A
continuación extractos del artículo de Juan del Carmelo, seglar de la
congregación del Carmelo Teresiano, que es autor, editor y responsable del Blog
“El Blog de Juan del Carmelo”:
Nos
dice:
Del anhelo se ser Feliz
Los
seres humanos, nacemos, vivimos y morimos…, con un anhelo de felicidad que
nunca acabamos de satisfacer. Todos deseamos ser felices y los que somos
creyentes, no solo en esta vida, sino también en la otra que esperamos, pues por algo somos
creyentes en su existencia y en la de Dios. “Recuerdo aquella vieja canción
argentina que decía: “… El que tiene un peso, quiere tener dos, el de los
cuarenta va por los cincuentas y el de los cincuenta va por los cien… Todos
queremos más…más y más”· Y es que con respecto al ansia de felicidad, el ser
humanos es el perfecto ser insatisfecho total, nada le calma su deseo.
Del engaño del dios
dinero
Y
este insatisfecho deseo de felicidad es lo que le lanza al hombre a darle un
culto idolátrico al dios dinero, porque él cree que no lo tiene en cuantía
suficiente, que todas sus desdichas derivan de la carencia de dinero y piensan
que el dinero da la felicidad, lo cual es una falacia. Otros que han conseguido
fortunas de dinero, desengañados de esa idea de que el dinero da la felicidad;
su amor al dinero es tal, que no se atreven a decir la realidad de que el
dinero no da la felicidad y cínicamente dicen: Bueno el dinero no da la
felicidad, pero ayuda a conseguirla, lo cual es otra falacia.
De la Felicidad
eterna
Nadie
puede conseguir en esta vida una perfecta felicidad, entre otras razones por
que la felicidad para ser perfecta ha de ser eterna, o al menos durar, el
periodo de vida de una persona. Y uno se pregunta ¿Acaso hay alguien que pueda
decir que ha sido feliz en todos los momentos de su vida? Evidentemente esa
persona no existe. Se suele decir, que: no es más rico el que más tiene sino el
que menos necesita. Pues bien esa hipotética persona que nada necesita, puede
ser plenamente feliz, porque sus relaciones con los demás, estos, más de una
vez le amargarán la vida y además quien garantiza que jamás va a tener ni un
simple dolor de muelas.
Todo
este problema del ansia de felicidad con la que nace el hombre, es el resultado
de la impronta divina, del anhelo de felicidad, con que Dios lo ha creado. Dios
nos ha creado a su imagen y semejanza, para que así poder ser eternamente
felices compartiendo su gloria y esa felicidad eterna que nos espera, es la que
busca el hombre en este mundo y naturalmente no la encuentra. En este mundo lo
que el hombre pretende es encontrar un sustitutivo de esa felicidad, que no
conoce y trata de conformarse con una caricatura de la felicidad real que le
espera. Pero nunca lo logra.
De los tipos de
Felicidad
Son
dos clases de felicidad muy distintas la que nos espera, de la que aquí abajo
buscamos, porque entre otras diferencias, la felicidad en este mundo es buscada
para satisfacer más a un cuerpo material que a un alma espiritual. Cuando
abandonemos este mundo, nuestro actual cuerpo material se quedará aquí y será
nuestra alma, la que ascienda a los cielos, que es una forma figurativa de
hablar, pues el alma irá a su mundo
espiritual que es de donde procede y donde se encuentra su Señor y Dios.
Debíamos
pues de distinguir, entre la felicidad celeste que nos espera y la felicidad de
este mundo y de las varias diferencias que existe entre estas dos clases de
felicidades, es la de que el deseo de la llamémosla felicidad celeste, siempre
se realiza, nunca va a producir insatisfacción y es eterno. Mientras que el
deseo de la felicidad mundana puede producir insatisfacción si no se cumplen,
sus expectativas. Está claro pues que el deseo satisfecho produce felicidad y
por el contrario el deseo insatisfecho, produce infelicidad.
De la Felicidad mundana
Centrándonos
en la felicidad mundana hay un término asimilado a felicidad que es el de placer
y hay que distinguir porque una cosa es
felicidad y otra es el placer. En el deseo satisfecho se puede dar el placer y
felicidad, pero ambas cosa son diferentes. De la misma forma que el sufrimiento
puede no ser tristeza, el placer puede no ser felicidad. Para el arzobispo
norteamericano de Rochester, Fulton Sheen, en su libro “El pizarrón del ángel”,
nos dice que hay aquí: “un mundo de diferencias entre los dos conceptos. Entre
el placer y la felicidad. El placer pertenece al cuerpo; la alegría a la mente
y al corazón. La “langosta al Jeréz”, por ejemplo, da placer a muchas personas,
pero ni los más fanáticos de la langosta dirían que les hace felices”.
El
deseo satisfecho indudablemente produce felicidad, pero siempre de acuerdo con
la naturaleza del deseo. Si el deseo es terrenal, la felicidad que producirá
será también terrenal y pasajera, si por el contrario el deseo es de carácter
sobrenatural, producirá siempre una felicidad de esta naturaleza. En cuanto a
los deseos insatisfechos, los únicos que pueden adquirir esta categoría son los
naturales, pues los sobrenaturales siempre serán satisfechos. El que de verdad
busca a Dios, siempre lo encuentra.
Referencia:
-
Citado en: Juan del Carmelo, “Placer y
felicidad”, http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=37035,
19 Agosto 2014.
-
Imagen obtenida de: http://www.misfrasesdeamistad.com/imagenes-de-pensamientos-positivos/,
21 Agosto 2014.
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