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martes, 23 de septiembre de 2014

La Felicidad humana y animal


A continuación, extractos de un artículo en que el filósofo y poeta Arthur Schopenhauer nos explicar sobre la felicidad humana y animal:

“Por múltiples que sean las formas en las que la felicidad y la infelicidad del hombre se le presentan, y por mucho que le estimulen a perseguir la primera y a huir de la segunda, la base material de ambas es el placer o el dolor físico. Esta base es muy exigua: es la salud, el alimento, la protección de la humedad y del frío y la satisfacción sexual, o bien, por el contrario, la falta de todas estas cosas. Por consiguiente, el hombre no tiene, en cuanto a placer físico real, más que el animal, a no ser eventualmente, puesto que su sistema nervioso, mucho más potenciado, es capaz de intensificar las sensaciones de placer- y, por tanto también, las de dolor. (…)

En el hombre:
En el hombre cualquier cosa se ve ampliamente potenciada por el pensamiento de lo que está ausente y de lo que está por venir, que es el que da entrada en la existencia a la preocupación, al miedo y a la esperanza. Éstas, después, lo inquietan más fuertemente que la realidad presente de los placeres o de los sufrimientos.

En el animal:
A los animales le falta el condensador de las alegrías y de los dolores que por ello no pueden acumularse, como sucede en el hombre mediante el recuerdo y la previsión. En el animal, el dolor del presente, incluso si se repite innumerables veces, una tras otra, permanece siempre como la primera vez, dolor del presente, y no puede verse sumado a otros. De ahí la envidiable falta de preocupaciones y la tranquilidad de ánimo de los animales.

Las diferencias:
El hombre aumenta sus necesidades, que originariamente son sólo poco más difícilmente saciables que las del animal, y lo hace con el propósito de aumentar el placer: de ahí el lujo, las golosinas, el tabaco, el opio, las bebidas alcohólicas, la pompa externa, y todas las demás cosas de este tipo. Después, siempre por efecto de la reflexión, se añade una fuente de placer y, por tanto, de sufrimiento que mana sólo para él y que le ocupa en una medida incomparablemente mayor, casi más que cualquier otra cosa, o sea, la ambición y el sentimiento del honor y de la vergüenza. (…)

Los animales están mucho más satisfechos que nosotros de la mera existencia (…) La vida del animal contiene menos dolores, pero también menos alegrías, que la vida humana. Ello se debe, ante todo, al hecho de que la vida del animal está, por un lado, libre de la preocupación y de la angustia con los tormentos que las acompaña, pero, por otro lado, le falta también la esperanza, y por eso no participa de las anticipaciones de un posible futuro gozoso que produce el pensamiento junto con la fantasía beatificante que lo acompaña, y que nos proporciona, por la fuerza de la imaginación, la mayor parte de nuestros mejores placeres y alegrías. (…)

El aprendizaje:
Los animales pueden parecernos, comparados con nosotros bajo una cierta perspectiva, como realmente sabios por su tranquilo e imperturbable disfrute del presente. El animal es el presente personificado. La evidente serenidad de ánimo de la que ellos participan cubre con frecuencia de vergüenza nuestra condición, tan inquieta e insatisfecha a causa de nuestros pensamientos y preocupaciones.

Debemos dar gracias a la enseñanza de nuestros hermanos menores, de vivir y disfrutar del presente.

Referencia:
-      Citado en: Canal44.com, “Schopenhauer: Sobre la felicidad humana y animal”, http://canal44.com/?p=19493, 10 Septiembre 2014.

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