A
continuación, extractos de un artículo en que el filósofo y poeta Arthur Schopenhauer
nos explicar sobre la felicidad humana y animal:
“Por múltiples que
sean las formas en las que la felicidad y la infelicidad del hombre se le
presentan, y por mucho que le estimulen a perseguir la
primera y a huir de la segunda, la base
material de ambas es el placer o el dolor físico. Esta base es muy exigua:
es la salud, el alimento, la protección de la humedad y del frío y la
satisfacción sexual, o bien, por el contrario, la falta de todas estas cosas. Por consiguiente, el hombre no tiene, en
cuanto a placer físico real, más que el animal, a no ser eventualmente, puesto
que su sistema nervioso, mucho más potenciado, es capaz de intensificar las
sensaciones de placer- y, por tanto también, las de dolor. (…)
En
el hombre:
En el hombre cualquier
cosa se ve ampliamente potenciada por el pensamiento de lo que está ausente y
de lo que está por venir, que es el que da entrada en la
existencia a la preocupación, al miedo y a la esperanza. Éstas, después, lo inquietan más fuertemente que la realidad presente
de los placeres o de los sufrimientos.
En
el animal:
A los animales le
falta el condensador de las alegrías y de los dolores que por ello no pueden
acumularse, como sucede en el hombre mediante el recuerdo y
la previsión. En el animal, el dolor del presente, incluso si se repite
innumerables veces, una tras otra, permanece siempre como la primera vez, dolor
del presente, y no puede verse sumado a otros. De ahí la envidiable falta de preocupaciones y la tranquilidad de ánimo
de los animales.
Las
diferencias:
El hombre aumenta sus
necesidades, que originariamente son sólo poco más difícilmente saciables que
las del animal, y lo hace con el propósito de aumentar el placer:
de ahí el lujo, las golosinas, el tabaco, el opio, las bebidas alcohólicas, la
pompa externa, y todas las demás cosas de este tipo. Después, siempre por
efecto de la reflexión, se añade una fuente de placer y, por tanto, de
sufrimiento que mana sólo para él y que le ocupa en una medida
incomparablemente mayor, casi más que cualquier otra cosa, o sea, la ambición y
el sentimiento del honor y de la vergüenza. (…)
Los animales están
mucho más satisfechos que nosotros de la mera existencia (…) La vida del animal
contiene menos dolores, pero también menos alegrías, que la vida humana.
Ello se debe, ante todo, al hecho de que la vida del animal está, por un lado,
libre de la preocupación y de la angustia con los tormentos que las acompaña,
pero, por otro lado, le falta también la esperanza, y por eso no participa de
las anticipaciones de un posible futuro gozoso que produce el pensamiento junto
con la fantasía beatificante que lo acompaña, y que nos proporciona, por la
fuerza de la imaginación, la mayor parte de nuestros mejores placeres y
alegrías. (…)
El
aprendizaje:
Los animales pueden
parecernos, comparados con nosotros bajo una cierta
perspectiva, como realmente sabios por
su tranquilo e imperturbable disfrute del presente. El animal es el presente
personificado. La evidente serenidad de ánimo de la que ellos participan
cubre con frecuencia de vergüenza nuestra condición, tan inquieta e
insatisfecha a causa de nuestros pensamientos y preocupaciones.
Debemos
dar gracias a la enseñanza de nuestros
hermanos menores, de vivir y disfrutar del presente.
Referencia:
-
Citado en: Canal44.com, “Schopenhauer:
Sobre la felicidad humana y animal”, http://canal44.com/?p=19493,
10 Septiembre 2014.
-
Imagen obtenida de: http://www.nocturnar.com/forum/dedicatorias-y-cumpleanos/190178-feliz-dia-del-animal.html,
23 Septiembre 2014.
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