Percibimos que en la época cavernaria difícilmente se hablaba de felicidad, porque el pensamiento más recurrente era el de la supervivencia. Y como son más los años que hemos vivido en cavernas que en ciudades, estamos aun “programados” para actuar como cavernícolas.

Nuestra evolución ha sido lenta, pero desde luego se han generado cambios que nos permiten hoy vivir más civilizadamente.

Lentitud de los cambios:
Los cambios han sido lentos porque como lo mencionó en forma muy directa William Edwards Deming (1900 – 1993) – Estadístico, profesor y consultor estadounidense (1):

No es necesario cambiar. La supervivencia no es obligatoria.

No percibimos del todo la realidad de los cambios, los que si ocurren y que en cada instante somos diferentes.

El miedo a los cambios:
Otra causa de la lentitud de los cambios es que nos da miedo enfrentarlos. Ya lo dijo Phil Crosby (1926 - 2001) – Empresario y autor estadounidense (1): 

La lentitud en el cambio significa normalmente, miedo a lo nuevo.

La vida no enseña que en cada momento ocurren los “cambios” y que debemos tener consciencia de ellos. Para sensibilizarnos podemos recurrir a lo expresado por grandes personajes de nuestra historia:

Maya Angelou (1928 – 2014) – Escritora, poeta y cantante estadounidense (1).

Nos deleitamos con la belleza de la mariposa, pero raramente admitimos los cambios por los que ha pasado para conseguir esa belleza.

Lao Tzu (601 a. de C. – Siglo VI a. de C.) – Filósofo y escritor chino (1):

La vida es una serie de cambios naturales y espontáneos. No los resistas. Deja que la realidad sea la realidad. Deja que las cosas fluyan naturalmente de la forma que son.

Desde luego debemos entender que los cambios ocurren, y seguirán ocurriendo, lo que podemos darnos cuenta por lo expresado claramente por los siguientes autores:

Heráclito ( ) – Filósofo griego (1):

No hay nada permanente, excepto el cambio.

Benjamin Disraeli (1804 - 1881) – Escritor y político británico (1): 

El cambio es inevitable. El cambio es constante.

Es importante que en nuestros tiempos en que podemos preocuparnos de la felicidad, debemos enfrentar los cambios, porque como lo dice Mignon McLaughlin (1913 – 1983) – Periodista y autora estadounidense (1):

La gente más infeliz es la que teme el cambio.

En los contextos señalados, se presenta un extracto del artículo de Pilar Jericó: “Cómo afrontar el miedo al cambio” (2), en la que se entregan cuatro claves para enfrentarlos.

Cómo afrontar el miedo al cambio (2):
La vida es cambio, pero el cambio nos asusta. El origen de este malestar hay que buscarlo en la biología. Según Eudald Carbonell, codirector de las excavaciones de Atapuerca, nuestro cerebro es el resultado de dos millones y medio de años de evolución. Llevamos mucho tiempo viviendo en cavernas y muy poco en ciudades.Esto significa que tenemos “codificadas” respuestas automáticas para responder con éxito a las amenazas de aquel entonces. Si ahora vemos un león suelto paseando por una calle, nuestro cerebro no se pondrá a elucubrar de qué raza es; sencillamente, nos dirá que salgamos corriendo para ser más rápidos, no que el felino, sino que el que tenemos al lado (también está la otra alternativa de quedarnos congelados, para que no nos vea). Sin embargo, estos circuitos tan maravillosos que nos han permitido llegar hasta aquí como especie, no están preparados para afrontar amenazas más sutiles, como la digitalización, los cambios de regulación de un sector o la posibilidad de quedarnos sin empleo. Estos miedos son nuevos, evolutivamente hablando, y no siempre nos apañamos bien con la transformación. Recordemos una máxima importante: nuestro cerebro está pensado para la supervivencia, no para la felicidad. Así pues, ante el cambio tenemos que ingeniárnosla para navegar por él, entenderlo como oportunidad y aprender de sus posibilidades. Y esto no es tan automático como salir corriendo ante una amenaza, requiere esfuerzo, entrenamiento y salirnos de los miedos que nos atenazan.

Pero la buena noticia es que nuestro cerebro, aunque provenga de la época de las cavernas, tiene una enorme plasticidad que le ha permitido llegar hasta aquí y construir toda la tecnología que está revolucionando el mundo. De manera que, tenemos margen de maniobra. Veamos cómo podemos comenzar cualquiera de nosotros con claves muy sencillas.

