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martes, 8 de marzo de 2016

Una relación es un jardín

Cuando se es invitado a compartir las ceremonias de formalización de una relación, indudablemente llegan a nuestra memoria los recuerdos maravillosos de años atrás cuando uno hizo la misma invitación del Salmo “Ven amada mía”, de la antífona:
 
Ven amada mía,  Ven a mi jardín...
 
Pero quizás esa vez no entendía que toda relación es como un jardín. Que lo aprendemos con el caminar por la vida.
 
Cuando uno se involucra con una relación y se casa por el civil, se nos entrega un certificado, que a veces quisiéramos que fuera un manual de cómo salvar muchas situaciones que nos pasan, pero con los años se entiende que es un certificación que nos faculta como jardineros, y descubrimos una enseñanza muy importante: debemos trabajar unidos todos los días en nuestro jardín.
 
Y todos sabemos los cuidados que requiere un jardín.
 
Cuando decidimos comprometernos con nuestra relación y nos casamos por la Iglesia. También se nos entrega un certificado, que nos garantiza que siempre contaremos con el amor de Dios. Y desde luego, también un enseñanza: Para un jardín es muy necesario la energía del sol, que está latente siempre aunque a veces este nublado. Pero hay una energía más poderosa, que nunca se ve pero que siempre está presente entre nosotros, que es la energía del amor de Dios.
 
Es algo que debemos siempre tener presente en nuestras relaciones y en especial en nuestro matrimonio: debemos cuidar nuestro jardín,  trabajando unidos cada día y siempre saber que contamos con el amor de Dios.
 
Con el tiempo comprendemos que estas enseñanzas son mucho más valiosas que cualquier manual de cómo hacer las cosas, porque contamos siempre con el apoyo y la bendición de Dios que quiere que seamos felices y disfrutemos cada día de nuestro maravilloso jardín.
 
La invitación inicial:
 
Ven amada mía,  Ven a mi jardín...
 
Podemos decir que es la invitación inicial, en el principio de la “conquista”.
 
Posteriormente, en el camino de la vida, si descubrimos la esencia de los certificados, disfrutaremos de las flores y de todas las maravillas de nuestro jardín, porque Dios siempre quiere que este florido… que disfrutemos de la vida… que seamos felices.
 
Referencias:
-      Víctor Hugo Ramón Vergara Medina, “Una relación es un jardín”, Marzo 2016.
-      Imagen obtenida de: http://www.fotosearch.es/IMZ116/rga0028/, 08 Marzo 2016.

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