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jueves, 2 de julio de 2015

FNB – Felicidad Nacional Bruta


A continuación un extracto del artículo de Juan Arroyo, que entrega antecedentes de los índices FNB – Felicidad Nacional Bruta y su ineludible comparación con el PIB – Producto Interno Bruto.

FNB – Felicidad Nacional Bruta

En 1972, el rey de Bután, Jigme Wangchuck, introdujo por primera vez el concepto de “Felicidad Nacional Bruta”, una alternativa al conocido PIB que representa, según las palabras de su creador, “el puente entre los valores fundamentales de la bondad, la igualdad, la humanidad y la búsqueda del crecimiento económico”. Durante la Guerra Fría, su idea no cuajó, y solo a partir del nuevo milenio comenzó a ser tomada en consideración. No obstante, hay países, aparte del mismo Bután, que han dado pasos importantes en la búsqueda de un índice nacional, como Tailandia –con énfasis en el sostenimiento ecológico–, Canadá y Corea del Sur. El Reino Unido publicó el año pasado una serie de estadísticas relacionadas al buen vivir y la felicidad y, ciertamente, un avance muy importante fue el Reporte Mundial de Felicidad elaborado por la ONU el 2011.

Un año después, el Happy Index Planet de la New Economics Foundation de Londres expuso un indicador referido a la percepción de “sentirse bien”, catalogada en una escala entre 1 y 10. Este factor, a su vez, lo combinó con la esperanza de vida de cada país, a fin de obtener un índice más completo representado por los “años de felicidad” promedio.

Desde Aristóteles a Richard Layard

Aristóteles comentaba que la felicidad era lo mejor, lo más agradable y lo más hermoso, una cuestión que Richard Layard (autor del libro “La felicidad: lecciones de una nueva ciencia”) desarrolló ampliamente 2.300 años más tarde, sosteniendo que la autorrealización, la confianza y la interacción con nuestros semejantes son fuentes invaluables de la dicha.

En todo caso, si bien deben considerarse tales aspectos y seguir algunas de las recomendaciones de Layard respecto a un mejor balance del uso de nuestro tiempo, el florecimiento de nuestra vida interior, la ayuda al prójimo y políticas sociales que beneficien a los sectores menos favorecidos de la comunidad, tampoco hay que olvidar el grado de correlación entre PIB per cápita y la felicidad. A fin de cuentas, esta descansa sobre uno de los aforismos que el estagirita le específica a su amigo Nicómaco: “Es evidente que la felicidad necesita también de los bienes exteriores… pues es imposible o no es fácil hacer el bien cuando no se cuenta con recursos”.

Referencias:
-      Citado en: Juan Arroyo, “¿Estamos creciendo en felicidad?”, http://elcomercio.pe/opinion/colaboradores/estamos-creciendo-felicidad-juan-arroyo-noticia-1820027, 20 Junio 2015.
-      Imagen Obtenida de: http://spanish.peopledaily.com.cn/31620/7612337.html, 02 Julio 2015.

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