Primero, es urgente entrenar diariamente nuestra mente. 
Igual que hay gimnasios para nuestro cuerpo, hemos de poner en forma el músculo del cerebro. Todos los días, todos, hacer algo diferente. Leer fuentes de información distintas, ir al trabajo por otro camino, probar un sabor exótico… lo que quieras. Pero rétate a diario con algo nuevo. El aprendizaje es el mejor antídoto ante el miedo.

Segundo, hay que relativizar lo que nos ocurre. 
Un buen método es, paradójicamente, leer historia. Necesitamos darnos cuenta de que, aunque vivimos en el tsunami del cambio, precisamente todos esos avances nos han permitido incrementar nuestra esperanza de vida, no sufrir por posibles epidemias o por guerras mundiales. En la medida que tomemos perspectiva, podemos entender la parte amable.

Tercero, aplicarse dietas para desdigitalizarnos. 
Por mucha velocidad que nos rodea, necesitamos encontrar la conexión con nosotros mismos y con los que nos rodean. Si vivimos siempre expuestos a los impactos de internet, no tendremos tiempo para integrar el aprendizaje y para encontrar los oasis necesarios de una cierta tranquilidad. Por ejemplo, un fin de semana se puede dejar el móvil o ponerlo en modo avión.

Y cuarto, confiar. 
Al final, de todo se sale, mejor o peor, pero se sale. Lo que nos agobiaba hace años, como los exámenes, enfrentarnos a un conflicto difícil… ahora lo miramos de una manera más amable. Si hemos sido capaces de sortear situaciones difíciles, ¿por qué no vamos a poder hacerlo con lo que tenemos entre manos?

Por ello, en la medida en que confiemos, mantengamos la curiosidad y el aprendizaje, sepamos relativizar y creemos espacios de paz, podremos encontrar recursos para contemplar el cambio de una manera más positiva y constructiva.

El mundo seguirá cambiando:
Debemos aceptar y concientizarnos que el cambio es continuo y que debemos aprender de estos y considerarlos como oportunidades y posibilidades de mejorar nuestros niveles de felicidad.

Un abrazo,







Referencias:
(1)  Citado en: Alberto Rubín Martín, “Las 100 Mejores Frases de Cambio”, https://www.lifeder.com/frases-cambio-vida/, consultado 23 abril 2019.
(2)  Citado en: Pilar Jericó, “Cómo afrontar el miedo al cambio”, https://elpais.com/elpais/2019/01/27/laboratorio_de_felicidad/1548618819_579161.html, 28 enero 2019.

(3)  Imagen obtenida de: https://www.lifeder.com/frases-de-felicidad/, consultado el 25 abril 2019.

miércoles, 17 de abril de 2019

Ikastolas es la educación para la felicidad


Las ikastolas es el proyecto educativo que está orientado a aprender y enseñar a ser feliz.

Resumen:
Nuestra sociedad tiende a empujar a que se camine hacia una educación que potencie las capacidades robóticas de las personas. Que seamos personas que manejemos gran cantidad de información, que estemos dispuesto a entregar todo nuestro tiempo y energía a proyectos orientados a lograr éxitos materiales, restringiendo los desarrollos de las capacidades humanas que necesariamente significa interactuar entre los diferentes planos de coexistencia del ser humano, los que son: plano físico, emocional, mental y espiritual.

Como una orientación contraria a lo indicado, se presentan antecedentes del proyecto educativo de las ikastolas, que está orientado a lograr el desarrollo de las capacidades humanas de las personas.

¿Que esquema educativo tenemos?:
Siempre ha estado en discusión los esquemas de educación de las personas, por las variedades existentes y los intereses que se manifiestan en cada uno de los esquemas.

Aunque le parezca curioso y para resaltar la gama de esquemas, se puede indicar que existen dos orientaciones básicas: la que potencian las capacidades del ser humano y la que potencian las capacidades robóticas de las personas.

Entendiendo las capacidades robóticas aquellas orientadas a manejar información, a obtener “certificaciones” y estar dispuesto a entregar el tiempo y la energía para los fines que se persiguen, los que normalmente están orientados a logros materiales. Y con una tendencia importante de dejar de lado los aspectos emocionales, mentales y espirituales.

