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jueves, 19 de diciembre de 2019

Un análisis del descontento a través de la Felicidad


Una explicación del descontento de las personas realizada por filósofos. 

Resumen:
Sabemos que el ser humano coexiste en los planos: físico, emocional, mental y espiritual. Esto permite analizar diferentes comportamientos de las personas, los que a veces tratamos de explicar como si actuáramos sólo en el ámbito material (plano físico).
Se entregan antecedentes para explicar la explosión de descontento que hemos tenido, a través del tema de la felicidad y más específicamente recurriendo al Modelo Integrado de la Felicidad.

Se entrega lo analizado por el filósofo Martín Bruggendieck, que indica que la herramienta de mejora es: educar… educar… educar… y también se mencionada lo indicado por el filósofo y biólogo Humberto Maturana, que hace énfasis que la línea de solución es: conversar… conversar… conversar…

La invitación es que como este es un desafío de todos, cada uno debemos realizar nuestras propias reflexiones y definir como contribuir con ese necesario grano de arena que nos permita construir esa playa de felicidad.

Los filósofos y la felicidad:
Los filósofos siempre han tocado el tema de la felicidad, desde tiempos inmemoriales. Y cada uno de ellos han presentado sus énfasis en los diferentes planos de coexistencia del ser humano, como son los planos físico, emocional, mental y espiritual.

En este contexto más integrado de la felicidad y recurriendo al Modelo Integrado de la Felicidad (1) se puede obtener que:

La felicidad es cuando en la vida aflora el presente y están en armonía nuestras creencias, nuestros pensamientos, nuestros sentimientos y nuestro accionar”.

Nuestra vida es una interrelación en los diferentes planos, y no sólo el mundo material (plano físico), lo que permite explicar de mejor manera fenómenos humanos en un mundo más holístico. 

Un aporte importante y significativo del filósofo y escritor Martín Bruggendieck, para entender y explicar la explosión de descontento de las personas en Chile es el proporcionado en el artículo “Esa escurridiza felicidad” (2).
Se presenta a continuación un extracto del artículo mencionado. 
Esa escurridiza felicidad (2):
Todos los mortales andan en busca de la felicidad, señal de que ninguno la tiene”. (Baltazar Gracián)

… Hasta aquí hemos hablado por boca de lugares comunes, si bien estos lugares son más cercanos a la sabiduría de lo que solemos pensar. Entremos por tanto a lo que considero el más importante de los lugares comunes, aunque por ello no menos volátil y difícil de definir: la felicidad.

Suele definirse la felicidad como el “estado de ánimo de la persona que se siente plenamente satisfecha por gozar de lo que desea o por disfrutar de algo bueno”; otra aproximación sería que “felicidad es una emoción que se produce en un ser sensible cuando cree haber alcanzado una meta anhelada”. Por lo contrario, las personas que no sienten ningún grado de felicidad y muestran un enfoque del medio negativo, sintiéndose frustradas con el desarrollo de su vida, atribuyen la culpa al resto de la sociedad con la que conviven. Al decir de Aristóteles, todos estamos de acuerdo en que queremos ser felices, pero en cuanto intentamos aclarar cómo podemos serlo empiezan las discrepancias
El tópico felicidad fue desde siempre un asunto clave en toda reflexión filosófica. 
Aristóteles nos dice que ser feliz es autorealizarse, alcanzar las metas propias de una persona humana.Epicuro, por otra parte, afirma que ser feliz es experimentar placer intelectual y físico y conseguir evitar el sufrimiento mental y físico, postura que hoy se define como “hedonismo”. Hay un desacuerdo fundamental entre ambos planteamientos. Aristóteles enseña que ser feliz es ser humano en el pleno sentido de la palabraEpicuro se pregunta qué es lo que mueve a los humanos a obrar “porque la felicidad consistirá en conseguirlo, y esa cosa es el placer”. Aristóteles rechaza que la riqueza equivalga a la felicidad, pues es un medio para conseguir placeres o bien para conseguir honores, pero reconoce que existen personas que convierten a las riquezas en su centro de atención.

