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lunes, 26 de noviembre de 2012

La Felicidad según Schopenhauer

A continuación extracto del artículo de Carlos Ramirez, sobre la visión del Filosofo Alemán Arthur Schopenhauer sobre la Felicidad.
 
La felicidad, dice Schopenhauer, es individual y egoísta y no por el temor a la muerte, a cuestiones metafísicas o la adquisición de riquezas materiales, estaremos en el camino correcto hacia la felicidad, sino todo lo contrario puesto que la felicidad radica en lo que es cada individuo.
 
Schopenhauer dice, que lo primordial para el hombre y el medio que nos llevara a la felicidad, es lo que radica en nosotros mismos es decir dentro de los hombres radica su malestar o su bienaventuranza. Nuestro bienestar depende de nuestra individualidad, el hombre, no es más que lo es en sí mismo o  lo que representa. El bienestar propio es  donde radica nuestra verdadera felicidad. Por consiguiente las riquezas materiales son banales puesto que son riquezas que buscan los imbéciles y el imbécil, dice el filósofo, por más que posea riquezas siempre será imbécil, mientras que el hombre que cultiva su intelectualidad siempre será superior, aunque esto lo lleve a la soledad.
 
Lo que somos es lo más esencial para la felicidad, puesto que esto a diferencia de lo material no puede ser robado. En este sentido su valor supera en absoluto cualquier riqueza material; ahora bien, la riqueza material siempre llevará a los hombres a querer más, lo que tiene como consecuencia, la ausencia total de una individualidad es decir de lo que somos y como resultado no podremos ser felices.
 
Ya dicho, que lo que es, contribuye más a la felicidad que lo que se tiene. Lo principal es siempre lo que un hombre es en su individualidad, pero esta individualidad viene acompañada de dolor y sufrimiento, puesto que esta soledad acompaña al hombre en todo lugar y en todo momento.
 
Hay dos grandes enemigos de la felicidad humana, el dolor y el fastidio, además mientras nos alejamos de uno nos acercamos al otro, de modo que comenta el filósofo que nuestra vida oscila entre ambos. “En efecto, exteriormente la necesidad y la privación engendran el dolor; en cambio, la comodidad y la abundancia hacen nacer el fastidio”. Esto nubla la visión de la felicidad humana, puesto que vemos a las clases más necesitadas luchar insaciablemente por obtener dinero y a los más privilegiados cayendo en el aburrimiento y tratando de ocupar su tiempo. Lo que deja ver que en sus necesidades creen que se encuentra la felicidad. En cambio, el hombre inteligente aspira ante todo a huir del dolor, buscará una vida tranquila y modesta, alejada de cualquier problema que se interponga en su reflexión intelectual.
 
Todas las fuentes exteriores de felicidad son inciertas equívocas y figurativas y expuestas a caducar fácilmente. Schopenhauer ejemplifica con los hombres de musculatura abundante, estos hombres dice, son capaces de mover grandes estructuras y están dotados de fuerza extrahumana. Pero con el paso del tiempo se quedaran sin su gran fortaleza y en cambio recibirán fuertes dolores por la vida de su juventud; en cambio el hombre sabio es totalmente lo contrario, puesto que éste en vez de deteriorarse con el paso del tiempo va adquiriendo más conocimientos y sabiduría.
 
Así el hombre con grande dotes intelectuales, será capaz de interesarse en cualquier cosa por la vía de la razón. En cambio los hombres comunes tienen que vivir en sociedad puesto que no son capaces de soportar su soledad, ya que se encuentran vacíos en sí mismos, viven en sociedad entre lujuria y distractores, que tienen como finalidad llenar el tiempo de sobra puesto que no son capaces de llevar a cabo una reflexión. El hombre intelectual tendrá la desventaja de su conocimiento, lo llevará a un abismo solitario, puesto que el hombre común no comprende las necesidades intelectuales. El conocimiento llevará al hombre que lo posee a tristezas y dolor, pero en cambio, encontrará la felicidad.
 
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