Aprendamos de los niños a ser felices.

Que los momentos felices que vivimos como niños, nos estimulen a no inquietarnos.

Resumen:

Sabemos que los niños son tremendamente felices, y es un desafío para nosotros los adultos el poder replicar el comportamiento de ellos, para ser más felices.

Y lo maravilloso es que los niños actúan como si ya conocieran esa gran enseñanza de Jesús, expresada en su Evangelios San Lucas 12, 22-31, cuya vista “filtrada” muestra:

- No se inquieten por la vida… Fíjense en los cuervos: no siembran ni cosecha… y Dios los alimenta.

- Fíjense en los lirios: no hilan ni tejen… Dios viste así a la hierba… ¡cuánto más hará por ustedes, hombres de poca fe!

Lo que nos recuerdan los niños:

Muchas veces escuchamos que para ser feliz hay que ser como niño. Pero no lograba entender el porqué.

En esencia, si nos remontamos a esos tiempos, con el prisma de la experiencia de los años, estaremos de acuerdo con lo expresado a continuación (1):

“Los niños son tremendamente felices. No necesitan a nadie que les eduque en esa materia porque ellos son los auténticos gurús, los expertos de la vida, los coaches de la felicidad, y somos los adultos los que deberíamos aprender de ellos y reeducar nuestro concepto de felicidad”.

El cariño de Jesús por los niños:

Sabemos que Jesús siempre manifestó su cariño por los niños, lo que está expresado en diferentes pasajes de la Biblia: “… el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él”.

Específicamente podemos leer:

Marcos 10:13-16 - Bendición de Jesús a los niños (2):

Llevaron unos niños a Jesús para que los tocara, pero los discípulos reprendieron a quienes los habían llevado. Al ver esto, Jesús se indignó y les dijo: «Dejen que los niños se acerquen a mí. No se lo impidan, porque el reino de Dios es de los que son como ellos. De cierto les digo que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él.» Entonces Jesús tomó a los niños en sus brazos, puso sus manos sobre ellos, y los bendijo.

Mateo 18:2-5 - Confiar en Dios como niños (2):

Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos. Y cualquiera que reciba en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe.

Si actuamos como niño, aseguramos la entrada al “reino de Dios” y seremos felices. ¿Qué más se podría pedir?. ¡Es algo maravilloso!.

Características de los niños:

Es relevante por lo tanto, poder identificar cuáles son las características que debemos tener para ser como niños.

Un acercamiento es que los niños jueguen todo el día y no se preocupan de nada. Podemos decir que viven sin inquietarse de nada, viven el momento, no se quedan “pegados” en el pasado y no se preocupan por el futuro.

Las enseñanzas de los Evangelios:

Con la información obtenida, podemos releer las enseñanzas de Jesús entregadas en los Evangelios. Específicamente podemos revisar la entregada en el Evangelio de San Lucas 12, 22-31 – Con Jesús o en contra de Jesús (3):

Después dijo a sus discípulos: «Por eso les digo: No se inquieten por la vida, pensando qué van a comer, ni por el cuerpo, pensando con qué se van a vestir. Porque la vida vale más que la comida, y el cuerpo más que el vestido. Fíjense en los cuervos: no siembran ni cosecha, no tienen despensa ni granero, y Dios los alimenta. ¡Cuánto más valen ustedes que los pájaros! ¿Y quién de ustedes, por mucho que se inquiete, puede añadir un instante al tiempo de su vida? Si aún las cosas más pequeñas superan sus fuerzas, ¿por qué se inquietan por las otras?

Fíjense en los lirios: no hilan ni tejen; sin embargo, les aseguro que ni Salomón, en el esplendor de su gloria, se vistió como uno de ellos. Dios viste así a la hierba, que hoy está en el campo y mañana es echada al fuego, ¡cuánto más hará por ustedes, hombres de poca fe! Tampoco tienen que preocuparse por lo que van a comer o beber; no se inquieten, porque son los paganos de este mundo los que van detrás de esas cosas. El Padre sabe que ustedes las necesitan.

Busquen más bien su Reino, y lo demás se les dará por añadidura.

Si nos concentramos en ver, como dice ese gran Sacerdote Jesuita Indio Anthony de Mello, podríamos leer:

- No se inquieten por la vida…

- Fíjense en los cuervos: no siembran ni cosecha… y Dios los alimenta.

- Si aún las cosas más pequeñas superan sus fuerzas, ¿por qué se inquietan por las otras?

- Fíjense en los lirios: no hilan ni tejen… Dios viste así a la hierba… ¡cuánto más hará por ustedes, hombres de poca fe!

Tampoco tienen que preocuparse por lo que van a comer o beber; no se inquieten…

El Padre sabe que ustedes las necesitan. Busquen más bien su Reino, y lo demás se les dará por añadidura.

Y si lo miramos con ayuda de una lupa, encontraremos: No se inquieten…

La enseñanza encontrada:

Con el filtrado más fino, encontramos una coincidencia: no debemos inquietarnos. Es una característica de los niños, y que Jesús en sus Evangelio nos indica como siempre debemos actuar: No debemos inquietarnos…

¿Cómo nos cambiaría la vida si no nos inquietáramos?

Se imaginan sin nada de tensión, nada de preocupaciones, nada de historias pasadas, sólo el aquí y el ahora, sólo disfrutar de la vida y ser feliz.

Nacemos sin inquietudes y disfrutamos cuando niño sin inquietudes, pero nuestro adoctrinamiento familiar, colegio, trabajo, etc., nos hacen olvidar, al igual que lo enseñado por el Evangelios de San Lucas 12, 22-31, que venimos a ser felices.

La clave de nuestra felicidad:

Nuestro desafío es activar nuestra mente, con todos los momentos felices que vivimos como niños, para querer replicar como adulto uno de los principales comportamiento como es el de no inquietarse.

Y sobre todo recordemos siempre lo que Jesús nos enseñó: “No se inquieten…“

Un abrazo,