Un mundo fijado exclusivamente en el progreso material ha llevado a la total pérdida del sentido de la vida humana.

En tiempos bastante más recientes, algunos autores del llamado “nuevo pensamiento” afirman que la felicidad es una actitud mental que el hombre puede asumir conscientemente, es decir, sería fruto de una decisión. Por tanto, la idea de que la felicidad arraiga en la voluntad se basaría, para ellos, en el hecho de que el individuo busca muchas formas de encontrar esa felicidad y que, como aun así la felicidad parece esquiva, deberá necesariamente elegir en qué canasta pone los huevos. Afirmando que existen seres felices e infelices en toda la diversidad de condiciones socioeconómicas, geográficas, de edad, religión, sexo, estados mentales, estos pensadores concluyen que sólo una vez que el individuo decide aceptar su condición y su pasado necesariamente asumirá que ser realmente feliz es construir su vida a partir de aquellas condicionantes.

Abriendo todavía otra perspectiva observaremos que diversos estudios han mostrado que la felicidad depende en gran medida de factores internos, en particular del temperamento(humor, capacidad de atención, nivel de actividad, intensidad sensitiva, regularidad, adaptación a los cambios) y en definitiva, de cualidades que son dependientes de otros factores que nada tienen que ver con las definiciones habitualmente asociadas a la felicidad.También hay factores genéticos que influyen poderosamente sobre el grado de felicidad, en la misma medida que influyen sobre la propensión a ciertos trastornos psicológicos. 
… Así nos vamos acercando a otro acierto del nunca suficientemente ponderado pensador español Ortega y Gasset, para quien la felicidad se configura cuando coinciden “la vida proyectada” y “la vida efectiva”, es decir, cuando confluye lo que deseamos ser con lo que somos en realidad. Y es por esto por lo que la “felicidad” o su ausencia están en la raíz del “octubre negro”. Con esto no paso por alto el escandaloso y criminal intervencionismo de miembros del Foro de Sao Pablo en los luctuosos sucesos recientes, hecho confirmado por documentos emanados de la OEA y otras fuentes fidedignas. Sea como fuere, esta es otra lección que aprender y serán los órganos pertinentes los encargados de la debida investigación.

… El filósofo griego Zenón recalcó con énfasis que en tiempos de miseria es inmoral referirse –con el tono que fuese- a las necesidades del espíritu. ¿Pero, adolece Chile realmente de miseria? De un gran abismo entre los “muy ricos” y los “pobres”, definitivamente sí. ¿Pero hay en Chile miseria? Hay deficiencias graves en la estructura social en términos de previsión y prestaciones de salud, así como en la adecuación salarial al encarecimiento de la vidaY por tanto hay motivos para una manifiesta insatisfacción. Sin embargo, el punto principal, el asunto que impide el diálogo, el encuentro, la discusión honesta, es la sobrevaloración de lo material por encima de una base cultural sólida. Y esa base sólo puede alcanzarse a través de la educación. El déficit de Chile está en la formación cultural, en la enseñanza de valores más que en la formación de profesionales. Estamos pagando la desidia educacional que se viene arrastrando desde al menos 1960. Nuestro malestar pende de la deficiencia de formación histórica, política y cívica. Los muchachos que se solazan en la destrucción y en el saqueo ganan placer a partir de lo que hacen, hay un hedonismo destructivo, una búsqueda de adrenalina fomentada incesantemente por una publicidad comercial que anula absolutamente todo valor superior. 

