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viernes, 2 de octubre de 2020

Contribución de la educación en la Felicidad

                                    

Si logramos niños y jóvenes felices lograremos ser mayores más felices, por lo que la educación entrega aportes significativos.

Resumen:

La educación ha evolucionado esencialmente en las corrientes funcionales, las que están orientadas principalmente al potenciamiento del hacer. Pero se ha ido quedando de lado en todos los aspectos del ser. 

En general se ve que las nuevas generaciones están más inclinadas en esperar que se les de todo y no el desarrollar su “motor interno” y crecer como persona para tener una vida con sentido y contribuir a las sociedades. 

Desde luego que estos aspectos tienden a que las personas vivan insatisfechas porque no le dan lo que quieren, lo que afecta la armonía de la sociedad.

Se entregan antecedentes sobre la educación y la felicidad que nos indica que cuando una sociedad se basa en el consumo, la tendencia de los adolescentes es buscar más la satisfacción.

Es muy relevante fomentar la humanidad y la ciudadanía plenas desde la educación, porque significa ofrecer mejores oportunidades para desarrollar el proyecto de felicidad personal, el proyecto de vida

Debemos tener presente que, si logramos niños y jóvenes felices, contribuiremos a ser mayores más felices y desde luego que la educación entrega un aporte significativo.

Tendencia de la educación:

La educación ha evolucionado esencialmente en las corrientes funcionales, las que están orientadas principalmente al potenciamiento del hacer. Pero se ha ido quedando de lado en todos los aspectos del ser. Desde temas como la gimnasia, filosofía, educación cívica y para que decir de las ramas del desarrollo humano, son las que cada vez más han ido quedando de lado.

En general se ve que las nuevas generaciones están más inclinadas en esperar que se les de todo y no el desarrollar su “motor interno” y crecer como persona para tener una vida con sentido y contribuir a las sociedades. 

Desde luego que estos aspectos tienden a que las personas vivan insatisfechas porque no le dan lo que quieren, lo que afecta la armonía de la sociedad.

Es maravilloso el proverbio chino que dice:

“Ser piedra es fácil, lo difícil, es ser vidrio”.

Se entrega a continuación extractos del artículo de María José Cornejo: “Felicidad y educación, ¡no me llamen utópica!” (1), que proporciona antecedentes de las influencias de la educación de los niños en la felicidad y en el bienestar de las sociedades. 

Felicidad y educación, ¡no me llamen utópica! (1):

En una sociedad basada en el consumo, los adolescentes buscan siempre la satisfacción

La verdad es que, visto el título, los dos conceptos merecerían por derecho propio que se trataran individualmente con la profundidad debida, pero déjenme que me justifique. La idea que quiero defender en este encuentro es que la educación es un elemento clave en el proyecto de felicidad de las personas. Fomentar la humanidad y la ciudadanía plenas desde la educación significa ofrecer mejores oportunidades para desarrollar el proyecto de felicidad personal, el proyecto de vida. Por ello, cuando en el curriculum educativo hablamos de competencias, no hablamos solo de competencia matemática, lingüística, etc., sino de desarrollar una comprensión más profunda del ser humano como individuo y como ciudadano; es decir, de buscar la satisfacción personal al tiempo que el bien y la mejora social, lo cual no está ligado a una disciplina en concreto, sino a todas y cada una de ellas. ¡Y no me digan ustedes que soy utópica! Me niego a dejarme arrastrar por el fatalismo heredado del “qué le vamos a hacer, las cosas funcionan así hoy en día” o el sempiterno argumento de: “siempre lo hemos hecho así y no nos ha ido tan mal”, como si el paso del tiempo constituyera en sí mismo la justificación necesaria para anclarse en la aceptación de las cosas que objetivamente son injustas y, por ende, nos hacen infelices; así que permítanme explicarme un poco más.

La felicidad personal se puede conseguir de diferentes formas según el profesor Seligman. Desde la perspectiva hedonista, la felicidad consiste en el sentirse bien, en el disfrute de algo que hemos hecho o conseguido: “estoy feliz con mi nueva habitación”, “estoy feliz, saqué nueve en Historia”, “¡por fin tengo el móvil xx!”, “Me lo pasé genial en el viaje a Cancún”, etc., pero esto significa que necesitamos ganar algo para obtener satisfacción y que la satisfacción del ganar fuera necesaria para la felicidad, lo que nos lleva a buscar continuamente estímulos que satisfacer. No hay que leer entre líneas para darse cuenta de que esta es la perspectiva que impera en esta sociedad basada en el consumo.

Otra perspectiva de conseguir la felicidad, que tiene más fuerza porque no desaparece cuando la diversión o la satisfacción acaban, es la ligada a una vida significativa o comprometida, que incluye el hacer cosas satisfactorias y divertidas para sí, pero que añade el componente filantrópico de usar las fortalezas propias al servicio de los demás y del bien social. Pensemos en lo bien que nos hace sentir el ayudar al otro en la calle, ayudarle a entender a otros un problema o el descubrirles una teoría útil para su trabajo, por ejemplo. Sinceramente, yo me hice profesora por sentir esa continua sensación placentera.

Dada la insatisfacción personal y social reinante, no es casualidad, sino más bien necesidad, que se haya escrito tanto sobre la cuestión de si la felicidad se puede desarrollar desde la educación. La respuesta es un sí rotundo, si enseñamos a participar activamente de forma constructiva y no destructiva, a ser comprometidos y responsables socialmente, pero, sobre todo, a ver, a ser conscientes de lo que pasa a nuestro alrededor.

 

Educación y felicidad:

La profesora María José Cornejo nos indica que: 

-    Cuando una sociedad se basa en el consumo, la tendencia de los adolescentes es buscar más la satisfacción.

-     Es muy relevante fomentar la humanidad y la ciudadanía plenas desde la educación, porque significa ofrecer mejores oportunidades para desarrollar el proyecto de felicidad personal, el proyecto de vida

-       Desarrollar proyectos que estén ligado a una vida significativa o comprometida, que incluyen el hacer cosas satisfactorias y divertidas para sí, pero que añadan el componente filantrópico de usar las fortalezas propias al servicio de los demás y del bien social.

Debemos tener presente que, si logramos niños y jóvenes felices, contribuiremos a ser mayores más felices y desde luego que la educación entrega un aporte significativo.

 

Un abrazo,





 


Referencias

(1)  María José Cornejo, “Felicidad y educación, ¡no me llamen utópica!”, https://www.laopiniondezamora.es/opinion/2020/08/15/felicidad-educacion-llamen-utopica-8631713.html, 15 agosto 2020.

(2)  Imagen obtenida de: http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/author/jlcordeiro, consultado 2 octubre 2020.

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