Con el propósito de lograr una educación que potencie las capacidades humanas, se entrega a continuación un extracto del artículo de Josu Reparaz Leiza, que es el director de la Federación Navarra de Ikastolas, y que proporciona las características educacionales orientadas al desarrollo de las capacidades humanas.

Las ikastolas y la educación en felicidad (1)

En las ikastolas se entiende la educación como el conjunto de acciones que permiten el desarrollo de las capacidades de cada persona(niño, niña, joven) de modo que permita a cada una tomar las riendas de su propia vida, abordando temas centrales como el Protagonismo Personal, el Aprendizaje, la Comunicación y la Convivencia basada en la resolución pacífica de los Conflictos. Esta concepción de la educación se aborda desde actitudes de tolerancia y comprensión, partiendo del respeto a las diferencias y a los principios democráticos de justicia, libertad, igualdad y solidaridad para vivir y convivir pacíficamente en comunidad.

El proyecto educativo de las ikastolas, basado en las competencias básicas del alumnado, aglutina lo recogido en el Informe Delors de la UNESCO: “La educación encierra un tesoro”, que enfoca la educación para siglo XXI desde cuatro pilares fundamentales: aprender a ser, aprender a conocer, aprender a hacer y aprender a vivir en compañía. Entendemos el “ser competente” como un conjunto de acciones, actitudes, valores que permiten a la persona desarrollar sus capacidades (“ser”), conseguir habilidades mentales y adquirir competencias racionales, conceptos para poder conocer los hechos, las situaciones, los fenómenos, los procesos (“saber”) y procedimientos para aprender a (“saber hacer”);en síntesis, para las ikastolas ser competente significa: ser, saber y saber hacer, en relación a sí misma, en relación con otras personas y en relación con los entornos próximo y remoto.

Las ikastolas siempre han intentado satisfacer las demandas de sus familias, que son las cooperativistas, canalizadas a través de sus cauces de participación democrática y gobernanza. Cada familia aspira a que sus hijos e hijas reciban una educación con una especial incidencia en determinadas cuestiones, pero todas coinciden en el deseo de que éstos sean felices.

Este deseo compartido pone a las ikastolas ante el reto que inspira su proyecto educativo: ¿Cómo se aprende y se enseña a ser feliz?

Parecida pregunta se hizo en el año 2000 la Fundación Mayerson y un grupo de investigadores dirigidos por Christopher Peterson de la Universidad de Michigan colaborando con Martin Seligman. De su concienzudo estudio se concluye que aprender a ser feliz consiste en cultivar las fortalezas personales. Aprender a ser feliz es alimentar cada día aquello que hay de positivo en cada uno de nosotros y nosotras.¿Pero cuáles son esas fortalezas? El trabajo de Seligman y Peterson ha establecido una clasificación universal de fortalezas humanas, proponiendo 24 agrupadas en 6 grupos o virtudes: sabiduría, coraje, humanidad, justicia, moderación y trascendencia. Entre estas fortalezas encontramos la curiosidad, la creatividad, el amor por aprender, la inteligencia social, la honestidad, la perseverancia, el optimismo, el humor, la gratitud... Conocer las fortalezas que hay en cada niño y niña, en cada docente, es el primer paso para empezar a cultivarlas.

Las esperanzas del ser humano
He escuchado en reportajes científicos que ya no debemos extrañarnos que convivamos con “marcianos”, sin poder diferenciarlos, pero cada vez será más frecuente convivir con “robots”, que no podremos distinguirlos de los seres humanos.

Es claro que los robots serán cada vez más “potenciales” en las características propias de los robots, pero siempre los seres humanos seremos “superiores” en las capacidades propias del ser humano, y desde luego una de ellas es la capacidad de ser feliz.

Debemos potenciar nuestras cualidades humanas, desarrollándolas en las diferentes dimensiones de coexistencia del se humano, como son la de los planos físico, emocional, mental y espiritual.


Un Abrazo,








Referencias
(1)  Citado en: Josu Reparaz Leiza, “Las ikastolas y la educación en felicidad”, https://www.noticiasdenavarra.com/2019/01/20/opinion/tribunas/las-ikastolas-y-la-educacion-en-felicidad#Loleido, 20 enero 2019.