… Es grave la situación, tan grave que no se vislumbra luz al final de un túnel aparentemente sin retorno posible. ¿Reside la educación únicamente en la formación de eslabones en la cadena productiva? ¿Reside la educación, la formación de personas, de verdaderos seres humanos, tan sólo en la discreta enseñanza colegial y universitaria? ¿Dónde está la formación a través de los medios, de las “redes”, de la prensa responsable? ¡Nada! La nada misma. Se enrostra a todo gobierno de turno una deficiencia en la comunicación. ¿Acaso ésta se limita a la “vocería” del ejecutivo? A nuestro juicio, la total permisibilidad que transpiran los medios sometidos implacablemente al “rating”, la pobreza cultural generalizada, datan precisamente de los cambios suscitados a partir de 1968, semilleros del descontento material y de la abulia espiritual. El libertinaje valórico, la exhibición incontrastada del voluntarismo juvenil, la permisibilidad desenfrenada en la educación de los hijos, la destrucción de la fe –en algo más allá del propio yo- debilitó los diques de la convivencia social y puso en cuestión la comprensión misma de lo que es ser humano. Difícil dilema. Un dilema que exige que todos le “pongamos el hombro”. Empecemos por perfeccionar a nuestros maestros escolares. Ellos son los transmisores que fallan permanentemente. La reforma y constante re-reforma educacional que se viene implantando desde hace décadas y que parece condenada a ser víctima permanente de la codicia ideológica, debiera estar en la base de todo verdadero cambio en nuestro país. 

En términos generales:
Claramente las explosiones de descontento no son sólo aspectos materiales (plano físico), sino que tiene fuertes componentes sociales (plano emocional), componentes ideológicos (plano mental) y componentes valóricos (plano espiritual).
Existen variadas teorías que se pueden presentar de acuerdo con los pensamientos filosóficos de todos los tiempos, pero existen una que se basa en como enfrentamos la vida los seres humanos:

Considerando que existen seres felices e infelices en todos los aspectos de la vida (condiciones socioeconómicas, geográficas, de edad, religión, sexo, estados mentales, etc.), se puede decir en términos generales:

-       Las personas que son felices son individuos que deciden aceptar su condición y su pasado, y que asumen que para ser feliz hay que construir la vida a partir de las condicionantes, trabajando día a día para ser cada vez más feliz.

-    Las personas que no sienten ningún grado de felicidad y muestran un enfoque del medio negativo, sintiéndose frustrados con el desarrollo de su vida, atribuyendo la culpa al resto de la sociedad con la que conviven.

Desde luego que el desafío es lograr la convivencia entre todos los seres humanos y aquí también el Modelo Integrado de la Felicidad nos da algunos aspectos que debemos considerar para cada uno de los planos de coexistencia:

Plano espiritual:
-       Tener una vida enfocada en el amor, basada en el respeto, perdón, gratitud y bondad.

Plano mental:
-   Decidir ser feliz, considerando desafíos significativos de vida, basado en el pensamiento positivo y aprendizaje contante.

Plano emocional:
-   Fortalecer las relaciones humanas, principalmente de la familia, de los amigos y de la comunidad.

Plano físico
-       Tener tiempo, salud y recursos para realizar lo que nos gusta y disfrutar de la vida. 

Desde luego que las herramientas son las indicadas por el filósofo Martín Bruggendieck: educar… educar… educar… y por cierto lo expresado por el filósofo y biólogo Humberto Maturana: conversar… conversar… conversar…

Como este es un desafío de todos, cada uno debemos realizar nuestras propias reflexiones y definir como contribuir con ese necesario grano de arena, que nos permita construir esa playa de felicidad.

Un Abrazo,







Referencias:
(1)  Citado en: Víctor Hugo Ramón Vergara Medina, “La Felicidad en la Pirámide y en la Montaña”, https://prisma101-1.blogspot.com/2018/03/la-felicidad-en-la-piramide-y-en-la.html, 23 marzo 2018.
(2) Citado en: Martín Bruggendieck, “Esa escurridiza felicidad”, https://ellibero.cl/opinion/martin-bruggendieck-esa-escurridiza-felicidad/, 27 octubre 2019.

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